BURT BACHARACH

 Burt Bacharach, clasicismo pop

 burt bacharach

         Oasis, Manic Street Preachers, Gene, Deacon Blue… Nombres reconocidos en el pop de final de siglo y con algo en común: todos ellos han hecho versiones de alguna canción de las que en su día dio a la luz el irrepetible dúo compositor de Burt Bacharach y Hal David. Y eso sin mencionar nombres de otras décadas, alguno de los cuales sustentó su carrera casi exclusivamente en las canciones de la pareja. 

         Ahora, que en los últimos años parece haber recobrado cierta relevancia el easy listening o lounge, y que, sobre todo, parece haberse rehabilitado definitivamente después de años de ostracismo, puede que sea el momento perfecto para otra recopilación de aquellas canciones, en este caso cobijadas bajo el nombre de Burt Bacharach y en un lujoso estuche de tres compactos. Eso sí, después de una atenta escucha de su contenido, cualquier otro disco de una colección particular puede parecer pálido y redundante a su lado. 

         The Beatles, The Rolling Stones, The Kinks, The Beach Boys, The Doors, The Who… De ellos fue la década de los 60, aunque tal vez se debiera más a la necesidad de una generación de encontrar otros jóvenes con los que identificarse o a la ayuda de otros fenómenos extramusicales, como los conciertos multitudinarios y la actitud más permisiva frente a la experimentación con las drogas.  

         Ahí no podía competir Burt Bacharach, mayor al lado de todos ellos, compositor en la sombra que casi nunca interpretaba sus temas y con una actitud de un caballero escapado de otras décadas, tan diferente al resto de sus contemporáneos que dominaban las listas. Pero el caso es que sus canciones sostienen la comparación con cualquiera de las editadas por los grupos arriba mencionados y que, además, dejó para la posteridad más clásicos que cualquiera de ellos. Canciones populares del siglo XX es lo que son y así serán recordadas. 

         Por eso, cualquier colección de sus canciones no deja de ser un tanto reiterativa, ya que todo el mundo conoce una buena parte de su contenido, incluso aunque la mayoría de los cortes sean, de hecho, versiones grabadas sin la voz del propio autor, aunque sí con su participación, que en algunos momentos controlaba todo el proceso convirtiéndose en decisiva. 

         Así, a lo largo de tres compactos siempre es posible encontrar más joyas imprevistas que un recopilatorio de menor extensión y, por lo tanto, más obvio. En The Look Of Love, The Burt Bacharach Collection se pueden hallar las primeras versiones de canciones luego conocidas en otras voces o en interpretaciones distintas a aquellas que tuvieron más éxito.  

         Al mismo tiempo, el extenso recorrido tiene espacio para pararse en los primeros intentos de Burt Bacharach por colocar sus composiciones en la agenda de los artistas reconocidos en su época o para recordar también su fugaz paso por finales de los 80 y la década de los 90, a través de cuatro momentos: Christopher Cross y la canción de la película Arthur, un soltero de oro; el número uno de Patti LaBelle y Michael McDonald con “On My Own”; un recuerdo en directo de la gran Dionne Warwick; y su afortunada colaboración con Elvis Costello del año pasado, representada aquí por su recreación conjunta de “God Give Me Strenght”, también incluida en el disco que se publicó como resultado de aquellas sesiones, Painted From Memory

         Según se recoge en el excelente libreto que acompaña a la caja, Burt Bacharach comenzó a componer sus melodías escuchando a Charlie Parker y Claude DeBussy, lo que puede explicar la delicadeza y exquisitez de unas melodías imperecederas que encierran parte de los arreglos más complicados que se hicieron en su tiempo, a pesar de la sencillez que aparentan en su superficie. 

         Que el canon habitual en sus canciones estuviera ya asentado en 1970 es buena prueba de que el genio a menudo aparece en los lugares más insospechados. Cuando voces como las de Aretha Franklin o Dionne Warwick -quienes podían cantar en plenitud de facultades y hacerlo sonar inmensamente suave- se combinaban con canciones de tan complicada simplicidad como “The Look Of Love” o “Do You Know The Way To San Jose” conseguían que sonaran incluso mejor. 

         ¿De verdad lograron The Carpenters igualar en algún momento su versión de “Close To You” en cualquiera de sus otras canciones? De alguna forma, los cantantes eran algo secundario, aunque su asociación con Dionne Warwick se alargó hasta prácticamente nuestros días. En su mejor época, Burt Bacharach tenía que buscar un vehículo para que su obra llegase al gran público, consciente de sus limitaciones, y si un cantante no estaba disponible, entonces tiraba del siguiente de la lista. 

         Sus discos aparecían indistintamente con el nombre del cantante o con el suyo propio, sobre todo si se trataba de versiones instrumentales. Puede que Scott Walker fuese la mejor voz que tuvo a su disposición, pero la tragedia que le acompañaba a él y a su obra no le dejaban repetir muy a menudo. En cualquier caso, todas han tenido infinitas versiones y basta su simple mención para darse cuenta de que estamos ante el compositor popular definitivo del siglo: “Walk On By”, “I Say A Little Prayer”, “What The World Needs Now Is Love”, “Raindrops Keep Fallin’ On My Head”, “Alfie”, “Are You There (With Another Girl), “I’ll Never Fall In Love Again”, “(There’s Always) Something There To Remind Me”… 

 

 

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