Portada Abbey Road

Abbey Road portada

 

 

Cuando Benny Hill, los Simpson, Barrio Sésamo, el propio Paul McCartney o los Red Hot Chili Peppers (desnudos, a no ser por unos calcetines estratégicamente colocados), entre otros 300 artistas, recrean una portada, por algo será. No es que sea la mejor carátula de la historia del rock, pero sí probablemente la más emblemática, junto con la de Sgt. Pepper’s.

 

Lo curioso es que nació por casualidad. El cuarteto había planificado un viaje al Himalaya para preparar la portada de su siguiente disco, llamado inicialmente Everest, como los cigarrillos que solía fumar el ingeniero de sonido Geoff Emerick. Descartada tal aventura por falta de tiempo, McCartney trazó un boceto del grupo cruzando el paso de cebra en el exterior de los estudios de la calle Abbey Road, para representar la idea de que los músicos se largaban después de su trabajo.

 

Tras una prueba un par de días antes con cuatro colaboradores del grupo, a las 11:35 de una calurosa mañana de agosto convocaron al fotógrafo Iain Macmillan, al que dieron diez minutos para hacer su trabajo en medio de las sesiones de grabación del álbum. El escocés, subido a una escalera, disparó seis fotos con su cámara Hasselblad, montando un objetivo gran angular de 50 milímetros, con una apertura de f22 a 1/500 segundos, mientras un agente retenía el tráfico. Tres de ellos vestían trajes del diseñador galés Tommy Nutter y George Harrison optó por un conjunto vaquero, mientras que McCartney se quitó sus estrechas sandalias para cuatro de las tomas.

 

 

John Kosh se encargó del diseño, el primero que hacía, a partir de la quinta de las fotos, la elegida por el bajista, y optó por no poner el nombre del grupo ni el título del álbum, decisión que le costó más de una discusión con los responsables de la discográfica. En ella acabaron apareciendo a la izquierda tres decoradores en una pausa de su trabajo (Derek Seagrove, Steve Milwood y Alan Flanagan) y, a la derecha, un turista americano (Paul Cole) que esperaba que su mujer saliera de un museo, y quien se descubrió casualmente en la cubierta tiempo después cuando ella compró el disco para aprender a tocar al piano una de sus canciones.

 

Curiosamente, la fecha de la sesión fue el viernes 8 de agosto de 1969, justo el mismo día en que los secuaces de Charles Mason cometieron los asesinatos de Cielo Drive al otro lado del Océano. ¡Helter Skelter! (Y eso sin hablar de las teorías que ven indicios del sobado “Paul está muerto” en la icónica imagen).

 

 

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