TARAMUNDI, ASTURIAS
Taramundi, los valles del Occidente asturiano
Dicen de Taramundi que es uno de los pueblos más bellos del Norte. Tal vez sea exagerar un poco, más teniendo en cuenta lo cerca que están los Parques Naturales de Somiedo y Muniellos e, incluso, los Picos de Europa. Además, al primer encuentro, el viajero siente cierta decepción por los edificios de dos y tres plantas, completamente impersonales, que se esparcen a lo largo de las calles del pueblo.
Entonces, ¿a qué viene tanto anunciar los encantos de Taramundi en carteles distribuidos por las carreteras asturianas y gallegas? Una vez olvidado el pueblo en sí, uno empieza a descubrir la belleza de los valles que rodean Taramundi, de los más hermosos del noroeste peninsular. Y como allí conocen lo que se traen entre manos, han hecho lo mejor que podían: dedicar todos sus esfuerzos al turismo rural y lograr preservar su encanto.
Taramundi se encuentra a unos 200 kilómetros de Oviedo y a unos 70 de Lugo. Desde Vegadeo, en la frontera entre Asturias y Galicia, se llega a Taramundi a través de la carretera comarcal que pasa por Bres, después de unos 25 kilómetros. Si se va desde Lugo, hay que seguir la carretera que va a Vegadeo y en A Pontenova tomar un desvío de siete kilómetros.
Los valles y montañas de la región, regados por el Turia, son famosos por su producción artesanal de navajas y cuchillos con mango decorado en madera de boj. Hace un siglo, gracias al exceso de mineral de hierro, agua y madera, la forja de herraduras era el principal medio de vida de la zona.
Una vez en el pueblo, conviene olvidarse de los hostales, simplemente funcionales y prácticos si no queda más remedio o el presupuesto no admite otra cosa, y dirigirse al Hotel La Rectoral, una casa del siglo XVIII restaurada, que fue en otro tiempo la vivienda del cura del lugar. Si alguien puede permitirse las 14.000 pesetas que cobran por habitación seguro que le compensa: todos los dormitorios tienen un apartado colocado estratégicamente mirando al valle para hacer de la lectura de un libro o el reposo una experiencia inolvidable.
Aunque la opción más recomendable es preguntar en el Hotel por alguno de los apartamentos que ellos gestionan. Se trata de casas antiguas rehabilitadas en las aldeas que rodean Taramundi (Llan, Vega de Llan), distribuidas en algunas pocas habitaciones -cinco como mucho- con cocina, baño y chimenea, en las que por no molestar, no tienen ni recepcionista.
Las rutas de montaña, que están perfectamente señalizadas, son el mejor medio para conocer el entorno a base de caminar hasta hartarse. Otro tanto se puede hacer en bicicleta, aunque en los meses más húmedos del año los caminos se convierten en pozas poco transitables.
Así por ejemplo, la Ruta del agua, de unas 5 horas, lleva al conjunto etnográfico de Teixois como primera parada. Allí, además de sus casas y el resto de construcciones de la antigua parroquia, hay un importante conjunto de ingenios hidráulicos: mazo, molino, rueda de afilar, forja y una pequeña central hidráulica que, movida por el agua, era la única fuente de energía eléctrica hasta hace bien poco. La misma familia que enseña el complejo sistema hidráulica tiene una pequeña taberna -Merendero El Mazo- en la que, además de escanciar sidra y un tomar un pedazo de buen queso montañés, uno puede quedarse a escuchar las historias del abuelo durante horas.
Siguiendo un poco más adelante, se llega al pueblo de Las Mestas, un precioso y fantasmal lugar de casas de piedra completamente abandonadas al que casi nadie se aventura a acercarse. Ya de vuelta, después de pasar por varios bosques autóctonos de robles y castaños, se puede tomar un desvío de una media hora, siguiendo el arrollo de Salgueira, hasta llegar a una cascada de 50 metros de altura.
La Ruta de los ferreiros cruza, en unas tres horas, varios bosques de alisios, y por el camino se pueden visitar algunos talleres artesanos, preguntando en los pueblos por su localización: los de Amancio Calvín, Manuel García y José María Bouza Murias en la aldea de Mousende, el de Manuel Martínez en Vilanova o el de José María Martínez Barbao en Cabaniñas.
La Ruta de sol y sombra, con un recorrido de cuatro horas, pasa por Lourido, Piñeiro, Aguillón, Llan y Vega de Llan, aldea a la que se accede después de cruzar un puente de pizarra de cierto interés sobre el río Cabreira. En Vega de Llan se pueden visitar distintos artesanos de navajas, una quesería artesanal y la capilla de San Roque en la parte más alta del pueblo.
A través de los pueblos de Abraido y Pereiro, y durante unas cinco horas, discurre la Ruta de la Sierra de Eiroá, con fuertes pendientes y hermosas vistas, en el camino de vuelta, de la Ría del Eo hasta la lejana villa de Ribadeo. Tampoco sería nada extraño encontrar caballos salvajes, por lo que, tanto en ésta como en cualquiera de las otras rutas, conviene llevar unos buenos prismáticos.
La Ruta del Telar, también de unas cinco horas de recorrido, parte del pueblo de Aguillón, conocido sobre todo por su mazo. En este trayecto vale la pena detenerse en una singular construcción de 1911 en la aldea de Bres, que ha venido siendo utilizada como escuela. En Loutima y el mismo Bres la artesanía se concentra en las telas y, a lo largo del camino, se pueden ver también un buen montón de vegas dedicadas a la producción agrícola.
Por último, la última de las rutas señalizadas, la Ruta de los molinos, necesita unas cuatro horas para poder recorrer el Molino Guxo, el Molino Nela, Teixo y Cabaza, partiendo y regresando a Bres. En el Teixo es donde se encuentra el único albergue de montaña de la zona y, en la misma aldea, merece la pena detenerse en las capillas de San Pedro y San Antonio. En este recorrido, debido a la gran cantidad de caminos en varias direcciones que pueden inducir a la confusión, conviene prestar especial atención a las señales de senderismo.
Y por si a alguien le pareciera excesiva la explotación de la zona, en los alrededores se encuentras la comarca de Los Oscos, con un encanto similar y menos turismo. Aunque eso tal vez merezca otro capítulo de esta historia.
OFICINA DE TURISMO DE TARAMUNDI:
A la entrada de la carretera de A Pontenova.
PARA DORMIR:
– Apartamentos del Hotel La Rectoral (98-5646760)
– Albergue El Teixo (98-5204114)
– Casa Pilar (98-5634682)
– Casa Aniceto Villar (98-5634626)
– Apartamento Casa Jerónimo (98-5646797)
– Apartamentos La Esquina (98-5646736)
PARA COMER:
– Casa Virgilio
– Casa Manuela
– Casa Venancio
– Parrila Salas
lucio lara
20/08/2018 @ 12:14
me gustaria visitar esos caserios y conocer paisajes que los nativos nos den detalles de modo de vida.