THE WHITE ROSE MOVEMENT
The White Rose Movement, bohemia en acción
The White Rose Movement son uno de esos grupos elusivos que se esconden agazapados bajo la nube de todos aquellos otros que siguen la moda o que están continuamente en los medios, acaparando titulares. Todos aquellos más interesados en bucear en los recovecos menos expuestos del pop recuerdan su nombre, pero pocos conocen aún su música.
Puede que ese reconocimiento subliminal tenga que ver con el hecho de que su nombre se corresponde con el de un grupo de estudiantes alemanes que pusieron en marcha una campaña panfletaria anti-nazi en los 40. En el 2006 editaron su primer disco, Kick, y ahora llegan a Galicia por primera vez, con parada exclusiva el viernes 24 en la Sala Karma de Pontevedra, acompañados de los locales Igloo.
En su música se escuchan ecos de Joy Division, Duran Duran, The Sound, Killing Joke, The Mission, New Order, Depeche Mode, DAF, etc., grupos que tienen que ver con el sonido oscuro, el de los nuevos románticos, del post-punk, el glam, el pop de sintetizadores y un abanico de estilos que, si no los convierten en la banda más original del planeta, al menos sí en una de las más eclécticas y sugerentes.
Finn Vine (vocalista y guitarrista), Jasper Milton (guitarra), Owen Dyke (bajo), Poppy Corby-Tuech (teclados) y Ed Harper (batería) conforman la banda, proveniente de Norfolk pero asentada en Londres, que graba con el sello Independiente desde finales del 2004 y cuyos singles “Alsatian”, “Girls In The Back” o “Love Is A Number” han conseguido un relativo éxito. Hablamos con el cantante Finn Vine.
¿Dónde os conocisteis? ¿Es verdad que crecisteis en una comuna en Norfolk?
– Crecimos en la misma zona. Nuestros padres se conocían desde hace años y así fue como entramos en contacto o unos con otros. Ya no era una comuna en el momento en que nosotros vivimos allí. Empezó como una comuna, pero en aquel momento era ya como la idea rota de una comuna. Al llegar los 80, mucha de la gente que había ido allí en los 60 y en los 70 se había marchado, y ya no había verjas. Los niños no teníamos control, lo que era estupendo, y hacíamos lo que queríamos; no había disciplina. Siempre teníamos músicos cerca y también había bastantes instrumentos. Se trataba más de un entorno bohemio que de una comuna; allí estaban las bases para que el grupo se uniera y descubriéramos nuestro talento.
¿Qué tiene que ver con todo ello vuestro nombre relacionado con un grupo de jóvenes alemanes anti-nazis en los años 40?
– Formamos el grupo como si marchásemos a la guerra, pero también queríamos un nombre que sugiriera la paz, para ondear una bandera blanca sobre todo lo que estaba pasando cuando surgimos. No sólo eso, sino que también sonaba bien y tenía sentido. El nombre exacto para el momento adecuado.
Una de vuestras canciones, “Deborah Carne”, habla de un crimen que ocurrió en Essex hace poco tiempo.
– Fue algo que leí en los periódicos y que sucedió hace un tiempo. La víctima era prácticamente una colegiala. Su novio había tenido una relación de una noche con otra chica y decidió vengarse con la colaboración de sus amigas. Se llevaron a esa chica y la quemaron. Quedé horrorizado por el hecho de que, de alguna forma, esas adolescentes pudieran hacer algo así a otra niña. Me tocó de una forma… Parece que la gente se ha vuelto, en especial con los juegos de ordenador, separando de la realidad el daño que puede infligir a otra persona cuando están jugando a esos juegos en los que hacen algo que no es real. Supongo que son las consecuencias de tener un Primer Ministro que en su política tenía claro que quería meterse en la guerra. Si está en el peldaño más alto del poder, está dando ejemplo al matar a gente inocente. No sé, me parece un escenario terrible.
¿Hasta qué punto os inspiráis en hechos reales?
– Es un tema que te toca de verdad: escribir sobre algo que es obviamente personal y que ha deshecho a una familia. Me pareció algo tan estúpido que alguien pudiera hacer eso, que una vida fuera tan barata… Recuerdo que cuando estalló la guerra de Irak había un montón de anuncios de videojuegos de guerra, precisamente en el momento de los bombardeos más duros. Eso parecía dejar claro que la gente joven estaba perdiendo su humanidad. De todas formas, nuestras canciones son todas diferentes. Se inspiran en las cosas que vemos y que escuchamos, como todo el mundo. No somos necesariamente un grupo político, sino que somos primero músicos, pero si hay algo que nos interesa, nos dejamos influir por ello.
Vuestro sonido va desde lo más oscuro hasta la música disco y elementos de los años 80.
– Sí, tiene elementos de los años 80 y algunos de los ritmos tienen bastante de la música disco, pero también tiene algo de los grupos que amamos de los 90 como My Bloody Valentine y otros en esta onda. Creo que es muy ecléctico y no sólo estamos influidos por los 80, sino también por los 90; es un disco del siglo XXI. Es una mezcla de muchas cosas diferentes, aunque para un grupo es muy difícil describir su sonido. Por supuesto que tenemos influencias de los 80, y algunos periodistas vagos dicen que sonamos como A Flock Of Seagulls, aunque yo no lo veo por ningún lado.