PISTOL

Pistol

Danny Boyle

(FX-Hulu-Disney +)

 

 

Para que nadie se lleve a engaño, conviene saber de entrada que la serie sobre los Sex Pistols que se acaba de estrenar es la historia vista desde la perspectiva de su guitarrista, Steve Jones, basada en sus memorias, Lonely Boy: Tales from a Sex Pistol -que en España editó Cúpula con el título de Lonely Boy. Historias de un Sex Pistol– y detrás de las que estaba el autor en la sombra Ben Thompson. Por eso tiene más relevancia Chrissie Hynde, pareja entonces de Jones que, por poner un ejemplo, el mismísimo Sid Vicious.

 

Podíamos adivinar, sin duda, que John Lydon (Johnny Rotten en aquel momento) nunca estará de acuerdo con cualquier relato que se publique o filme de lo que sucedió alrededor de la banda, y mucho menos si no es el suyo, así que no hace falta dejarse llevar por todos los comentarios negativos que ha intentado arrojar sobre la serie.

 

Curiosamente, detrás de esta producción está la factoría Disney, probablemente la última compañía que uno enlazaría con la historia de la banda punk británica más grande. Para contrarrestarlo, el director es Danny Boyle, así que nos encontramos en sus escenas con los excesos que tan bien condujo en la película más parecida a Pistol que rodó hace ya 26 años, Trainspotting.

 

Obviando el escaso parecido físico de algunos de los protagonistas con aquellos personajes a los que interpretan, lo mejor de la serie de Boyle es haber retratado el caos de aquellos años a base de rabia y escupitajos, de forma cruda y grasienta. No falla, pues, en la caracterización y ambientación de la época, incluyendo imágenes reales tomadas durante los años setenta, ni tampoco en las poderosas secuencias de actuaciones en vivo, aunque los diálogos resultan en ocasiones demasiado forzados para incluir el máximo de información posible. Pero si hay algo reseñable por encima de todo, son dos de los actores: Thomas Brodie-Sangster y Anson Boon se revelan magnéticos desde su primera irrupción en pantalla, interpretando, respectivamente, a Malcolm McLaren y Johnny Rotten. Nadie que la vea los podrá olvidar.