SCISSOR SISTERS

 Scissor Sisters, petardeo con-sentido

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Dos años después de su espectacular ascenso, Scissor Sisters regresan para volver a revolucionar el planeta del pop. Su nuevo single, “I Don’t Feel Like Dancin’”, incluido en su segundo álbum Ta-dah, seguro que va a cuestionar su propio título (“No me apetece bailar”) y va a causar el caos en las pistas de baile desde Brooklyn hasta cualquier garito de nuestra geografía. Puede que la canción suene a fiesta, pero la letra, como sugiere el título, no sigue el enunciado literalmente, ya que habla de alguien a quien le vendría bien tener una noche tranquila más que salir por ahí y pintar la ciudad de rojo.

 

“Esto es lo que pasó”, comienza Ana Matronic. “Estuvimos de gira durante casi dos años, terminamos en marzo de 2005, aunque la cosa acabó en realidad después del festival V el pasado mes de agosto. Durante ese tiempo, nuestro éxito más grande sucedió mientras estábamos a 5.000 kilómetros de distancia, en Inglaterra. Cuando por fin volvimos a casa en Nueva York e intentamos retomar los hilos de nuestras vidas diarias, era como si fuéramos astronautas saliendo del espacio exterior y regresando a la atmósfera. Había sido una locura, un momento de éxito, sorprendente y colorido, había sido como si fuera Nochevieja todos los días del año… ¡Pero claro, necesitábamos unos 365 días de Año Nuevo para poder recuperarnos!”

 

Una rápida recapitulación: Scissor Sisters son Jake Shears (voz principal), Ana Matronic (voz), Babydaddy (bajo, guitarra, banjo, teclados, guru de la técnica), Del Marquis (guitarras) y Paddy Boom (batería). La banda se formó en Nueva York en 2001. Inicialmente actuaban en el circuito artístico de Nueva York. Firmaron un contrato en Inglaterra después que Polydor se fijara en su memorable versión de “Comfortably Numb”, al estilo Pink Floyd cantado por los Bee Gees, que arrasó en las listas de medio mundo.

 

Scissor Sisters comenzaron en 2004 como artistas teloneros poco conocidos y terminaron el año siendo un fenómeno del pop. Su álbum de debut homónimo, del que salieron cuatro éxitos posteriores (“Take Your Mama”, “Mary”, “Laura” y “Filthy/Gorgeous”), fue el álbum más vendido de ese año, tocando para las multitudes en innumerables festivales, entre ellos el Festival de Benicassim y el Sonar en Barcelona.

 

Y luego Scissor Sisters se fueron a casa. De vuelta a la vida, de vuelta a la realidad. Jake lo recuerda como la madre de todos los colapsos, el cual tuvo un efecto tanto físico como mental. “Cuando experimentas algo como lo que nos ocurrió a nosotros, la continua puesta en escena y demás, tu cuerpo se acostumbra a desarrollar enormes cantidades de adrenalina. Cuando llegué a casa, seguía generando mucha adrenalina, cuando no se suponía que tenía que ser así. Intentas relajarte y, de repente, te sientes como si quisieras arrancarte la piel a tiras y salir volando.”

 

Cuando comenzaron a encauzar su atención hacia su segundo álbum el pasado verano, se vieron sobrepasados por la repentina e inmensa cantidad de expectativas y las consiguientes dudas que eso generó. “La primera vez que nos pusimos manos a la obra, ni siquiera nos habíamos dado cuenta que estábamos haciendo un álbum”, dice Jake. “Ni siquiera era nuestra intención. Sólo estábamos divirtiéndonos, escribiendo canciones”. Ahora el listón estaba más alto, la presión era mayor, así que por primera vez se sentían inseguros. “Y como el primer álbum era una mezcla tan ecléctica, no teníamos por dónde salir,” dice Ana. “Había muchas opciones, y a veces éstas pueden ser demasiadas”.

 

La pelota había dejado de girar, pero Scissor Sisters tenían un plan: grabar una canción bailable divertida y optimista, porque el planeta necesitaba alegría (“cada vez que enciendes la tele, parece que la situación política mundial va peor y peor”, dice Babydaddy) y porque ellos necesitaban alegrarse. La solución: “I Don’t Feel Like Dancin’”, posiblemente la canción más alegre jamás concebida sobre el tema de quedarse en casa y sentirse triste.

 

“Cantar sobre el tema de no tener ganas de bailar fue la única forma de escribir una canción de baile que fuera divertida, pero aun así procedía de algo honesto”, concluye Jake. “La canción también trata de estar enamorado”, añade Ana. “Hay una línea que dice: ‘Mejor me quedo en casa en la cama con ella hasta el amanecer’, y creo que eso resume muy bien lo que es estar constantemente de gira lejos de la persona que amas”.

 

A partir de este single las ideas comenzaron a fluir de nuevo. “Nos dio renovadas esperanzas en nosotros mismos”, dice Jake. “Hay mucha ansiedad y auto censura que surgen cuando te enfrentas a esta clase de presiones. Pero nos dimos cuenta de que después de todo somos especiales y que hay algo asombroso entre nosotros. Fue algo increíblemente liberador”.

 

Trasladaron su estudio del salón de Babydaddy, donde habían grabado su álbum de debut, a un edificio alquilado unas calles más allá. “Era hora”, señala, “de darme un respiro y caminar hacia el trabajo a diario”. Para ayudar a crear el ambiente apropiado, entraron en el estudio (que según dice Ana “parecía un establo de la película Más allá del valle de las muñecas”), “lo volvimos a pintar en plateado y en tonos azul y le pusimos el nombre de Discoball Jazzfest”.

 

Pero no lo cambiaron todo. “Seguimos viviendo en pequeños apartamentos en Nueva York, salimos con los mismos amigos y vamos a la cafetería todas las mañanas”, dice Paddy. Para Jake, el éxito significa que “puedo salir y comprar cualquier DVD que quiera, o unos cuantos CD o videojuegos”. Para Ana, significa comprar un montón de libros y el hecho de que “ahora tengo una cuenta de ahorro”.

 

Scissor Sisters comenzaron a unir sus diversas influencias, incluyendo -y no en orden necesariamente- los temas de las películas de James Bond, la primera música disco, funk, extrañas melodías, y gente como Fleetwood Mac, Dr. John, el sonido de Nueva Orleáns, Billy Joel, Goldfrapp, Roxy Music o Paul McCartney. El resultado final es, como en su disco anterior, un pop salvajemente ecléctico y alegre. ¿El sonido? “Es más pleno”, dice Del Marquis, “y más grueso. Y Jake -quien, junto a Babydaddy, constituye el eje compositor de la banda- se ha vuelto tan prolífico como el propio infierno”.

 

“Es gracioso, cuando escribo una canción, tengo que tener imágenes en la cabeza”, dice Jake. “También tengo que tener una historia. Si no tengo una historia o imágenes en la cabeza, no puedo escribirla”. A veces, la historia surge de los lugares más extraños. “Tengo sueños muy vívidos. Tuve uno sobre Paul McCartney. Estábamos los dos solos en una habitación, manteniendo una conversación sobre el hecho de componer canciones. Me dijo cosas asombrosas. Lego, justo antes de despertarme, me dijo -suena un poco raro, si lo dices fuera de contexto-: ‘Es la música lo que me conecta contigo’. Me sentí como si hubiera visto una aparición o algo así”. Ésa es la historia que hay detrás de la canción “Paul McCartney”, co-escrita con un invitado especial, Carlos Alomar, el guitarrista de David Bowie. Jake conoció a McCartney poco después de escribir la canción y se lo contó. “Debe de pensar que soy un completo imbécil, pero me dio su dirección, dijo que le encantaría escucharla”.

 

En el disco está también la jovial pieza de glam-rock-disco “She’s My Man”, que contiene el intrigante verso: ‘Ella echa a perder un buen momento y me saca de mis casillas’. ¿La explicación? “Está basada en una mujer llamada Annie Christmas, que fue una leyenda del folklore de Nueva Orleáns. Era una señora enorme, una pirata de las riberas, ladrona y asesina que se hizo pasar por un hombre. La canción está hecha desde el punto de vista de alguien que está enamorado de ella… Estoy totalmente fascinado por Nueva Orleáns. Es una ciudad construida por prostitutas y ladrones. Me fascina, me siento muy inspirado por la música que sale de esa ciudad. Creo que se puede apreciar en el disco”.

 

“Might Tell You Tonight” es un tema plácido y lleno de armonía, “la única canción de amor que he escrito en mi vida. Trata de ese extraño momento en el que te estás enamorando y lo sientes muy profundamente”. Por su parte, la épica “Land Of A Thousand Words” nació de la obsesión de la banda por los temas de las películas de James Bond. “Ni siquiera soy fan de las películas ¡Me aburren a muerte!”, admite Jake. “Pero, Dios mío, las canciones, las imágenes, las aberturas, esas canciones clásicas cantadas por una mujer que nunca está a tu alcance. Es ese anhelo, ya sabes: estás aquí conmigo ahora, pero sé que te vas a levantar de la cama y vas a ir a matar a alguien”.

 

Ana, mientras, dice de “Kiss You Off”: “No es una canción de amor, es una canción que trata del hecho de enamorarse. Habla de saber que te mereces que te traten mejor de lo que han hecho en una relación. ¡Y luego decirle que te bese el culo! Creo que es una canción de ruptura muy buena para mucha gente”.

 

Y si eso provoca una sonrisa, “The Other Side” te puede hacer llorar. “Habla de contemplar el final, no querer que alguien se vaya, pero saber que al final la muerte es… la muerte es el final. Básicamente es decirle a alguien que cuando me vaya, si me voy antes que tú, te esperaré. Hay definitivamente una especie de melancolía”, dice Ana.

 

Ya sea esa melancolía, o los meses pasados luchando por encontrarse de nuevo a sí mismos, todo está implícito en el título del álbum, que ha sido debatido con furia en la página web de los fans, para entretenimiento de Jake. El disco se titula simplemente Ta-dah. “Se me ocurrió a mitad de la grabación, y no dejaba de pensar en ello”, dice Jake. “Estaba ahí, seguía dándole vueltas. Creo que tiene muchos significados y lecturas diferentes. Si ves la palabra Ta-dah sin signo de exclamación, sin punto, es muy abstracta. Hay magia e ilusión en esa palabra, piensas en el mundo artístico, en las dotes teatrales. Pero Ta-dah también quiere decir expectativas. Porque éste es un segundo álbum, tiene una faceta como de presentación… Ta-dah. Esto es lo que hemos hecho. Esto es lo que es”.

Xavier Valiño

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