SAGRARIO LUNA: Fela Kuti. Espíritu Indómito
SAGRARIO LUNA: Fela Kuti. Espíritu Indómito (Milenio)
Por difícil que parezca, no existía hasta el momento ningún libro en castellano centrado en la figura del artista africano más importante del siglo XX, Fela Kuti. La única explicación plausible es que -y aquí debemos entonar un mea culpa- colonizados por la cultura anglosajona, preferimos glosar antes la obra de cualquier músico de menor trascendencia procedente de esa cultura que mirar hacia otras latitudes que no cuentan con el empuje de una industria poderosa.
Hablo desde la experiencia, ya que el único capítulo publicado hasta ahora sobre Fela estaba en un libro de un servidor (El gran circo del rock. Anécdotas, curiosidades y falsos mitos, T&B, 2005), curiosamente olvidado en la extensa bibliografía de este Fela Kuti. Espíritu indómito, el primer volumen sobre el nigeriano.
Sagrario Luna, quien en los 80 firmó sendos volúmenes sobre la trayectoria de The Jam (1983) y The Clash (1988), sufrió un vuelco en su forma de entender la música un buen día de 1989 tras asistir a un concierto de Fela Kuti y hablar con él (¡la recibió en sus acostumbrados calzoncillos!). Desde entonces, no ha dejado de extender su palabra, bien sea desde la Asociación Afrobeat como editando cuatro discos con versiones y nuevas creaciones que toman su legado como partida.
Por lo tanto, se podría esperar de ella un libro hagiográfico que, además, se despide en uno de sus capítulos finales con un FOREVER LIVES FELA!!! que no deja lugar a dudas sobre el embrujo que el músico ha ejercido sobre su autora. Por suerte, ese embrujo se extiende sobre todo a la música y, también, a su condición de líder africano, pero no a otros aspectos más controvertidos de la persona.
Así, no oculta Luna los puntos oscuros de la biografía de Fela, y ahí está el gran mérito del libro, que no el único, que lo convierte probablemente en el mejor volumen editado hasta ahora sobre él. No en vano la autora se ha pasado casi 15 años recopilando información y traduciéndola a texto escrito con su aportación personal.
Por ejemplo, cuando habla de su ‘especial’ relación con las mujeres, la relata en un apartado muy documentado en el que se recogen todos los claroscuros y contradicciones, y que concluye con estas ajustadas palabras (página 160): “He considerado relevante trasladar la opinión de una africana a este delicado apartado porque nadie mejor que ella para cuestionar, o debatir, el posicionamiento de Fela ante la mujer. La autora de esta biografía es occidental, católica no practicante y con educación monógama, por lo que se siente invalidada para rebatir las tradiciones y costumbres de otras culturas, aunque observe las garras del machismo en Fela”.
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También critica su negación del uso del preservativo por ser un ‘invento del hombre blanco’, lo que finalmente le llevaría a la muerte por SIDA en 1997 (página 372): “Con la actitud de no reconocimiento, Fela contribuía a la propagación de ciertos hábitos que desembocaban irremediablemente en un riesgo gratuito de consecuencias mortales. Ahí Fela erró”.
Sabe también la autora que para contar la historia de Kuti no basta con hablar de sus canciones, traducir sus letras -gran trabajo este- y revisar su lucha personal contra la corrupción política, sino que ayuda a contextualizar toda su obra explicando la historia de Nigeria, de su familia o de su conversión a la causa negra en unos Estados Unidos radicalizados a finales de los 60.
Además, en la parte de anexos más completa que uno recuerde en un libro (150 páginas), otros músicos hablan sobre su importancia y cómo les influyó Fela Kuti, se desbrozan una a una sus canciones, se repasan los componentes de todas sus bandas y se recoge una cronología, glosario, bibliografía, discografía, documentos filmados y un índice onomástico y temático completísimos.
Es difícil no caer rendido ante la exuberancia del músico una vez se le escucha, como le sucedió a la autora -y a un servidor- en su momento, que es justamente lo que ha motivado este libro. Y ese proceso no podía quedar mejor explicado que en estas palabras (página 352):
“Todo parece indicar que Fela nunca había pretendido convertirse en una estrella internacional como Bob Marley, King Sunny Adé o Youssou N’Dour, no era su objetivo. Su propósito era expandir su mensaje panafricano a través de la música… Me atrevería a decir que la música de Fela no era ni es digerible para cualquier oído, ni siquiera para algunos educados musicalmente. Es áspera como la lija, amarga como la hiel, densa como el barro, amenazadora, hipnóticamente repetitiva, de una duración extrema, casi extenuante y, por tanto, no fácil de deglutir ni de bailar. Pero es salvaje, visceral, sexual, trance, te envuelve, te recorre la columna vertebral, te cimbrea, te retuerce y te sacude desde el primer acorde”.