UNA BONITA MAÑANA

Una bonita mañana

Mia-Hansen Løve

(Razor Filme)

Atrás queda la isla de Fårö en Suecia, ubicación de su anterior film La isla de Bergman. Tras ella, Mia-Hansen Løve ha decidido volver a París, las calles y los transportes de la capital francesa, para retratar una triste y cálida historia a la vez de dependencias afectivas, y en la que todos los espectadores pueden sentirse identificados en alguna de sus dos historias -o ambas a la vez-.

Por un lado está el padre de la protagonista, un venerado profesor de Filosofía que empieza a sufrir una enfermedad degenerativa en su vejez. Su resignado calvario y su periplo por hospitales y residencias rezuma veracidad y tacto. Por otro, la relación de la protagonista con un hombre casado, donde entran en juego elementos universales como el enamoramiento y atracción sexual de los primeros momentos, la sumisión, la libertad, la indeterminación, la pérdida, las dudas…

Todo ese andamiaje se sustenta en la conmovedora y desgarradora interpretación de Léa Seydoux -respaldada por un gran Pascal Gregory-, probablemente la actriz francesa de su generación que más se encamina tras los pasos que en su día trazó Juliette Binoche, haciendo creíbles sus cinco años de duelo, la fugacidad de lo que amamos y esa difícil dicotomía entre saber cuándo amar y cuándo dejar marchar.

 

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