CROWDED HOUSE 1993
Crowded House, pop de corte clásico
Cuando Peter Gabriel estaba buscando intérpretes de una cierta calidad para que participaran en el festival WOMAD, una de las giras más importantes de las que se celebran cada año en el mundo y que cuentan con artistas de varios continentes, escogió a Crowded House entre sus participantes. Puede parecer extraño ya que, después de todo, el grupo australiano es conocido por construir pop de corte clásico con evidentes destellos de ingenio, un estilo bastante alejado del exotismo musical que suele asociarse con las propuestas étnicas que componen habitualmente el cartel del WOMAD o con la música elaborada del propio Gabriel.
Sin embargo, estudiándolo con detenimiento, las piezas encajan. Nada mejor que darle al festival un contrapunto musical a medio camino del pop melódico y el rock con más personalidad, añadiéndole un más que claro significado cultural al acercar a los países del mundo occidental parte de la historia musical de las Antípodas.
Esa historia se escribe desde los tiempos de Splitz End, a finales de los 70, donde ya destacaba ese especial buen gusto de los hermanos Finn a la hora de componer. En el 85 nace el nuevo proyecto, con dos discos, Crowded House y Temple Of Low Men, convertidos en objeto de culto entre los buscadores de bellas melodías.
Woodface fue, además, la carta de presentación ante muchos de Neil Finn como el Paul McCartney de nuestros días. Ciertamente nadie, durante las dos últimas décadas, ha mantenido la llama de los Beatles tan viva como los hermanos Finn. La voz de Neil es una combinación estudiada de la rudeza de John Lennon y la suavidad de Paul McCartney.
El gusto por las armonías, por las melodías vocales, por la complicada sencillez de los arreglos y por una casi imperceptible experimentación consiguen evocar tiempos pasados sin caer en el mimetismo. Ni XTC ni Squeeze, también cercanos en espíritu al sonido Beatles, han llegado tan allá en la comparación, algo que sólo desmerece cuando intentan adaptarse a ritmos más vivos. Los temas más ágiles son la asignatura pendiente de Crowded House, y no logran tener a los de John Lennon como modelo.
La evidencia se vuelve palpable, una vez más, en Together Alone, su cuarto disco, editado a finales del año pasado. «Black & White Boy», «Locked Out» o «Skin Feeling» se acercan más al ideal de canciones contagiosas que persigue Neil Finn, pero no consiguen aún igualar el nivel de las baladas o tiempos medios, aquellos en los que verdaderamente se aprecia la magia del grupo. Ahí están «Nails In My Feet», «Catherine Wheels», «Distant Sun», «Fingers Of Love», «Kare, Kare», «In My Command» o «Walking On The Spot» para demostrarlo.
Lo cierto es que, sin superar Woodface, al que debería remitirse quien busque iniciarse en el mundo de Crowded House, este Together Alone encierra más de una sorpresa, algo impensable de antemano en un grupo de corte tan clásico. Sea por un acercamiento voluntario a las culturas indígenas neozelandesas o por indicación del productor Youth, «Private Universe» -una reflexión surreal sobre el paraíso de la inocencia emocional- y «Together Alone» son dos hermosas canciones en las que triunfan las percusiones polirrítmicas y los coros maoríes.
Mientras Together Alone se prepara para ofrecer un single tras otro, Crowded House cimientan su fama como respetado grupo en directo. Nunca ofrecen dos conciertos iguales: son capaces de componer nuevas canciones encima del escenario, intercambian instrumentos con pasmosa facilidad y crean un ambiente distendido e informal con su audiencia.
Neil Finn lo tiene claro: «El modo en el que cometemos errores cuando tocamos juntos nos aporta un sonido muy fácil de distinguir. Pienso que un buen grupo surge cuando cada uno de sus miembros tiene una perspectiva distinta de las cosas. La mezcla de todas ellas puede parecer algo extraño, pero también resulta muy atractiva». Together Alone es el último eslabón de esta atractiva singladura.