RUSTY: The Resurrection of Rust

RUSTY: The Resurrection of Rust (Elvis Costello-Universal)

 

 

Hace ahora 50 años, cuando contaba 17, el joven Declan Patrick MacManus fue invitado a unirse a una joven banda llamada Rusty en una fiesta de Año Nuevo en 1972 en Liverpool, adonde se había mudado con su madre desde Londres después de la separación de sus padres.

 

Aquella noche de fin de año, Allan Mayes y MacManus sacaron sus guitarras y se pusieron a tocar durante varias horas canciones por las que ambos sentían predilección, de Van Morrison, Neil Young o Bob Dylan, mientras el resto de asistentes a la fiesta bailaban, bebían e intentaban conseguir pareja para compartir la noche.

 

Por improbable que parezca, ambos mantuvieron el contacto tras separarse al marchar McManus a Londres -para acabar convirtiéndose en Elvis Costello; el resto es historia- y cinco décadas después editan su primer disco, compuesto por seis canciones de las que entonces tocaban en pequeños clubes de folk, colegios o bibliotecas y que no tuvieron mayor recorrido.

 

Entre ellas están “Warm House”, la primera canción que compusieron, o “Maureen and Sam”, su tema más longevo porque la recuperaría Costello con el nombre de “Ghost Train”, tras cambiarle la melodía y parte de la letra, en la cara B del single “New Amsterdam”. Además incluyen dos versiones de Neil Young en un medley, otra de Jim Ford y dos de Nick Lowe, entre ellas la radiante “Surrender to the Rhythm”, lo más contagioso de un disco inesperado, sencillo y gozoso de solo 24 minutos, grabado con la banda habitual de Costello, The Imposters.

 

 

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