SIDONIE
Sidonie, sueños venusianos
Psicodelia es el género que mejor define la música que sale de El Fluido García, el nuevo y quinto álbum de Sidonie. Como explica Marc Ros, “hemos utilizado algo que siempre ha estado ahí. Todo está bajo un mismo manto, bajo un estilo tan abierto que te permite hacer lo que quieras”. Y lo que ha hecho Sidonie con El Fluido García ha sido firmar su disco más impactante, de cuya producción Mar, Jesús y Axel se sienten más orgullosos que nunca. Este sábado 18 lo presentan en la Sala Capitol de Compostela.
“Somos un grupo de pop en el que priman las melodías, pero esta vez hemos apostado por una producción más áspera”. Reivindicando el sonido añejo en el que se basa su pasado musical, el grupo afirma que lo revisa huyendo del revival y que el tratamiento de las armonías vocales y los arreglos del disco solo lo hubiesen podido firmar los Sidonie del 2011, después de todo lo que han aprendido antes de llegar hasta aquí.
Pero comencemos la historia desde el principio. El Fluido García es una de las maravillas incluidas en la novela El Anacronópete, una historia de ciencia ficción que recientemente llegó a las manos de Sidonie. Escrita en 1881 por Enrique Gaspar, se adelanta ocho años a la novela de H.G. Wells a la hora de hablar de la máquina del tiempo. El Anacronópete es precisamente el nombre que el protagonista, Sindulfo García, da a la máquina, y entre otros inventos y producciones de extraordinario carácter surrealista, se cita El Fluido García como el líquido que deben beber los tripulantes de la máquina para no rejuvenecer cuando viajen atrás en el tiempo.
Marc Ros es el compositor de todas las canciones del álbum, excepto una, firmada por Jesús Senra. Pocos días después de que terminara la larga gira de El Incendio, Marc enseñó los nuevos temas a sus amigos Jesús y Axel, en la habitación de un hotel de Madrid. Aquella madrugada, los tres supieron que compartían la voluntad de seguir evolucionando y romper radicalmente con aquello que habían hecho en sus dos anteriores trabajos. Tras tocarlas y escucharlas, supieron que aquellas nuevas canciones eran tan elásticas que sólo podían ser arregladas con el único estilo musical que es realmente libre y con el que los tres se conectan de una forma casi instintiva: la psicodelia.
Regresando a Barcelona, Sidonie ya era consciente de que su próximo disco iba a ser cantado en castellano, que tenía que sonar más contundente que nunca y que tenía que grabarse en riguroso directo, para exaltar la conexión que existe entre el trío cuando tocan juntos. Al mismo tiempo, reivindicaría la psicodelia inglesa del periodo 1966-68, la estética de Carnaby Street del swinging London (calle tristemente convertida en un escaparate de franquicias), las melodías y armonías vocales y el hecho de que Sidonie siempre ha hecho lo que ha sentido.
Muy pocos días después, se encerraron entre instrumentos y artilugios sonoros en su buhardilla de Poble Nou, en Barcelona. Los tres solos, reforzando precisamente aquello que sólo vive entre ellos, empezaron a fabricar a diario y en absoluto estado críptico y misterioso, el disco más valiente y personal de su carrera.
La grabación de las bases (guitarras, bajos y baterías) sobre las cuales se ha construido el resto de los arreglos del disco, se hizo en estricto directo en la sala A de los estudios Music Lan de Avinyonet de Puigventós (Figueres). De esta manera, se ha conseguido la reverberación de sala grande y transmitir la verdad, la química e incluso las imperfecciones de un trío que lleva muchos años compartiendo tablas.
El resto del proceso de la grabación (voces, arreglos y mezclas) tuvo lugar en el estudio histórico donde Sidonie lleva grabando desde su primera maqueta: Estudios Blind Records (Poble Nou, Barcelona). La producción corrió a cargo de Sidonie y Santos & Fluren, que han trabajado con la banda a lo largo de toda su carrera.
“Nos ha costado mucho, pero estamos satisfechos. Un 70% de las ideas que teníamos están en el álbum”, dice Marc Ros. “No buscamos, encontramos. Hacemos lo máximo que podemos, que no es siempre lo que queremos. Salió “El Bosque” y todas las demás surgieron alrededor. Este es un disco de género y hemos hecho una apuesta muy fuerte en los arreglos”.
El Fluido García es la consecuencia de muchísimo de trabajo. “El estudio parecía un laboratorio”, continúa Marc. “Había mañanas enteras en las que solo se grababan diez segundos que terminarían en el disco”. “Hay que investigar”, afirma también Marc para resaltar la necesidad de cambio y evolución que evidencia este disco.
Y menciona a Los Brincos, Solera, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, Crosby, Stills & Nash, The Beatles o The Beach Boys mientras explica que “El Fluido García es nuestro disco más logrado y complejo en voces”. En relación a lo instrumental, existe un cuidado de artesanía y precisión. “Hay que dejar espacio al instrumento, que la voz le permita sonar y respirar”.
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