TEENAGE FANCLUB: Nothing Lasts Forever
TEENAGE FANCLUB: Nothing Lasts Forever (PeMa-Merge)
Se han convertido en señores mayores pulcros, grises, calvos o con gorra. Todo es efímero, pero ellos siguen siendo un faro de atemporalidad y erudición musical al que volver regularmente. Lo demuestran en “Foreign Land”, la apertura de su duodécimo álbum Nothing Lasts Forever, el segundo sin Gerard Love, que comienza como de costumbre con un sonido chirriante de guitarra que recuerda los momentos iniciales de “Everydays” de Buffalo Springfiled. El álbum termina con “I Will Love You”, una reflexión igualmente optimista que combina el tono de “Across the Universe” de The Beatles con los ritmos cíclicos cortesía de los crujientes sintetizadores analógicos de Euros Childs, que le dan un agradecido tono salvaje. En el medio suceden todo tipo de cosas, pero el grupo rara vez sorprende.
Lo bueno de los maduros Teenage Fanclub es que han evolucionado para capturar el dolor de relaciones adultas en canciones igualmente melódicas, aunque a menudo resulten demasiado melancólicas. A diferencia del del penúltimo disco Endless Arcade (2021), el tétrico tenor de entonces se ha visto desplazado por la búsqueda de algo de esperanza en las composiciones de los cantantes-guitarristas Norman Blake y Raymond McGinley, con tres de sus canciones incorporando la palabra ‘light’ (‘luz’) en su título.
“Falling into the Sun” y “Middle of My Mind” intentan salirse de los caminos trillados para distinguirse. La primera se viste con una melodía redonda y unos intrigantes sintetizadores que nos transportan a la atmósfera de la ciencia ficción de los setenta. Por su parte, la segunda utiliza el instrumento de una manera sutil y reflexiva, mezclándose a la perfección con los cálidos sonidos extraídos de los teclados para dar más profundidad a su sonido. Son dos posibles caminos que deberían transitar con mayor frecuencia para sacudirse la modorra de sus trabajos más recientes.