WANDA JACKSON LIVE
Wanda Jackson en concierto
“La dulce dama de la voz rasposa”. Con esta denominación hace décadas que se conoce a la reina del rockabilly, Wanda Jackson, quien ya grababa y editaba antes de que el mismísimo Elvis Presley le recomendara pasarse del country al rockabilly, como ella no deja de recordar al asegurar que aún lleva al cuello el anillo que él le regaló.
Perfecta definición. Si acaso, mejor que lo de ‘dulce dama’, a estas alturas, a sus 74 años, es preferible lo de ‘dama entrañable’. A su concierto de Compostela, como en todos desde hace tiempo, acuden sus fieles a rendirle pleitesía a la pionera del rockabilly, a la mujer que abrió el rock al sexo femenino. Fue hace 57 años, pero parece que las nuevas generaciones no lo han olvidado. Como ella mismo recordó, “nadie de vosotros estaba aún en este mundo cuando yo empecé”.
Pues eso: respeto por Wanda, una mujer entrañable que sigue dando recitales a su edad. Lo hace con un recuerdo para sus contemporáneos, especialmente Elvis Presley, del que habla con emoción y del que recupera varias canciones. También de Jack White y del disco que le produjo el año pasado, el más vendido de su larga carrera. Pero tampoco descuida el presente, aunque sea con los nombres más conocidos: dice que hubiera querido tratar a Amy Winehouse (de la que recrea “You Know I’m No Good”, tal vez lo más prescindible de la noche) y suelta elogios a Adele, a la que teloneó (¡el mundo al revés!) el año pasado en 10 conciertos.
Una vez más, saca a pasear su rasposa voz para recrear parte de su repertorio. The Party Ain’t Over (La fiesta todavía no ha terminado) se titula ese disco con Jack White y, aunque no le falte mucho a esa fiesta, por ahora prefiere seguir encima del escenario, como queriendo marcharse con las botas puestas. Recuerda, al ralentí, canciones que llevó al éxito como “Fujiyama Mama”, “Funnel of Love”, “I Gotta Know”, “Right or Wrong” o el jaleado por sus requiebros vocales “I Betcha My Heart I Love You”, pero también las de otros, con mención especial para unas reconocibles “Riot in Cell Block #9”, “Heartbreak Hotel”, “Good Rockin’ Tonight” o “Shakin’ All Over”.
Sin embargo, esa voz rasposa falla. En este caso, a diferencia de la noche anterior en Bilbao que había llegado a la hora y 20 minutos, en Santiago se queda en poco más de una hora, con monólogos entre todas las canciones. Pide varias veces a una parte del irrespetuoso público que calle; luego, hacia el final, se sienta, asegura que ha sido un día largo y que está cansada, indica a sus músicos que canten por ella y acaba reconociendo entre lágrimas que se ha quedado sin voz, por lo que nos deja al menos sin “Let’s Have a Party” y “Whole Lotta Shakin’ Goin’ On”.
Como es lógico, las canciones no pueden sonar con la energía de antaño. Quedó claro poco antes con la entrega surf de los teloneros Pedrito Diablo y los Cadáveras y queda claro cuando Wanda abandona el escenario y su banda francesa, los imberbes Ghost Highway, rematan la faena con dos canciones que, ahora sí, recuerdan a la Capitol como era la rabia del primitivo rockabilly, ese que Wanda Jackson, dama entrañable ya casi sin voz, un día encarnó.
(Sala Capitol, Santiago, 4-7-2012. Público: 550 espectadores. Promotor: Idearock)
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