TRES DISCOS RECOMENDADOS

Tres discos recomendados

[artículo publicado durante el confinamiento por REDPEM, la Red de Periodistas Musicales Iberoamericanos]

 

 

Como gallego de nacimiento, y después de buena parte de mi vida vivida entre la lluvia y la morriña, me apetece rescatar tres discos gallegos que tienen más de 30 años pero que no han perdido un ápice del genio creativo que los impulsó, sino todo lo contrario.

 

El primero data de 1983, y se trata el primer mini-lp homónimo de Golpes Bajos (Nuevos Medios). Aún con su pasado punk pisándole los talones, Germán Coppini encontró a Teo Cardalda, y ambos contaron con la ayuda del padre de este, que presentó su maqueta al concurso de Rock Espezial y compró los pastelitos necesarios para votarlos y que lo ganaran, convirtiéndose de paso en su dieta casi exclusiva durante seis meses. Sus tres breves discos, acompañados de Pablo Novoa y Luis García, son la trayectoria más ejemplar del pop gallego y casi que también español, en la que sólo hay un punto negro: su desafortunada reaparición en el 98, que mejor no computamos en su discografía. Tanto este primer mini-LP (con “No mires a los ojos de la gente” y “Malos tiempos para la lírica”) como sus otros dos discos –A Santa Compaña, Devocionario– reúnen suficientes méritos para ocupar un lugar en el olimpo (y, también, para que yo decidiera hace unos meses dedicarles un libro Escenas olvidadas. La historia oral de Golpes Bajos).

 

 

Dos años después aparecía Mujer y sentimiento de Los Coyotes (Tres Cipreses-Dro, 1985). Fue entonces cuando el músico, diseñador -y unas cuantas cosas más- Víctor Aparicio (también conocido como Víctor Abundancia) se descubrió como un auténtico macho y rey de la pista, orgulloso de su corazón caliente y de su sangre latina, y el psychobilly de los primeros tiempos dejó paso a la avanzadilla del rock latino que estaba por llegar y que creó sin despeinarse. Su “300 kilos de pueblos latinos / los pueblos hermanos son sudamericanos” sigue siendo una declaración tan primitiva como gloriosa. Con ella llegaron también “Cien guitarras”, “Como un extranjero” o “El mono”, tonadas contagiosas y siempre efectivas.

 

 

Terminamos un año después, con Fai un sol de carallo de Os Resentidos (Dro, 1986), el primer grupo en tener un éxito pop en España cantando en gallego después de Andrés do Barro. Primero fue el surrealista Vigo, capital Lisboa en el que el poeta Antón Reixa se preparaba para la carrera de fondo en la que se convertiría en un lúcido todo-terreno del show-bussiness. Después llegó “Galicia caníbal”, el himno por excelencia del rock gallego, acompañada en Fai un sol de carallo de un puñado de canciones más que afortunadas entre efluvios de rock, hip-hop y ritmos latinos. El resto fue descubrir los ritmos negros en otros cuatro discos, antes de que Reixa contactara con Kaki Arkarazo y soplara el viento de Nación Reixa y de su obra en solitario. Eso sí, siempre en gallego. Son los únicos de los tres que han decidido renacer recientemente.

 

 

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