SUEDE

Suede, polvo en el viento

 

Por difícil que parezca, y después de perder a su elemento clave, el guitarrista Bernard Butler, Suede renacen con más energía que nunca, convertidos en quinteto. Definitivamente el sentido del melodrama, que devoraba su segundo disco, se ha tomado unas vacaciones. Su tercer disco, Coming Up, es el más accesible y directo, pero no por ello ha perdido en calidad. Para muchos, eso era justo lo que necesitaban. Su cantante y principal compositor Brett Anderson se presta a explicarnos los últimos y turbulentos meses.

 

Parece que el espíritu del nuevo disco es casi opuesto al anterior. Además de los hechos ya conocidos, ¿qué otros elementos influyeron en la inmediatez de Coming Up?

– El disco anterior era muy concreto en lo que respecta a la composición. Alquilé una casa victoriana, de estilo gótico, para escribir Dog Man Star. Era un apartamento y el resto de la casa pertenecía a un extraño grupo de cristianos llamados menonitos. Tenía un precioso y enorme jardín y yo tenía mi propio estudio para escribir de forma aislada. No vi a nadie en todo ese tiempo, porque nadie se tomó la molestia de acercarse por allí. Ya sabes, se trata de esa clase de lugar oscuro y clásico.

 

¿Algo tan cinematográfico como una casa con candelabros cubiertos por telarañas?

– No exactamente. Pero se acercaba bastante a las de ese libro de Charles Dickens. ¿Cómo diablos se titula? ¿Grandes Ambiciones? La verdad es que apestaba a Dog Man Star. Ahora he vuelto al lugar de Londres en el que vivía antes para escribir Coming Up, y eso se refleja en el nuevo disco, que tiene más que ver con la vida real.

 

Evidentemente la marcha de Bernard Butler tuvo su efecto en este resurgir. ¿Cómo se ve hoy en día el impacto que produjo entonces?      

– Hubo un período de revés. Pero coincidió con una gira. Decidimos continuar porque había un sentido de grupo. Fui yo quien tomó la decisión, en lugar de darnos un respiro. Aunque tuve mis dudas. Desde luego que algo había muerto de la antigua formación, porque uno de nosotros se había ido. Estábamos promocionando un disco y era casi como tocar un montón de versiones, aunque yo las hubiera compuesto a medias con él. Se hace difícil cuando estás en un festival en Finlandia tocando las viejas canciones y piensas: «(Qué le den!» No podía esperar a volver a casa para seguir escribiendo porque sabía que iba a ser algo increíblemente bueno.

 

O sea, que escribir de nuevo con alguien distinto fue una experiencia hasta cierto punto liberadora.

– Exactamente. Como un pinchazo en el brazo. Como un renacimiento. Como cuando te vuelve de repente tu fe cristiana. Tan pronto como empezaron a surgir las canciones sabía que había algo excitante en el horizonte. Con Richard Oakes -el nuevo guitarrista- hay plena conexión y Neil Codling -nuevo teclista y primo del batería Simon Gilbert- es ya un elemento clave del grupo, además de firmar dos de las nuevas canciones. Hay un sentimiento de que la banda está unida y con fuerza de nuevo. Hemos conseguido volver y escribir algunas de nuestras mejores canciones.

 

Durante estos dos últimos años, mientras vivíais todos estos cambios internos, el pop británico ha conseguido mayor repercusión que nunca. De todas formas no estás muy contento con ello y hasta un tanto preocupado.

– Un movimiento es un grupo de gente corriendo en la dirección que marcan otros. En mi caso es algo más personal, ya que me parece que Suede son responsables de mucho de lo que pasa ahora. Me siento próximo a ello aunque no formemos parte, porque pienso que empezamos todo esto con la clase de canciones que escribíamos dos años antes de que nadie empezara a hablar del brit-pop. Lo que me preocupa es la obsesión americanizada por los números y por el éxito. La gente tiene ahora unas mentes numéricas, proclamando los millones que han vendido, como si eso significara algo. ¿Convertir la música en matemáticas? (Eso son estupideces!

 

Vuestra posición, con una base fiel de fans, pero sin tocar en grandes escenarios, dista mucho de la de estos grupos.

– Nuestra posición en este momento es bastante falsa porque nuestra trayectoria se vio interrumpida. Reto a cualquier otra banda a perder un miembro clave y regresar con un material tan bueno. Requiere mucha fe en ti mismo y bastante talento también. Así que no me gustaría estar tocando en estadios de fútbol si ello implicara pretender que vienes de los barrios obreros, como hacen otros. Lo encuentro obsceno. Me parece que todo este esnobismo sólo demuestra su aire de superioridad con la clase obrera. Vengo de ese mundo. Cada penique que tengo me ha costado más de diez años de trabajo. Cuando vienes de una familia muy pobre, tratas de mejorarte. Y no se reduce a aparentar que compras tu ropa en las rebajas.

 

Declaraciones como aquella de «soy un bisexual que nunca ha tenido una experiencia homosexual» o el contenido de parte de vuestras letras os han traído más de un problema.

– Tal vez fuera en nuestra contra, pero no lo cambiaría. No me arrepiento de nada de lo que he dicho o he escrito. En aquel momento lo que escribí era lo que sentía. Hoy todo es tan correcto. No hay sentido del riesgo en lo que se escribe. Tan pronto como escribes sobre sexo te catalogan como problemático. Es tan triste que se te cierren tantas puertas… Muchos de nuestros singles han sido censurados porque tienen simbología sexual. Los que están en los medios te marginan como un compositor inteligente con un punto de vista sobre la sexualidad. Y los que no están en los medios nunca nos escuchan porque no entramos en los cauces habituales de difusión.

 

Tampoco ayuda mucho la visión hedonista, aunque realista, que aportáis del mundo de las drogas.

– Creo que mucha gente se han deshecho de muchas de sus inhibiciones y ha descubierto nuevos aspectos de sí mismos a través del éxtasis. Es de esa clase de sustancias que abre las mismas puertas que algo como el ácido. Le ha dado un sentido alegre al hecho de salir. En cualquier lugar, todo el mundo está en ello. Es imposible ir a cualquier sitio de Londres sin que la gente ofrezca y consuma pastillas de toda clase. Puede que a alguien le parezca polémico, pero no a mí. Se trata de algo que forma parte de nuestras vidas. No intento parecer comprensivo o decir que con ello vivirás una fantasía. Simplemente se trata de reconocer que la gente sale, va a los clubes, practica el sexo y así es como es. De todas formas, una fase de mi vida se va quedando atrás: voy al cine a menudo, cuido de mis gatos, me enfado con los que no han venido a arreglarme las escaleras, hago gazpacho, compro antigüedades, cosas bastante aburridas…

 

¿Es posible que tu capacidad para revelar sólo algunos aspectos de tu contradictoria personalidad te haya convertido en uno de los escasos supervivientes de este negocio?

– La verdad es que tienes que ser un poco de todo cuando estás en una banda. Tienes que ser un político, un orador, un músico, esto y lo otro… incluso un jodido contable. (Es como ser un ama de casa! Cinco mil cosas en las que tienes que ser el mejor para llegar a ser algo bueno. Y todo eso de que no podía continuar no es exacto. Tengo bastante resistencia y capacidad para ponerme en pie al final del día. Nada me afecta tanto, ya que es la música lo que me importa. De todas formas, todavía tengo ese demonio dentro de mí que tiene que enderezar muchas cosas que están mal. Todo se reduce a esas horribles palabras como éxito y ambición. No importa como los demás te vean, lo único que importa es que te tomen en serio. Odio la palabra respeto, pero está ahí, ¿no?. Muchas veces es lo que no has hecho lo que realmente te define.

Xavier Valiño

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