ULTRASÓNICA 2006 ENTREVISTA CON PLASTIC D’AMOUR
Plastic d’amour y la habitación de un adolescente
Blanca y Alberto se presentaron en sociedad en enero del 2002 con un primer EP bajo un nombre que, como ellos dicen, viene a decir que el amor es de plástico, o de plastilina, o como un chicle, blando, en cualquier caso, y estirable, siempre. Tras Olivia al año siguiente, ahora publican Nicolás, que Alberto nos presenta.
Nicolás sigue a Olivia. Está claro que no es coincidencia. ¿Por qué lo quisisteis así?
– Por diversión. Nos gustaba el nombre de Nicolás, muy en la línea de Olivia, pero con personalidad propia, como cada individuo: Nicolás tiene sus manías, sus alegrías, sus penas y su forma de ver el mundo.
¿Hay un nexo entre las canciones que van bajo ese nombre de Nicolás?
– Las canciones están escritas y compuestas en un mismo periodo de tiempo, son variadas y encuadran varios estilos, desde lo más próximo a la chanson (“Il y A”, “Fini”), hasta el funk lisérgico (“Detour”), pasando por la taberna (“Ecoute ton coeur”, “Plus rien”). Nos gusta esa variedad. Nuestro sonido viene marcado por la personalidad de la voz de Blanca y el idioma francés, cuya sonoridad lo impregna todo.
En Nicolás os habéis soltado más que en los discos anteriores. ¿Fue casualidad o algo que se vio a medida que las canciones iban saliendo?
– Exacto, nos hemos soltado, de ahí la variedad, que no deja de ser una forma de investigación de sonidos, arreglos, melodías y posibilidades dentro de la paleta que nos ofrece la música popular. Todo es casualidad hasta cierto punto: la suerte y la casualidad se persiguen de alguna manera. Queríamos pasarlo bien con este disco y que, por tanto, la gente se lo pasara bien. Creemos haberlo conseguido.
¿Es “Il y A” vuestro acercamiento más claro a la chanson francesa?
– Sí, es una especie de ‘Brassens de juguete’, un Brassens pasado por el bueno de Pascal Comelade, con sus juguetitos. Es un acercamiento o aproximación a estas dos grandes figuras. Una canción con música y letra bien bonitas.
¿En qué canción habéis logrado transmitir mejor a la grabación lo que estaba de antemano en vuestra mente?
– A la hora de afrontar un proyecto creativo, en nuestra opinión, el resultado debe ser, dentro de unos límites, imprevisible. Eso es lo interesante del trabajo. Si no, trabajar en el estudio sería muy aburrido, ¿no? Por ejemplo, ‘Les autres’ empezó siendo una canción muy acústica, con un par de arreglos y la voz, leve. Fuimos añadiendo capas y finalmente las percusiones, y acabó engordando hasta conseguir una atmósfera que no estaba en nuestra cabeza cuando comenzábamos a trabajar la canción. Con “Ecoute ton coeur” pasó algo parecido. Quizá “Fini” sea la canción que teníamos más clara y cuyo resultado haya sido más previsible: es una canción de taberna y despedida. Nos faltó estar un poco más borrachos cuando la grabamos… En fin, creemos que todas las canciones transmiten y sirven en bandeja las historias que Blanca escribe.
¿Es difícil por lo general ese proceso? ¿Qué sucede cuando no lo conseguís?
– Cuando no lo conseguimos, nos enfadamos y nos llevamos la pelota a casa. No jugamos más. Ja, ja. El proceso es largo, unas veces más fácil y, otras, descorazonador. Siesta nos permite que el proceso sea tranquilo, sin presiones, y que nos lo tomemos con mucha calma. Si algo no funciona, se toma otro camino. Si finalmente las cosas no caminan, se guardan en la nevera y a otra cosa. Quizá en unos meses o años comiencen a andar. (La canción “Le reveil” es un ejemplo de esto que te cuento: es la única canción del disco que ha estado en la nevera durante 5 o 6 años. Ha merecido la pena esperar.) Nos peleamos mucho con las canciones para que salgan de manera natural, para encontrar los buenos arreglos que la lleven adelante, que cada palabra esté bien encajada con la música. Nos dejamos la sangre en cada disco. Como decía Kareem Abdul Jabar en Aterriza como puedas: “Yo me dejo la piel en cada partido, chico…”
Me gustan los arreglos del disco. ¿Trabajasteis mucho en ellos? ¿Con quién?
-Trabajamos mucho con ellos, con sangre y alegría. Los arreglos son míos en su mayor parte. He contado, eso sí, con varios músicos que hacen una importante labor. Yo no les doy la música escrita, simplemente les comento la idea aproximada de lo que quiero y dejo bastante libertad a la hora de grabar. Por ejemplo, Tamara Honstetter, la teclista, grabó sus arreglos prácticamente improvisados en dos sesiones alocadas. Esa improvisación forma parte de las canciones y del espíritu caótico de Nicolás.
El diseño del disco es precioso. ¿De quién fue la idea y qué se pretendía?
– La idea fue de Aitor Méndez, del estudio de diseño ‘451’. Pretende plasmar la habitación de Nicolás, un cajón de sastre caótico que muestra la habitación de un adolescente, sus inquietudes y demás. Captó el espíritu del disco a la primera y, además, el concepto estético es precioso. ¡Bravo!
Cantando en francés es fácil hacer la asimilación, aunque a lo mejor vamos descaminados. ¿Qué os interesa más en cine, literatura y música?
– Uf, larguísima respuesta, necesitaríamos espacio extra. Vayamos al zapping de los tiempos que corren. Nos interesa la literatura americana, francesa, inglesa, española o japonesa, etc. Desde Vila-Matas a Philip Roth, de Mishima a Martin Amis, de Carver a la Beauvoir. Ahora mismo estoy leyendo América día a día de esta última, un diario de viaje por los USA del año 1948. Cine europeo, americano o bengalí, desde Woody Allen a Chabrol, Ang Lee a Truffaut. Música de pop de origen sajón, pero también brasileña, francesa o española. Nos gusta Sr. Chinarro, Josh Rouse, Dominique A, Os hermanos, Andrés Calamaro, Tom Waits, Miles Davis, Keith Jarrett, etc. En nuestra web www.plasticdamour.com, que acabamos de poner en marcha, iremos escribiendo en el blog todas aquellas cosas interesantes que nos llamen la atención.
¿Podéis citarnos algunas influencias que se han mantenido inalterables durante los años para vosotros?
– El árbol del que colgamos todos los que hacemos música pop de influencia sajona se llama The Beatles. A nivel musical es una referencia fundamental, atemporal. Como decía el señor gordito que canta en los Pixies, “el repertorio completo de los Beatles se encuentra en una región de mi cerebro”. 100% de acuerdo.
¿Y algún descubrimiento reciente?
– Los tejanos Midlake y su último disco, The Trials Of Van Occupanther, pop-folk un poco años 70, con gotas de Neil Young o The Beatles. Canciones preciosas y muy bien arregladas; americanos en acción, buenos músicos, mejor cantante.
Supongo que os gustaría poner música a alguna película o que vuestras canciones sonasen en alguna banda sonora. ¿De qué película o de qué realizador? ¿Y dónde no dejaríais que sonasen?
– Cualquier película, documental o serie de televisión con un mínimo de intención, emoción, que contara algo interesante. Cualquier realizador con un mínimo de sensibilidad, español o extranjero. Plastic d’amour no sonará nunca en campañas políticas de partidos al uso o en películas sin gracia.
¿Está claro que Mate es otra aventura completamente distinta o en algún momento se llega a la esquizofrenia?
– Mate es un proyecto personal, que requiere un esfuerzo grande; es una forma de expresión personal donde las letras cobran gran importancia y requieren mucha dedicación. En Plastic d’amour, Blanca escribe las letras y eso me quita mucho peso de encima: me dedico a lo abstracto, la música, cosa que es muy agradecida y me permite ‘soltar las cabras’ (expresión muy gráfica de mi amigo el músico Ramón Leal) y experimentar. Todo, al fin, es un proyecto conjunto, este disco de Plastic d’amour me sirve para el próximo de Mate: tengo más caminos explorados y, por tanto, más herramientas para expresarme.
¿Cambia algo la perspectiva o la composición para Alberto después de haber compuesto para Las Escarlatinas o Cristina Georgina?
– Son proyectos del sello Siesta donde estoy encantado de participar con canciones que, si no fuera por ellos, se quedarían en un cajón. Aunque sea un tópico, es bien cierto que se aprende a componer componiendo, así que estoy encantado de participar en todos estos proyectos que me permiten crecer.
¿Qué tal fue lo de la versión de Blanca para la película Tu vida en 65 minutos?
– Me consta que fue una gran experiencia. La canción provenía de un recopilatorio homenaje de grupos españoles al grupo The Cure. Una maravilla poder tocar “In Between Days”, pedazo canción.
Por último, ¿hay ya alguna idea para vuestro próximo álbum? ¿Se completará la familia?
– Claro, seguro que sí, hay que llegar a la familia numerosa… Y llenar el país de mentes pensantes…