VERÓNICA FERREIRO
Verónica Ferreiro, primer instrumento
Verónica Ferreiro ha debutado hace poco con un primer álbum titulado Laio en una onda jazz-soul perfectamente asimilable por todo tipo de públicos y en cualquier lugar que, de hecho, está teniendo muy buena aceptación fuera de nuestras fronteras. Aunque aún es muy joven, la cantante y compositora tiene ya una larga trayectoria detrás estudiando y colaborando con otros artistas.
“Antes de llegar a Madrid, estudié voz con Carmen Rey, solfeo y piano en el Conservatorio y me gradué en Danza Clásica. Poco después, gané un concurso en Galicia, me concedieron una beca y elegí la “Escuela de Música Creativa” para seguir estudiando. Cursé Armonía, Piano, Voz e Improvisación y tuve la gran suerte de formarme al lado de grandes maestros como Pepe Rivero, Andy Phillips, Bob Sands o Carita Boronska. Más adelante conocí al Maestro Félix Santos, a Barry Harris… Poco a poco voy conociendo a gente y acabo como cantante de sesión para distintos productores (Jacobo Calderón, Jopi, Alfonso Samos, José Luis de la Peña) y como corista y bailarina en giras comerciales (Bisbal, Ana Torroja, Soraya, Tamara, Melendi…) En 2008 formo mi banda de la mano de Sergio Fernández (productor de mi disco) y en 2010 decidimos grabar las ideas que habíamos creado hasta entonces. Parece que no se dio mal y surgió Laio”.
¿Era todo parte de un aprendizaje necesario hasta llegar aquí?
– Por supuesto que ha sido un gran aprendizaje, no sé si necesario o no… Simplemente ha sido así, la vida me ha ido llevando y he intentado adaptarme a cada situación y sacar siempre lo positivo para mi carrera.
Situaría este debut entre el jazz y el neo-soul. ¿Te encuentras cómoda en ello? ¿Son los dos estilos que más te llegan, que más escuchas, que más sientes tuyos a la hora de componer?
– Sí, es lo que siempre he escuchado. Aunque a la hora de componer, la cosa cambia. He dejado que saliera lo que tenía dentro, sin meterlo en ninguna cajita con un nombre. La estructura o el idioma principal a hablar es el jazz, es la manera en la que está concebido el disco. Pero el gallego ha llevado la música a otros terrenos, más al folk y a lo brasileño incluso. Las influencias de Sergio son más del rock y la música independiente, y están ahí. También he escuchado mucha música clásica por la danza y mucho jazz latino por mi padre y mi padrino.
Tu nombre aparece en la portada. De todas formas, hay varios músicos colaborando en el disco, que hacen los conciertos contigo y, en especial, parece relevante la aportación de Sergio Fernández componiendo contigo y produciendo. ¿Cómo sería el disco sin su contribución?
– Pues no sería este disco, sería otra cosa. Siempre ha sido mi mano derecha para cada paso que hemos dado musicalmente. Creo que es realmente importante rodearse de la gente adecuada para sacar lo mejor de uno mismo, y Sergio y yo hablamos el mismo idioma. Al igual que el resto de músicos de la banda. Son como mi familia.
¿Cómo consigues poner en común tus composiciones con los músicos? ¿Dirías que se trata de una dictadura benévola en la que tú señalas las bases de lo que quieres y las trabajáis entre todos?
– La dinámica es casi siempre la misma. Sergio y yo llevamos las riendas de la composición. Traemos nuestras ideas al local y las ponemos en común con los chicos, les enseñamos referencias, hablamos mucho y luego cada uno se adapta desde sí mismo y su instrumento a esa idea. Nos grabamos y le damos vueltas.
Si tengo que elegir un tema representativo del disco para alguien que no te haya escuchado, me quedaría con “Stop Your Step!”, en el que creo que se sintetiza todo tu amplio abanico de sonidos y, también, en el que tu voz luce en todo su esplendor recorriendo muchos registros. ¿Cuál sería tu elección, con qué canción te identificas más?
– Cada canción tiene su momento. Quizás “Laio” es la que más me identifica ahora mismo.
¿Eres consciente del efecto que puede causar tu voz en quien te escucha?
– Lo cierto es que no y sí. No, porque nunca sabes. Habrá gente a la que le haces sentir y habrá gente a la que no. Y sí, si tengo en cuenta toda la gente que siempre amablemente se ha acercado a decirnos lo que les habíamos hecho sentir con nuestra música.
¿Qué ha sido lo más hermoso que te han dicho?
– La verdad es que recientemente me han mandado un correo electrónico y me han puesto algo que me ha removido por dentro, lo copio, está en gallego: “Eu como músico, só pensar que nalgún momento coa miña música puiden facer sentir a alguén e transmitir o que, por exemplo, o teu disco me aportou, doume conta de que iso é o bonito de dedicarse a isto”.
La definición de Laio, título del disco, sería algo así como “lamento, expresión de pena o sufrimiento mediante lloros, gemidos o palabras”. ¿Era el término que englobaba mejor el espíritu de tus canciones?
– Ahora con el tiempo, me doy cuenta de que sí, esa es la esencia.
Cantas en inglés, castellano, gallego… ¿Se presta más este tipo de sonidos a esa conjunción de varios idiomas, encuentras alguna dificultad por ello?
– Ha sido una apuesta; es el primer disco y hay tanto dentro que tienes y quieres sacar que tenía que hacerlo así. Ha sido enriquecedor, mucho. Y desde luego los tres idiomas se prestan a sacarle el máximo partido a los sonidos que creamos.
Se trata de un disco autoeditado. ¿Era la mejor opción, la única salida, una apuesta personal…?
– Así es. Seguramente hay más opciones y más salidas, pero tampoco las busqué. Era una necesidad de tener que decir ciertas cosas, nunca lo vi como una apuesta.
Me imagino que eso te da ha dado, sobre todo, libertad para hacer lo que has querido, y creo que eso se nota en el resultado. ¿Cómo lo ves desde tu perspectiva?
– Pues veo que hemos hecho lo que hemos querido de la mejor manera que hemos sabido y con unos medios inmejorables para nuestra situación. Estoy muy contenta con el resultado, está siendo una experiencia vital en toda regla.
¿Cómo llevas la parte del trabajo no estrictamente musical?
– Pues la llevamos, que no es poco, ja, ja. Es duro, la verdad. A veces sientes que no puedes con todo, pero hay que seguir. Por correos como el que he comentado antes, hay que seguir.
A pesar de estar editado desde una pequeña esquina de la Península Ibérica, el disco ha sido un éxito, sobre todo en América (distribuido por Dusty Groove en Norteamérica, aunque también en México o Argentina). ¿Cómo llegas a esos mercados? ¿Son más receptivos a tu música o por qué ha sucedido así?
– Ha sido todo a través de Internet y las redes sociales. Se interesaron y nos hicieron varias reseñas y críticas desde sus páginas. Siempre pasa que parece que lo de dentro es menos interesante que lo de fuera, no sé. Pero he de decir que desde España también nos han hecho reseñas y críticas muy buenas.
Supongo que conoces a Wöyza, Seilaesencia… ¿Qué otras cantantes nos recomendarías?
– Pues sin dudarlo, entre las gallegas a Carmen Rey. Tiene dos discos maravillosos, Fuera y Meu. También Angeles Dorrio, actualmente vocalista de Venueconnecttion, quien dentro de poco sacará su álbum propio. ¿Del Estado? ¡No acabo hoy! Concha Buika, Mónica Benito, Norykko, Sentinnel, Pablo Delgado, Aurora García y Freedonia, Cris López y Watch Out, Loralí y Fix This, Elena Iturrieta, Ikah y SoulCommanders, Alana Sinkey y Cosmosoul, Ángela Cervantes… Podría seguir horas. ¡Hay taaanto talento!
¿Qué cantante, qué disco o qué hecho fue el que te motivó para querer dedicarte a esto?
– Siempre he sentido una intuición inexplicable, y desde muy temprana edad, de que esta sería mi profesión. Desde luego, cuando conocí a Carmen Rey y a Rachelle Ferrell y su disco First Instrument esa certeza se afianzó.
Entre los agradecimientos del disco citas especialmente a Rachelle Ferrell. ¿Qué supuso para ti descubrirla y entrar en su música?
– Una conexión espiritual y musical que no te puedo explicar con palabras, una emoción y una esperanza llenas de inspiración infinita. Siempre que tengo dudas, me la pongo y todo se aclara.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en la música?
– ¡Hay millones de anécdotas! Pero, quizás, el poder participar este año en el Festival de jazz Masters at Work y pisar la Sala BBK de Bilbao. Ha sido un antes y un después en mi carrera, desde luego.
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