TEMPLETON 2009
Templeton, desde el sofá-cama
Son una de las revelaciones de la temporada en el pop estatal, a pesar de llevar cocinando su primer álbum durante más de siete años. Pasaron de los ambientes densos y en inglés al castellano en formato pop. Son seis, de los que cuatro de ellos viven juntos, como si de una comuna se tratase, aunque en su música hay bien poco de ello. Comparten muchas cosas, incluyendo claves que sólo ellos entienden en su sentido del humor, nada extraño en un grupo en el que casi todos se conocen desde pequeños. Álvaro Martínez, uno de sus dos letristas, nos cuenta su trayecto hasta llegar a su debut, Exposición universal.
¿Cómo ha sido la historia del grupo desde que empezasteis en el 2000?
– Pues es la historia de una banda que ha tenido muchos componentes a lo largo de los años, que cantaba en inglés al principio y en castellano después, que ensayaba y tocaba en vacaciones en el garaje de su guitarrista, que se las agarraba juntos y, entre copa y copa, soñaba con sacar un disco y tocar mucho y para mucha gente y que, a día de hoy, vive en Madrid, es un sexteto que se siente satisfecho por lo conseguido, pero resueltos a seguir currando. No hay moraleja, me temo, ja, ja.
Además, os conocéis desde niños. Supongo que eso ayuda a mantener el grupo unido y saber en cada momento lo que se espera de cada uno. Pero, ¿en qué es contraproducente?
– Bueno, como bien dices, ya sabemos donde le pican las pulgas a cada uno. En principio, contraproducente no es, ya que si nos hemos aguantado tantos años, esta situación no va a cambiar las cosas. Como en todas las amistades, hay altos y bajos. No hay diferencia con una pandilla de toda la vida, salvo en el hecho de que tenemos un hijo, Templeton, y debemos criarlo de la mejor manera que sepamos.
¿Cómo ha ido evolucionando Templeton hasta llegar a lo que ahora conocemos?
– Como te decía antes, mucha gente ha pasado por esta banda. Pasamos de ser un cuarteto a un quinteto, a un cuarteto de nuevo… hasta la formación actual. En cuanto a la evolución musical, básicamente se puede decir que hemos aprendido a tocar juntos; lo haremos mejor o peor, pero siempre como grupo. Por otro lado, pasamos de estar en nuestra tierra componiendo y tocando cuando podíamos, a estar en Madrid con una rutina de ensayo más continua, más conciertos, más responsabilidades… Resumiendo, un crecimiento pausado, pero continuo.
¿Por qué ha tardado tanto vuestro debut?
– Pues es una conjunción de cosas. Primero, como te comento, antes no podíamos dedicarle tanto tiempo como nos gustaría al grupo, por nuestras responsabilidades académicas o laborales, así que las canciones se fueron escribiendo muy lentamente. Por otra parte, grabamos primero un bloque de canciones y, después, pensamos que grabando alguna más, ya tendríamos para hacer un disco. En este periodo, entre una cosa y otra, se nos fue un año. Después la mezcla, que fue agónica y muy larga. Finalmente, encontrar discográfica, hacer todo el arte y el diseño, hacer el video clip, mandar a la fábrica, empezar la promoción, retrasarlo porque las fechas no son favorables… cosas que ya no puedes controlar, pero que son necesarias y van sumando días.
¿Se puede decir que las canciones son de distintas épocas y por eso hay distintos sonidos?
– Es uno de los motivos, sí. Otro puede ser que tenemos muchos gustos musicales y queremos meter todo lo que podamos, sin cerrarnos a un estilo determinado.
¿Podríamos hacer una división entre dos grupos de canciones en el disco? Para mí, “Marcha nupcial” o “Camino de la amargura” representaría un sonido y “Brasil” o “Las casas de verano e invierno” el otro.
– Sí, son dos vertientes que son bastante evidentes. No te puedo asegurar que para futuros discos se acuse más esta bifurcación, que se potencie más una de las dos o que se abran otras nuevas. Ya veremos.
¿Dónde pondríais ese punto de inflexión en que empezaron a salir canciones más pop?
– Es difícil de decir. Antes de llegar a Madrid y de la entrada de Brian y Jimmy ya estábamos probando esa vía, pero quizás se potenció en ese momento. De cualquier modo, el pop-rock de toda la vida siempre fue y será nuestra predilección.
¿Cómo componéis entre todo el grupo? ¿Cómo se reparten los papeles?
– Componemos todos juntos, a veces a partir de algo que sale en el local, a veces a partir de una canción más trabajada que alguien trae. La música es un trabajo conjunto, cada uno piensa en su instrumento y en la mezcla de todos. Las letras, normalmente, son responsabilidad mía y de Javi, aunque es posible que, de cara a futuros discos, se amplíe el numero de letristas.
Me gusta especialmente el tratamiento de los coros. ¿Es intencionado y, si es así, como lo lográis?
– Claro, es intencionado. Es un aspecto que trabajamos mucho: cantamos cinco de los seis y lo potenciamos en la medida de nuestras posibilidades. Creo que éste es uno de los pilares de nuestro sonido.
Hacéis el diseño, la maquetación, los videos… ¿Ganas de controlarlo todo?
– Hombre, pues sí. Teniendo diseñadores, ilustradores, realizadores y montadores en el grupo, parece lo más lógico, ¿no? Y si alguno fuera coreógrafo, estaríamos haciendo portés en el escenario como los chicos de Fama.
A pesar de que en este proyecto el sonido está muy claro, me da la impresión que os gustan muchas otras músicas. ¿Algo insospechado?
– Insospechado, no sé. En nuestras casas suena desde Refused a Carlos Gardel, por ponerte dos extremos. Somos un puñado en la banda y ya son bastantes años escuchando música, así que el radio es amplio. No todo se traduce en nuestra música, pero llevamos a muchos grupos en nuestros corazones.
¿Y cuáles son los clásicos a los que volvéis una y otra vez?
– Pues volvemos a The Beatles, a Neil Young, Yo la Tengo, los Planetas, Wilco, Bruce Springsteen, Beach Boys, Jonathan Richman, The Kinks…
¿En cuántos proyectos estáis involucrados los componentes del grupo?
– En Proyecto Hombre tenemos alguno, ja, ja. A ver, que cuente: Brian está en Half Foot Outside y, además, tiene su primer disco en solitario a punto de caramelo. Antes que esto, estaba en Kidsgofree y en Russian Red. Santi, nuestro otro guitarra, ha tocado hace poco con Anni B Sweet. Carrasco, teclista y bajista, tiene su historia personal, Betacam, y forma parte de SparkPet, un colectivo de electrónica con sede en Torrelavega y miembros de Deltonos y 400 Golpes. Jimmy, el otro bajista, ha tocado con Luger, Steelwood y con otro grupo que preferimos mantener en la sombra. También estuvo en una orquesta, de pueblo en pueblo rompiendo los corazones de las paisanas. Uf, que de cosas.
¿Tenéis algún héroe, musical o no?
– Muchos, como todo el mundo, ¿no? No sabría decirte los de los demás… Se me ocurren así en barullo (y espero acertar): Clint Eastwood, Leo Messi, Bruce Springsteen, The Beatles, John Ford, Jesús Gil, el Rat Pack, Johnny Cash, Fitzgerald, Kraftwerk, Charly Mysterio, Elliot Smith, Spiderman, Aina, Tony Soprano, los Mario Bros, Chiquito de la Calzada, Daniel Johnston…
¿Cómo lleváis la realidad en la que vivimos?
– No sé si entiendo bien esta pregunta. Templeton vivimos en el límite de la realidad, como dice ese programa de televisión, donde se confunden lo vertical y lo horizontal y el tiempo se pliega en ondas cuatridimensionales.
¿Cuáles son vuestras ambiciones?
– Pues somos ambiciosos en la misma medida que somos realistas y conscientes de lo que podemos y no podemos hacer. Te puedo decir que queremos seguir editando álbumes y que nos gustaría tocar cada vez para más gente. Pero si no lo logramos, nosotros seremos igual de felices mientras podamos seguir guitarreando de algún modo.
¿Y los proyectos a medio plazo?
– A medio plazo, tocar este verano en la mayor cantidad de sitios posibles y, en otoño, empezar a enfilar nuestro segundo disco. Tenemos unas ganas bárbaras de componer nuevas canciones y de entrar a grabar. Queremos coger algo de bronce este verano también, que estamos muy blancos.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en el mundo de la música?
– Uf, que pregunta, la más difícil. No sé, hay mil. Venimos de girar por Levante y hemos visto de todo. Quizás una que nos hace especial gracia fue la vez que nos presentó Debora Hombres en un festival y dijo mal nuestro nombre. Luego tocamos fatal, pero nos volvimos encantados a casa después de ese momentazo.