XOEL LOPEZ
Xoel López, trazando puentes con Latinoamérica
Atlántico es el duodécimo disco de Xoel López, aunque el primero que firma con su nombre después de haber publicado dos álbumes con Elephant Band, tres con Lovely Luna y seis como Deluxe. Compuesto en su estancia en Argentina, el disco trae otros cambios que él mismo nos explica.
Nuevo disco de Xoel López. Aunque está claro que se trata de uno distinto, muchos lo verán simplemente como el debut de Xoel en solitario. ¿Tenía que ser definitivamente con una etiqueta distinta en la portada?
– El disco no ha sido una condición para el cambio del nombre. Lo hubiera hecho de cualquier forma, estando en América, en otro lado o aquí. Lo quería hacer y, también, tenía sentido con este espacio temporal y geográfico que ha habido por el medio. Además, en los últimos tiempos me he presentado en lugares en los que no se me conocía y prefería presentarme con mi nombre.
¿Quiere eso decir que son tus canciones más personales o no tiene nada que ver?
– No. Deluxe era ya muy personal, con temáticas y vivencias íntimas y biográficas. No hablaba sobre cosas ajenas. En ese sentido, este álbum es continuista. Es mi forma de hacer las cosas y así me siento más conectado con mi vida, con lo que soy, con lo que siento. Que ahora sea Xoel López tiene que ver más con la conexión mayor ahora entre el Xoel músico y el Xoel vital.
Aquí hay predominio de las canciones acústicas, ¿no? ¿Era algo consciente al empezar a componer las canciones o fue resultando así?
– Como compositor de canciones, uno no intelectualiza lo que va a hacer. Primero se hace y, más tarde, podemos hablar sobre ello. Ahora mismo no tengo la menor idea de qué voy a hacer el año que viene. La música es vida, las canciones son experiencias y me parece que la gente se olvida de ello. La música es un lenguaje más, y si sale un disco más rockero, es probablemente porque el autor tiene una necesidad así porque responde a un ciclo. Si este disco es un poco más reposado puede tener que ver con que venía de hacer pop-rock durante todos estos años. Si hubiera tenido un amigo gaitero puede ser que estuviera haciendo folk. Todo son circunstancias que se van dado y cosas muy poco premeditadas.
¿Cómo decidiste la instrumentación y el sonido que querías darle a las canciones para que fuese algo distinto en tu trayectoria?
– Los músicos con los que grabé en esta ocasión en Buenos Aires son aquellos con los que había tocado anteriormente. Por lo tanto, lo que hice fue llevar lo que me pasó a un estudio, no tratar de darle forma en el estudio a una idea de mi cabeza. Lo que hicimos fue reflejar una realidad. En este caso, además, eran canciones que ya había tocado antes, algo que no me había pasado desde el primer disco de Elephant Band, y las había hecho en formatos distintos, muchas veces y en diversos lugares. Solo hubo que darles forma y pasar a limpio algo que estaba un tanto asilvestrado, pero para eso está el trabajo de la producción y la grabación.
Por cierto, me parecen canciones difíciles para el directo, al menos el directo al que estábamos acostumbrados hasta ahora. ¿Se puede decir que es un disco más para otro tipo de auditorios, como teatros, e incluso para un público más adulto?
– En este tema me parece que hay una deformación bastante extendida del punto de vista. En general, parece que hay una necesidad de que si tocas en un festival tengas que hacer un repertorio cañero. La música gusta o no gusta, y no creo que dependa de la cantidad de distorsión. Además, este disco es más vacilón y rítmico que el típico bombo-caja del pop-rock de toda la vida. Y estas canciones se pueden acomodar al salón de una casa tanto como a un evento multitudinario. Tampoco Deluxe era el grupo más cañero del mundo y teníamos unas cuantas canciones lentas o medios tiempos. No es más festivalera la guitarra eléctrica que las percusiones.
Otro elemento novedoso es que este disco está escrito desde que vives parte del año en Buenos Aires. ¿Crees que, aunque tú seguramente seguirías evolucionando como músico y como persona, este nuevo disco sería distinto de seguir viviendo en España? ¿Cómo te lo imaginas?
– Sí, lo ha contextualizado y ha influido directamente. Muchos cambios y atrevimientos que hay ahí tienen que ver con mis experiencias vitales recientes. Por ejemplo, el haberme atrevido a ir solo a sitios como Bogotá, San Francisco y otros a través de un contacto que tenía fue clave. No sé si es un disco más atrevido, pero sí es más rico en experiencias. De haberme quedado en España con una vida más continuista, hubiera sido un disco probablemente más parecido al anterior, aunque eso no quiere decir que hubiera sido mejor o peor.
Atlántico es el título perfecto para un disco que une esas dos orillas. No recuerdo muchos casos de artistas que intenten tender puentes entre ambos mundos tan conscientemente en todo un disco. ¿Quién tenías en mente, quién podría ser un modelo, o te ves un poco precursor en esto?
– Es la única palabra que me parecía que definía el disco: tiene mucho de América y también de la parte Noroeste de España. No deja de ser una reivindicación de esta parte de España, siempre más olvidada en relación al Mediterráneo. Está claro que Galicia miró siempre mucho hacia América, por la emigración y por lo que esos emigrantes trajeron al volver. Los gallegos tenemos una relación especial con América que el resto de España no tiene, al menos del mismo modo. Sin ir más lejos, mis padres vivieron 21 años entre A Coruña (Galicia) y Santo Domingo, y yo tengo familia en países como Venezuela y Argentina, como todo gallego. En las fiestas populares en Galicia se escucha casi más música latinoamericana que gallega. Este es un disco que intenta unificar las dos orillas.
Hay un artista al que me recuerdan distintos aspectos de este disco (la sonoridad, los ritmos, la portada, la idea…): Caetano Veloso. Además, ya le dedicaste una canción con su nombre en el título. ¿Ha sido y es un referente para ti? ¿Lo ha sido en este caso? El otro sería Serrat, bien claro si tenemos en cuenta que publicó un disco como Mediterráneo.
– La verdad es que Caetano Veloso siempre me gustó más como concepto que como autor de canciones. Supongo que ves en la portada esos elementos tropicalistas que él tenía. Serrat siempre ha formado parte de mi imaginario musical y Mediterráneo es un grandísimo disco. Siempre informarán mi música, aunque puede que ahora sea más explícito que antes o dentro de unos años. De todas formas, he de reconocer que me influyen más mis estados de ánimo que sonidos en concreto, aunque como músico soy lo que he vivido y lo que he escuchado.
¿Cómo fue la experiencia de la Caravana americana, desde el punto de vista artístico-creativo y, también, económico?
– Económicamente fue un desastre, pero fue algo que hicimos por placer. En lugar de invertirlo en comprar un barco, un coche o dar una vuelta al mundo como es el sueño de algunas personas, yo preferí dedicárselo a esto. Es una inversión que se hizo por placer, un sueño cumplido traer a toda esta gente aquí, algo que probablemente solo haré una vez en la vida. Aunque personalmente mi madre y yo dejamos en ello mucho dinero, fue también una forma de agradecerles cómo me acogieron ellos cuando fui a sus países.
Algunas, no sé si todas, las canciones ya estaban escritas previamente. ¿Hubo otras que nacieron como resultado de esa experiencia?
– En la Caravana Americana no, pero sí en las experiencias previas que tuve con ellos por toda América, cuando estuve con cada uno, lo que descubrí con ellos y en los lugares en los que viven. Lo que inspira las canciones es siempre el movimiento en mi vida personal.
Argentina, país que ahora te acoge, pasó por un famoso corralito hace unos años. ¿Cómo ves tú ahora desde la distancia la crisis europea, especialmente la española?
– No es solo una crisis española, sino que se trata de la crisis de un sistema global que está poniendo en entredicho cómo se entiende la política moderna. En Argentina la crisis fue más individualista y bastante más profunda, teniendo en cuenta que el grado de desigualdad y de pobreza es bastante más acusado, como en el resto de Latinoamérica. Por ahora, España no ha llegado a esos extremos, aunque sí le estamos viendo ya las orejas al lobo. Lo que sí veo es un pesimismo colectivo que es habitual en crisis como estas. Si lo relaciono con la música, algo que no puedo evitar, veo que la crisis es política, social, económica… Es cierto que a la mayoría de la gente le afecta de forma terrible, pero en otros pone a la gente en su justo lugar.
¿Y qué te dice que haya una generación joven perdida sin salidas y que parece abocada de nuevo a la emigración, algo que los gallegos conocemos bien?
– Mi emigración fue voluntaria, no por necesidad económica. Pero aun haciéndolo así, es muy duro, es algo que solo quien haya emigrado lo puede entender. Si a eso le sumas que es la única forma que tienes de desarrollo económico y laboral, es incluso más complicado. Yo no puedo evitar empatizar con los emigrantes que veo aquí. En este momento nos toca vivir una época difícil, pero los gallegos sufrimos en el pasado una emigración aun peor, de mucha más necesidad.
¿Cómo ves la forma en la que se vive en España la política, con la sociedad distanciada de los políticos? ¿Es diferente la situación en Sudamérica?
– Lo que he percibido es que la gente se dio al consumismo y los políticos a hacer lo que quisieron sin ningún tipo de control. Hubo un distanciamiento entre la sociedad y la clase política. En América, puede que derivada de las muchas crisis por las que han pasado, por la necesidad, la gente vive más la política en el día a día, intentando aportar su grano de arena. Tal vez en España, como teníamos las necesidades vitales cubiertas, la gente se desinteresó por la política y ahora parece que vuelve la preocupación por ello. Para mí es fundamental que la gente se sienta libre de expresar lo que piensa.
¿Qué países has recorrido en el continente y qué te han aportado como persona y músico? ¿Dónde tienes pensado ir próximamente o dónde te gustaría ir que aún no hayas visitado?
– Estuve en México, República Dominicana, Venezuela, Estados Unidos, Colombia, Brasil, Chile, Uruguay y Argentina, y me encontré un continente muy abierto, al menos hacia mí. Me gustaría conocer Perú especialmente, Ecuador, Paraguay, el Sur de Argentina… Es un continente inmenso, profundo, interesante, muy complejo… Entiendo que simplifiquemos para entendernos, pero lo poco que conozco del continente me ha llevado a comprender que me queda muchísimo por conocer. El haber estado allí me hace descubrir los lujos con los que vivimos aquí, en algo tan simple como ir en un bus, por ejemplo.
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