CAMPUS GALICIA ENTREVISTA REM

ENTREVISTAS 2001

R.E.M. «Nunca miramos atrás»

Rebobinemos hasta octubre del 97. Los días en que peligró el futuro de REM, la banda que supo convertirse en el mejor grupo para todos los públicos sin dejarse su integridad en el camino. Diecisiete años después de su formación en Athens (Georgia), el batería Mike Mills comunicó su deseo de abandonar, dilapidando meses de trabajo en la gestación del decimocuarto trabajo de la formación, Up.

En medio de la crisis, salieron del atolladero completando aquel estimable disco de corte experimental, denso y un punto tecnológico con el que reaccionaron contra las claves de su popularidad. Refundados como trío, los nuevos REM no recordaban siquiera levemente a la banda que fuera el epítome del rock americano de los ochenta. Tampoco al grupo que encaró la pasada década triunfando en todo el globo con Losing my religion, sin por ello dejar de ser un modelo de actitud para varias generaciones de bandas alternativas.

Aunque sus ventas recientes no están a la altura de su millonario contrato discográfico –más de 11.000 millones–, REM siguen sin ceder a presiones comerciales. Podría parecerlo ante su nuevo sencillo, Imitation of life (puro REM), pero el resto de su nuevo álbum –Reveal– devuelve a una banda que busca la redención en la recuperación de su propia identidad.

Ejercicio de frescura

Renacidos como grupo al uso con la ayuda de viejos asalariados de lujo como Joey Waronker (Beck), Scott McCauhgey (Young Fresh Fellows) y Ken Stringfellow (Posies), se han marcado un ejercicio de frescura desde la fidelidad a las esencias de unos dinosaurios en buena forma, pese a esas dos décadas de andadura.

Grabado en Vancouver, Dublin, Miami y Athens, Reveal es un disco luminoso y, a la vez, meditativo. Un trabajo abrillantado con delicados arreglos de cuerdas y metales, melodías y sutiles cajas de ritmos sobre la formación clásica de guitarra, bajo y batería. Todo al servicio tanto de canciones «luminosas y veraniegas» (Stipe habla así de Beachball o de ese plagio velado a los Beach Boys que es Summer turns to high), como a tupidas piezas etéreas a medio tiempo o reflexiones campestres de tono enigmático y descreído.

– ¿Qué habéis tratado de revelar con Reveal?

– Michael Stipe: No hay un mensaje concreto. En Up, éramos tres tíos trabajando en un disco; ahora somos de nuevo una banda. Nuestra intención principal era ir más allá como grupo de lo que habíamos hecho en las actuaciones. Quería que pareciera un disco de verano, el típico álbum que puedes ponerlo como acompañamiento de fondo y que nunca tienes ganas de cambiar. Música que escuchas casi sin darte cuenta de que está ahí. Las canciones son más concisas. Con el último álbum, lo hicimos lo mejor que pudimos, pero ahora es cuando hemos podido levantar la voz de nuevo, musicalmente hablando. Hemos grabado tocando juntos en el estudio, y ello le ha dado al disco un aire más cálido y cercano.

– Peter Buck: Acabábamos de finalizar la última gira con Joey (Waronker), Scott (McCaughey) y Ken (Stringfellow) y nos sentíamos como un auténtico grupo. Son el tipo de tíos con los que te puedes encerrar en un estudio a componer. Hubo una comunicación muy natural, ya que nos conocemos desde hace mucho Con Scott tocamos desde el 85 y a Ken le conozco desde hace más de diez años. Desde el principio, tuvimos el tipo de canciones que queríamos para este disco. Eso le ha dado la unidad que quizá Up no tenía.

– ¿Tan traumático fue el abandono de Bill Berry? ¿Pensasteis en la separación de REM?

– P. B.: Teníamos una banda desde siempre y todo cambió de un día para otro. Up se grabó en medio de un pequeño caos, pero nunca llegué e pensar en una separación. La música me seguía apasionando y no estaba dispuesto a irme a casa sin tratar de buscar una solución.

– M. S.: Quizá los demás opinen otra cosa, pero sentí que el grupo se acababa. Tenía la sensación de que íbamos a grabar un gran disco y, de repente, Bill anunció que se iba, las relaciones se enturbiaron y todo se volvió confuso. No es algo de lo que me guste hablar. Me resulta embarazoso, me siento como el típico rockero contando al Rolling Stone problemas y terapias que a nadie le interesan. Por fortuna, descubrimos que nuestra amistad es lo que sostiene el trabajo de toda una vida.

– ¿Que ha inspirado esos textos tan escépticos ¿Hay alguna sensación concreta que hayáis tratado de abordar en Reveal?

– M.S. Dejé de pensar y me dejé llevar; creo que esa es la forma más pura de expresión. Es como compuse alguna de las canciones más conocidas de REM. Al menos ocho de las canciones están hechas así: me he guiado por mi instinto más que nunca. Escribo de cosas íntimas pero que reflejan las inquietudes espirituales . Creo que ese escepticismo es un equilibrio entre lo real y lo irreal, entre el idealismo y el cinismo. Un equilibrio que entronca con la vieja separación entre el cuerpo, la mente y el espíritu.

– Con vuestros últimos discos habéis perdido a muchos de vuestros viejos fans. ¿Tratáis de recuperarlos volviendo a un sonido más clásico?

– P. B.: No veo este disco como una rectificación, sino como un paso adelante. No es un álbum fácil, pero estoy muy contento con su sonido. Perdemos fans con cada álbum, pero también ganamos otros nuevos. Puede que tenga un sonido más clásico y melódico, pero hemos utilizado también mucha tecnología actual. La misma que Puff Daddy, pero de otra manera. Me gustan todos esos aparatos antiguos, tengo una habitación llena de esos juguetes. A veces me preguntan de dónde he sacado un sonido y les contesto que de un cacharro que compré de segunda mano por 99 pavos.

– M. S.: Las ideas que manejo para una canción no siempre tienen que ver con el pop típico. Trato de llevar las ideas al límite y eso me conduce a veces al terreno más experimental. Oigo música electrónica y lo que ahora hacen grupos que admiro como Radiohead, pero, como banda, tratamos de evolucionar sin perder nuestras señas de identidad.

– Hay temas casi folkies, como Turns to High o She wants to be, que recuerdan vuestro pasado independiente.

– M. S.: Sí, hay algunas canciones lentas y algo lánguidas. Es inevitable que en nuestras canciones haya elementos de nuestros primeros discos, pero no es algo consciente, ya que tratamos de ir siempre todo lo lejos que podemos sin mirar nunca atrás. Nuestros últimos discos reflejan lo que somos ahora, pero supongo que tenemos un estilo.

Contra la rutina

– El primer single es algo confuso, más rápido y pegadizo que el resto del disco.

– P. B.: Es la única canción con el típico sonido REM. Ni siquiera la íbamos a meter, porque no queríamos hacer un disco con el sonido de siempre, pero la compañía la escuchó, les encantó y decidieron sacarla como single. Tuvimos que cortarla porque, originalmente, duraba más de seis minutos. Mi favorita es un tema muy poco popular. Saturn Return; tiene unas melodías muy hermosas. Creo que representa muy bien a los Rem de 2001.

– Habéis tocado ya estas canciones en directo. ¿Cómo las ha recibido el público?

– M.S.: La reacción ha sido muy buena, sobre todo, teniendo en cuenta que no es un disco fácil. Es un desafío poner enfrente del público canciones en las que has estado trabajando aislado durante año y medio. Cambia por completo tu perspectiva.

– ¿Vais a salir de gira este año?

– P.B.: Nos encanta tocar en directo, pero es agotador y cada vez más complicado. Una gira larga es un compromiso para nosotros. Hemos ido echando raíces con el paso del tiempo. Hicimos muchas giras en los ochenta, así que en los últimos tiempos hemos decidido no meternos en tantas. Nos gusta que nuestros conciertos sean algo especial y no podemos estar girando con cada disco; todo se volvería demasiado rutinario.

– ¿Cuál es el secreto para tener un gran contrato discográfico y hacer al mismo tiempo discos para una amplia minoría?

– M. S.: No puedes pensar en la gente cuando compones. Tienes que abstraerte. Si lo que la gente de 19 años quiere es lo que suena en la radio, yo no voy a dárselo. Intentamos hacer el disco perfecto y todavía no lo hemos conseguido.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CARLOS ANN

ENTREVISTAS 2002

Carlos Ann, electrónica sensible

Lo de "disco producido por Howie B" no deja de ser un reclamo publicitario. Pero bienvenido sea en un país en el que hacer electrónica pop con un cierto componente de riesgo casi no existe y en el que una compañía pequeña se gasta sus euros en buscar lo mejor para su artista-socio. Carlos Ann llega este viernes a A Coruña para presentar su segundo disco Entre lujos y otras miserias.

– ¿Llegaste e editar algo con Danzando Confuso o Analogic Emotion?

– Sí: con Analogic Emotion editamos un disco, Moviedisco, que tuvo una muy buena acogida; con Danzando Confuso solamente grabamos maquetas, ya que no encontrábamos ninguna discográfica que se interesara por nosotros.

– ¿Qué inconfesables influencias tienes sobre Moviedisco para que sigan confiando en ti en una época en que se busca el éxito inmediato?

– Bien, en Moviedisco somos una especie de románticos de la música y aunque hay una prisa frenética en conseguir resultados inmediatos, nos gusta ir paso a paso. El ritmo nos lo ponemos nosotros, no el exterior, que está completamente deteriorado. Aparte de esto en la discográfica somos cuatro socios, y yo soy uno de ellos. Todos confían en mí, aparte de yo mismo, porque nunca fallaré, pase lo que pase, siempre daré la cara para todo.

– Lo que me sorprende del envoltorio de tu segundo disco es el sentido del humor que le pones. ¿Era ésa la intención?

– Sí, me encanta reírme. Quería quitarle seriedad al rollo del disco. Yo estoy en la música para divertirme y pasar buenos momentos y el resultado de la portada es exactamente lo que buscaba.

– Lo que me sorprender del disco es la cantidad de arreglos que tiene. ¿Cómo surge tanto detalle?

– Soy detallista hasta la saciedad, no solamente en la música, sino en la gastronomía, las artes florales… Me gusta cuidar todo. En estos tiempos grises cualquier destello de belleza te alegra la vida. Musicalmente los arreglos salen solos, los pide la canción, el clima. Es como cuando un gatito tiene hambre: le das un poco de leche y comida y se calma. A la canción le pasa lo mismo: le das esos arreglos y se relaja para siempre, mostrando una cara de felicidad y de satisfacción, que te entran ganas de componer otra y otra y otra…

– ¿Cómo surgió la producción de Howie B?

– Nos conocimos en el 97: estábamos Howie B, Björk y más gente en el Moviedisco Club. Tocaba Björk. Casualmente, la siguiente semana venían U2 a Barcelona y Howie B estaba con ellos llevando el sonido. Después del directo, Howie B pinchó en nuestro club y hubo un rollo increíble entre nosotros. Después yo tocaba en directo, me vio…

– ¿Cuáles de los discos producidos por Howie B que te llegan más?

– Los suyos me gustan mucho, tienen actitud. Lo de Passengers es muy bonito, lo de U2 suena brutal. Howie B es grande, muy grande.

– ¿Ves otra gente en nuestro Estado que esté haciendo lo mismo que tú o te sientes un rara avis? ¿Qué me dices si te cito a La Mode, Family o Carlos Berlanga y Fangoria?

– No veo a nadie y mira que me fijo. Los nombres que tú me comentas son, quizás, lo que más se aproximan a mí en un país carente de música electrónica y provocativa.

– ¿Y fuera? ¿Cuáles han sido tus últimos descubrimientos?

– Ladytron y Fisherspooner.

– ¿Crees que con un poco de apoyo de los medios podrías llegar a públicos más amplios?

– Es necesario el apoyo mediático, con el que la gente puede saber que existes, y más para una discográfica tan arriesgada como la nuestra. Creo que si la prensa apoya más este disco y tiene una repercusión aceptable en la industria, las cosas cambiarán mucho en este país. Agradezco de todas maneras como se esta volcando la prensa, sinceramente no me esperaba tanto.

– ¿Qué sorpresas encierran tus directos?

– Me dejo llevar en cada directo de una manera diferente, dependiendo de mi estado de ánimo, de la gente. No soy de los que se preparan las cosas, no soy calculador: soy muy mediterráneo, dejo que las cosas fluyan y me dejo llevar por ellas.

– ¿Qué versiones haces en directo?

– "Take On Me" de A-ha, "Personal Jesus" de Depeche Mode, "It´s My Life" de Talk Talk…

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON IVE MENDES

ENTREVISTAS 2002

Ive Mendes, el cálido Atlántico

Desde Brasil, pasando por el Londres en el que Sade es reina, Ive Mendes acaba de cumplir su sueño: grabar un primer disco después de haber recorrido medio mundo cantando. No le falta mucho para rendir el mundo a sus pies, así que ya puede ir pensando cuáles serán sus próximos pasos.

¿Cuándo empezaste a cantar?

– Siempre me he sentido rodeada de música, porque la familia de mi padre es protestante, y la música era parte de nuestra tradición, en la que las mujeres eran las que tenían que cuidar de la música de la iglesia. Así que aprendí piano con mi primo cuando era muy joven y, después, empecé a cantar en la iglesia. Más tarde, tras finalizar un curso de música en la universidad, dejé de enseñar a los niños a cantar, porque tenía un sueño: cantar y bailar en un teatro.

¿Estabas segura de que algún día llegarías a grabar? ¿Cuál era tu principal objetivo?

– No, no estaba segura, porque mi sueño era cantar para mi familia y mis amigos. Así que me cogió por sorpresa cuando, después de mi primer concierto en Goiania, la capital en la que estaba estudiando y viviendo, el representante del teatro me dijo que era una profesional y que quería repetir el espectáculo una vez por semana durante varios meses. Fue bastante extraño, ya que hice el concierto para expresar mi amor a mi familia y a mi novio español, que me inspiraba entonces, pero él no pudo llegar porque llovía mucho y estaba en el campo, en casa, a dos horas de la ciudad. De todas formas, al mismo tiempo, un famoso productor de Rio me invitó grabar un álbum de canciones de Cazuza, y ahí empecé a ver que podía llegar a grabar, aunque fuera algo nuevo para mí.

Ya tenías canciones grabadas en Brasil antes de vivir en Londres, ¿no?

– Sí. La primera canción que escribí, “Casticais”, fue un éxito en el primer festival pop de Goiania, y el compacto que la tenía se empezó a escuchar mucho en la región, lo que me ayudó a rechazar el proyecto de Cazuza. Estaba componiendo mucho entonces y uno de los más grandes compositores, Arnaldo Antunes, que trabajaba con Marisa Monte o Titas, me dijo que mis canciones eran melódicas y que tenían un buen equilibrio con las letras, y que mi voz era única, por lo que debía componer más y buscar un buen productor. Me dio el nombre de varios y grabé con el productor del último disco de Renato Russo. Una de aquellas canciones sonó en un culebrón y, después, BMG me firmó un contrato, aunque no fue suficiente para retenerme en Brasil, porque sentía que tenía que ir a Londres.

¿Cuál fue la principal aportación de Robin Millar, tu productor, en el disco?

– Robin fue una de las razones por las que me fui a vivir a Londres, porque quería grabar con alguien como él. Estaba como predestinado. Un día estaba escuchando una canción mía en la radio de Rio y el locutor hablaba de mí y de Sade, y yo le dije a mi novio: algún día grabaré con el productor de esta canción, que era “Smooth Operator”. Sabía que él entendería mi voz y mi estilo. Fue algo especial y fácil de hacer, y disfrutamos mucho grabando, con buena gente alrededor que le dio una atmósfera única.

¿En qué idioma te sientes más cómoda, en inglés o portugués?

– Portugués, aunque el inglés es parte de mi vida ahora y a veces me sale de forma natural. Necesito el inglés a veces de la misma forma que el portugués. Ya usé el inglés en el estribillo de mi primera canción, “Casticais”. Quiero mejorar mi inglés, pero quiero sentirme libre para cantar en portugués, en inglés y, algún día, en español.

¿Has dado algún concierto? ¿Cuál es la reacción del público europeo?

– Sí, me encanta dar conciertos. Era mi sueño y es la consecuencia de todo. Di conciertos en Brasil, Londres, Japón, Portugal, Bélgica, etc. Fue todo bien y Londres es el sitio más difícil para romper, pero por suerte sólo he tenido buenos comentarios.

Tu abuelo era español. ¿Has cantado en castellano o hay influencias españolas en tu música?

– Sí, siempre hice algo en español en mis conciertos en Brasil o Japón. No me pude resistir y empezaba mis conciertos improvisando algunos lamentos. Hace mucho tiempo compuse una canción pop en español, que sabía que tenía que ser en ese idioma. También, cuando grababa, le dije a Robin Millar que soñaba con traducir mi disco al español y él me comentó que sentía lo mismo, porque sabía que me gusta la guitarra española -que metimos en algunas canciones-. Fue algo natural. Tal vez, más adelante, pueda pensar en un disco para el mundo hispano, y, si sucede, seré feliz, porque de alguna manera el español tiene más que ver con mi voz que el inglés.

¿Crees que hay mejor y más música en Brasil que en otras partes del mundo?

– Me encanta cómo lo exploramos todo, y me gusta la mezcla. Son interesantes las influencias que tenemos de África, Portugal, América, España, Londres… Tom Jobim mezclaba el sentimiento brasileño con el jazz y la música clásica. Caetano Veloso une palabras hermosas a melodías simples, explorando en las raíces de Bahía de una forma internacional. Roberto Carlos hace pop romántico. Marisa Mote saca lo mejor de los viejos compositores de samba y pop. Adriana Calcanhoto le da un sentimiento moderno a esta generación. Pero también están el forro, ache, maracatu, sertaneja… Son más específicos y también brasileños.

¿Cuáles son tus artistas brasileños favoritos?

– Es difícil de decir, pero Marisa Monte representa muy bien el Brasil de hoy. También me gustan Tom Jobin, Adriana Calcanhoto, Caetano Veloso, Gal Costa, Gilberto Gil, Milton Nascimento, Fernanda Abreu, Titas, Jorge Benjor, Renato Russo, Cazuza, Roberto Carlos, Tim Maia, Lulu Santos, Gabriel O Pensador, Marina Lima, Bebel Gilberto…

¿Escuchas sobre todo pop o también otros estilos diferentes?

– Sí. Lo único que me obsesiona es la música. Escucho lo que conmueve mi corazón. A veces el pop me suena todo igual, pero estoy abierta y depende del momento. Me gusta la música especial para ocasiones especiales.

¿Alguna idea para el próximo disco?

– No lo sé, porque es difícil pensar en un único disco. Tengo muchas canciones para grabar. Me gustaría editar un disco pensando en Inglaterra y América. Otro pensando en Europa, Sudamérica y Japón. Y un tercero con canciones para Brasil. No sé si lo podré hacer así o aparecerá todo en un disco. Tiene su gracia, ¿no? Eso es lo que te sucede cuando te sientes abierta a explorar dentro de ti.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA STARSAILOR

ENTREVISTAS 2001

Starsailor, buenas almas

El 2001 fue su año: Starsailor tuvieron dos singles de éxito, concretamente “Fever” y el colosal “Good Souls”, sin haber editado aún un disco de larga duración. Casi al mismo tiempo ofrecieron su primera gira británica, fueron invitados a tocar con los Manic Street Preachers y grabaron, por fin, su álbum de debut. Su éxito meteórico ha sido sorprendente, aunque no imprevisto. Simplemente saben cómo conectar con la gente.

Después de todo el despliegue, llega la hora de enfrentarse al resto del mundo. “Es posible que Starsailor haya comenzado el año siendo uno de los nuevos grupos más comentados en todos lados, pero creo que hemos sabido soportar las presiones sin darles ninguna importancia, y en los últimos meses parece que nuestra música, por muy primeriza que sea, ha empezado a sintonizar con más gente, aunque ello no nos evite declaraciones en contra de gente como Mogwai”, explica James Walsh, líder de la banda.

No es difícil entender su éxito. Escucharles por primera vez es una experiencia absolutamente intensa. La franqueza y el poder melódico de sus canciones ocultan su verdadera juventud. El impacto de su música es similar al experimentado al escuchar a otras bandas intensas por primera vez, aunque lo suyo no lleve las guitarras eléctricas a la máxima electricidad. Sus canciones, historias de amor, esperanza y redención enmarcadas por la voz acrobática de James Walsh, combinan ingenuidad con una tremenda sofisticación que recuerda al Neil Young de principios de los 70 y, sobre todo, tanto a Tim Buckley como a su hijo Jeff.

Este cuarteto del noroeste de Gran Bretaña -Chorley, para ser más exactos-, bautizado con el nombre d un maravilloso disco de Tim Buckley, Starsailor, gira en tomo al extraordinario talento compositivo del joven Wa1sh, de 21 años. En una época en que se ha convertido en un tópico ser calificado de artista post-Buckley, Walsh ha retrocedido hasta las propias raíces y ha dado con al menos una docena de temas de una cruda claridad emocional.

¿De dónde le viene la fijación con el malogrado cantante? “Hace unos dos años, recuerdo haber leído una entrevista con un grupo que admitía la influencia de Jeff Buckley”, recuerda Walsh, “así que fui y me compré este disco y vi que era mil veces mejor que todo lo que oía por aquel entonces. A partir de ahí, empecé a escuchar a Tim Buckley, Neil Young y Van Morrison. Nuestra música no se basa sólo en él, simplemente actuó de catalizador. Gracias a su música encontré a alguien con capacidad para conmoverme de veras, y me di cuenta de que eso era exactamente lo que yo quería hacer”.

Para Walsh, fue la revelación tanto tiempo esperada. Obsesionado por la música y un tanto solitario, creció sintiéndose apartado de las actitudes más masculinas de sus compañeros del colegio y de su grupo social inmediato. “Siempre buscaba algo más. En el colegio me veían como un bicho raro”, confiesa. “La gente pensaba que era demasiado sensible, pero simplemente me cuestionaba las cosas. Todo el mundo parecía estar envuelto en un cinismo que yo nunca tuve y sigo sin tener.”

Para canalizar sus sentimientos, empezó a tocar el piano a los 12, y a los 14 ya estaba componiendo temas y se pasaba todo el día devorando cualquier cosa de la prensa musical. Pero hasta que no llegó al conservatorio de música de Wigan y conoció a James Stelfox (bajo) y Ben Byrne (batería) sus canciones no empezaron a cobrar fondo y forma. “Simplemente quería hacer algo que fuera realmente natural y dijera algo acerca de quién eres y de cómo te sientes, que no fuera sólo ruido. Hay gente que va de bares y se emborracha y otra que escribe libros; ésta es mi forma de expresarme.”

La última pieza del rompecabezas quedó colocada con la llegada del teclista Barry Westhead a principios del 2000. Con un sonido más sobrio y una visión clara del enfoque del grupo, señaló el comienzo de un ascenso meteórico. “En abril del 2000 dimos nuestro primer concierto en el Heavenly Social de Londres. Cuando regresamos a principios de julio, unos días después de Glastonbury, las discográficas ya estaban intentando hacerse con nosotros. Tres meses después, nos decidimos por una de esas compañías -EMI Chrysalis, en concreto- y fue entonces cuando comenzó la verdadera locura.”

“Después de unos primeros meses del 2001 frenéticos, nos sentimos aliviados cuandopor fin llegó el momento de empezar a grabar nuestro debut”. El trabajo comenzó en mayo, cuando la banda se encerró durante seis semanas junto al productor Steve Osborne, que ya había trabajado con ellos en “Good Souls”. Esta experiencia les hizo recordar por qué habían formado el grupo. “Estábamos como en una cápsula”, sonríe Walsh echando la vista atrás. “Somos tal como éramos cuando tocábamos en Warrington, no nos hemos contaminado por todo lo que ha pasado. Trabajar en los estudios Rockfield fue un poco como cuando The Band grababa en Woodstock. Se aislaron de la música moderna y lograron algo con lo que se veía que todos disfrutaban tocando. Lo mismo nos ha ocurrido a nosotros…”

El resultado de su esfuerzo es Love Is Here, un sensacional álbum de debut que desarrolla el sonido de Starsailor considerablemente. “En cuanto a la visión global del disco”, explica Walsh, “queríamos que fuera algo entre Grace de Jeff Buckley y Harvest de Neil Young, un disco con un sonido muy vivo, pero con sutiles toques acústicos por encima. Hemos hecho algunos experimentos raros en el disco: en algunos temas aparecen guitarras de extraños sonidos y atmósferas a lo Potishead. No queríamos hacer nada demasiado retro.”

“Love Is Here” es el tema central del disco. Es una canción animada y positiva. Queríamos hacer algo que se percibiera como hippioso porque parece que todo lo que circula últimamente tiene un toque de cinismo. Es nuestra forma de ver las cosas.” Y es precisamente su honradez y franqueza lo que diferencia a Starsailor de sus coetáneos. Love Is Here es ya un disco para el recuerdo.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA COLDPLAY

ENTREVISTAS 2002

Coldplay, el último vals

El segundo álbum del grupo, A Rush Of Blood To The Head, ha tardado más en aparecer de lo que esperaban sus seguidores. Una vez más, el control que el grupo lleva de todo lo relacionado con ellos es lo que ha causado esta demora.

“Tenemos un control total sobre todo lo que hacemos, y para mí eso es algo muy importante a la hora de desarrollar nuestra personalidad y la música que hacemos”, aclara Will Champion, el batería. “Controlamos la grabación, los videos, la imagen de los discos, todo. No somos un grupo que se deje controlar, aunque contamos con gente a nuestro alrededor que siempre tiene excelentes ideas.”

Para este nuevo disco, Coldplay han contado de nuevo con el mismo equipo que les ayudó en Parachutes: Ken Nelson como co-productor y mezclador y Mark Phythain en la programación de los ordenadores. Todos quedaron satisfechos del resultado, excepto el propio grupo.

“Nos parecía que había algo que resultaba demasiado suave,” recuerda Johnny Buckland, el guitarrista. “Nos gustaba lo que habíamos hecho, pero decidimos dar un paso atrás, ver las cosas bajo una perspectiva diferente, y entonces nos dimos cuenta que no era lo que queríamos. Lo más fácil hubiera sido dejar las cosas como estaban y publicar un álbum que nos sirviera para aprovechar el gran éxito que en aquel momento estaba disfrutando el grupo, pero no lo hicimos. Ahora me alegro de haber tomado aquella decisión, porque tenemos en la mano algo con lo que vamos a sentirnos a gusto durantes los próximos dos años.”

Suficiente como para dejar un legado de dos discos impecables, algo que recuerda aquella afirmación de que, probablemente, sólo grabarían un par de discos antes de disolverse.

Chris Martin, el cantante, prefiere eludir el tema y continuar en la línea apuntada por su compañero: “El material que teníamos en un principio era bueno, pero no lo suficiente, así que volvimos a Liverpool, al pequeño estudio donde creamos gran parte del material de nuestro disco anterior. Allí estuvimos los cuatro con Ken y Mark. Dos semanas después ya teníamos listas varias nuevas canciones, entre ellas “Daylight”, “The Whisper” y “The Scientist”. Las grabamos realmente deprisa.”

Parece que en el proceso tuvo una parte importante Ian McCulloch, el líder de Echo & The Bunnymen, banda revivida para bien a finales de los 90. “Nos sentíamos totalmente inspirados y nos dábamos cuenta de que en aquel momento éramos capaces de hacer cualquier cosa que quisiéramos,” prosigue Chris. “No teníamos que crear temas demasiado acústicos, ni demasiado ruidosos. Tampoco teníamos que reaccionar contra nada en especial. Empezamos prestando una atención especial al trabajo de Ian McCulloch, y él nos decía: “Intentad esto, haced lo otro.” Nos aconsejó mucho acerca de lo que estábamos haciendo.”

Aunque el sonido del disco es perfectamente reconocible, este álbum resulta más duro que el anterior, tiene mayor variedad de ritmos y, también, más energía. “En nuestro disco anterior había una sensación mayor de miedo e inseguridad, algo que esta vez pasa mucho más desapercibido.”

Chris continúa avanzando más pistas: “Sí, hemos madurado un poco más, también hemos viajado más y conocemos a mucha más gente. Musicalmente también hemos escuchado muchas más cosas: Echo & The Bunnymen, The Cure, P J Harvey, Nick Cave, New Order… Durante los dos últimos años nos hemos convertido en una especie de esponja que absorbía todo lo que encontraba a su paso, musicalmente hablando. Hemos recogido muchas influencias, y eso es algo que ahora se puede apreciar muy bien en el disco. Gran parte del resultado final se basa en la mayor confianza que tenemos ahora, frente a la inseguridad y las preocupaciones del álbum anterior.”

En los últimos tiempos, el grupo se ha visto envuelto en distintas actividades relacionadas con Oxfam, una organización que intenta cambiar las leyes que rigen el comercio mundial, a favor de los países más pobres.

“Cualquiera que se encuentre en nuestra posición tiene una cierta responsabilidad ante determinadas cosas,” afirma Guy Berryman, el bajista. “Por extraño que pueda parecernos, mucha gente se fija en lo que decimos y hacemos, y todo eso puede ser una importante plataforma de comunicación para conseguir que la gente se fije en temas importantes. Para nosotros no supone un esfuerzo demasiado grande, pero si, además, con ello podemos ayudar a otras personas, mucho mejor.”

“Hemos compuesto este disco como si cada día fuera el último de nuestras vidas, como si quisiéramos entregarnos al máximo, haciendo las cosas lo mejor posible,” afirma Chris. “También hemos disfrutado al límite de todo lo que teníamos alrededor. Queríamos extraer de esta experiencia la mayor cantidad posible de ideas y sensaciones, haciendo las cosas con total convicción. En todo momento hemos sido conscientes de la excelente oportunidad que teníamos entre manos, y eso se refiere no sólo al grupo, sino también a las vidas de cada uno de nosotros en particular. Por supuesto, el disco habla mucho acerca de las chicas. Al fin y al cabo, ellas son lo más importante del mundo, ¿no?”

Xavier Valiño

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