SPECTOR

Spector

Sheena M. Joyce, Don Argott

(Lightbox, Showtime)

 

 

Artistas como herramientas. El productor más estrella que los artistas. La mafia entrometiéndose en el negocio de la música. Un hombre con la fórmula excluyendo a quienes le ayudaron a construirla. El destino como modo de rehuir la culpa y el abandono. Las canciones convertidas en la propia vida. Solitarios escribiendo canciones en soledad para otros solitarios. Sinfonías como viñetas de la adolescencia. Personas utilizadas como pasaporte para el éxito de otras. Las mujeres como objetos desechables. Dos pequeños gemelos como regalo de Navidad para una esposa. La fascinación de trabajar con un genio a pesar de tener que soportar sus desplantes y sus armas. Bipolarismo, medicación mezclada, traumas, enfermedades mentales en la familia…

 

De todo eso habla Spector, la serie de cuatro capítulos recién estrenada y que repasa la obra del productor más reconocido de la historia del rock. Al menos en un capítulo y medio, una hora y media, lo que no es demasiado tiempo para entrar en todo, obviando especialmente todo lo que vino después de los 60 (con un par de frases despachan los discos producidos a Leonard Cohen, John Lennon o Ramones). La razón es que todo el resto del metraje se dedica al caso Lana Clarkson, la mujer que supuestamente mató en su mansión. Por lo tanto, se trata más de un excelente documental sobre el crimen -y los juicios posteriores- que musical, algo que sigue quedando pendiente.

 

 

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