VÍCTOR COYOTE
Víctor Coyote, aguas bravas
Vuelve, regresa, Víctor Coyote. Como el Guadiana, o no. Con Dos años luz y medio. En una nueva discográfica. Recuperando parte de su pasado. Mirando incluso al psychobilly. Comunicando nuevos sonidos. Haciendo glam-folk. Equilibrado emocionalmente. O puede que no. En cualquier caso, totalmente reconocible. Víctor Coyote, y no hay más que decir.
¿Qué fue lo que motivó en esta ocasión las ganas de un nuevo disco, qué fue lo que te impulsó a componer nuevas canciones?
– Siempre tengo ganas de sacar nuevo disco, pero también siempre tengo ganas de trabajar en diseño gráfico, siempre tengo ganas de hacer documentales sobre a Raia galego-portuguesa, siempre tengo ganas de dibujar y siempre tengo ganas de ir con mis sobrinos a una buena película de animación. Hay que sacar tiempo para todo.
¿Hay un nexo común entre las canciones o simplemente se trataba de un grupo de canciones suficientes para un álbum?
– En principio quería hacer un disco de bajón, o sea lento y triste. Después me fueron saliendo canciones mas equilibradas emocionalmente. Es un disco muy intenso, pero no un disco-concepto
¿Cómo llegó a ti la discográfica Eureka? En estos tiempos, casi es un éxito que alguien confíe en un músico, ¿no?
– Llegué yo a ellos. Nos entendimos bien. Los negocios se basan en que ambas partes dan. Nos hacemos favores mutuos. Esperamos y tenemos todas las ganas de que nos vaya excelente.
Hubo antes un single de 250 copias serigrafiado. ¿Idea tuya, de la compañía, para interesar a la gente en el álbum que ahora se edita?
– Fue una idea mía, apoyada enseguida por Fernando Vacas (Eureka). Era una manera de sacar un single y que pase algo. Además era barato para una tirada tan pequeña.
Yo diría que es tu álbum más abierto a distintos sonidos, sin que uno prevalezca. ¿Qué te parece? ¿Era la intención o fueron surgiendo así las canciones?
– El sonido que prevalece es el sonido Víctor Coyote. Sé que no se parece a Arcade Fire, ni a Amalia Rodrigues, ni a Brassens, ni a Vampire Weekend, ni a Roy Orbison, ni a los Waterboys, ni a Bowie. Pero hay bastante de todo eso en el disco.
Hablabas hace unos meses de glam-folk. ¿Sigue siendo tu definición para este disco y qué pretendes significar con ello?
– No sé si el disco es exactamente glam-folk. Pero sí es verdad que hubo durante los años del glam rock una serie de artistas que fabricaron una especie de pop folk un tanto desprejuiciado con respecto a la seriedad tradicional del folk, pero muy interesante (Steve Harley, Saylor…). Hay algunos ejemplos en la península: Pau Riba, Vitorino.
¿Y que nos cuentas de lo del trébol-chumbera?
– Es una imagen que trata de sintetizar la influencia atlántica (Irlanda, Galicia, Bretaña) con la mediterránea (Grecia, Italia, Marruecos, etc.). Me gusta mezclar dos de mis influencias favoritas.
Con “La zona oscura” vuelves a tus comienzos, 30 años atrás. ¿Está el psychobilly en tus genes y es imposible rendirse a sus encantos?
– ¿Cómo no va a estar el psychobilly en mis genes si lo inventé yo? Yo no reniego de mi música anterior, pero ningún juez me ha condenado a repetirla de por vida. “La zona oscura” suena a psychobilly, sí.
Cuentas con Nacho Mastretta, Pablo Nova, Ricardo Moreno, Pancho Álvarez… ¿Cuál fue su participación en el trabajo y los arreglos? ¿Les diste instrucciones precisas o tuvieron libertad y el disco hubiera sido muy distinto sin su participación?
– Bueno, cuando alguien trabaja en un proyecto se pone a favor del proyecto. Eso quiere decir que hay unos puntos de partida y unas intenciones de llegar a tal sitio. A partir de ahí, y con músicos que yo admiro, se trabaja muy a gusto y se disfruta de lo que aportan. Con Nacho, Ricardo o el gran Novoa ya había colaborado, nos conocemos. El trabajo de Pancho es mucho (ha metido violines, bouzukis, violas de gamba, mandolinas) y con una comprensión de la frontera entre el folk y el rock que no muchos músicos tienen. Y precioso, coño.
¿Quién ha sido el referente más claro a la hora de plantearte este disco o cuáles son los artistas que más escuchaste en el momento en el que estabas componiendo?
– Mis referentes son muchos. Ya cité antes unos cuantos. Pero no soy un músico de los que van con el Rain Dogs de Tom Waits al estudio para calcar el sonido.
¿Qué recuerdos te trae hoy Mujer y sentimiento?
– Me parece un disco bastante bueno. Tardó bastante en ser asimilado, pero sonó bastante en bares de todos lados.
¿Ves tu carrera musical como un Guadiana o hay una continuidad en ello?
– Mi carrera tiene continuidad. La continuidad del Guadiana. Parece que desaparece, pero no.
Siempre se habla más en las entrevistas de influencias musicales pero, ¿cuáles son los artistas que más te han marcado en tu obra, directores de cine, escritores, diseñadores…?
– Akis Kaurismakis, Velázquez, Saul Bass, Norman McLaren, Stanley Spencer, Vermeer, Eça de Queiros, Chuck Palahniuk, Valle Inclán, etc., etc.
¿Cómo te fue con Cruce de perras? Habitualmente, cuando se lo comento a alguna gente, no conocen el libro.
– A mí me pareció todo un éxito. La gente no suele conocer libros. Se vendieron como 1200 ejemplares. Si fuera un disco sería disco de oro, ¿no?
Cuéntanos acerca del proyecto Microteatro por dinero.
– Microteatro por dinero son unas salas de teatro. Yo no soy de Microteatro por dinero. Quizás te refieras a Ruido Bajito o Ruido Baixinho, que igual actuaremos ahí. Ruido Baixinho es un proyecto teatral-musical que ya hemos hecho por Galicia (Festival de Cans, La Nasa), de quince minutos para quince personas. En quince minutos hay ventriloquía, música, videoarte, literatura y a veces hasta contorsionismo.
¿Sientes que con el tiempo han cambiado las cosas que quieres decir en tus canciones o, por el contrario, la forma de decirlas?
– No lo sé. Espero no decir siempre lo mismo y de la misma forma.
Tal y como están las cosas, ¿es posible para ti vivir con tus diferentes facetas? ¿Se ha complicado la cosa? ¿Cuál es la que sufre menos la crisis?
– Siempre he vivido de mis diferentes facetas. La que me da de comer, por decirlo así, es el diseño. Pero me encanta el diseño. ¿Se han complicado las cosas? Esa es fácil: ¡Sí! ¿Cuál es la que sufre menos la crisis? Esa también es fácil: todas mis facetas sufren la crisis.
¿Cuál crees que debe ser el papel del artista ante tiempos tan turbulentos en sus creaciones?
– Son tiempos más turbulentos para un haitiano, por ejemplo que para los artistas españoles. Dicho esto, un artista debe intentar vivir, que es lo primero. Y después intentar manifestar su actividad artística de un modo independiente. Esto quiere decir no exageradamente condicionado. Y desde luego, no sólo en el mundo artístico, usar la cabeza mucho. En definitiva: ter sentidiño.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de estos años en la música?
– A estas alturas de la entrevista no me acuerdo de ninguna. No soy mucho de anécdotas.
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