PABLO LESUIT: Belorizonte

PABLO LESUIT: Belorizonte (Esmerarte)

 

 

Parte de la culpa de que este disco aparezca aquí la tiene Jorge Drexler. Hace ahora cinco años que el gallego Pablo Lesuit editó su debut Tiempo (tras un primer EP, Ocho horas, en 2012), un disco de pop-rock más convencional en el que Drexler colaboraba en una de sus canciones, “El tiempo”. El uruguayo fue quien le propuso que ampliara sus horizontes musicales viajando a Latinoamérica.

 

Dicho… y hecho. Lesuit marchó a Uruguay y Argentina para dar unos pocos conciertos. Los familiares de Drexler lo acogieron en Uruguay y el músico sintió que había un mundo por explorar que le podía cambiar la vida y, de hecho, lo estaba haciendo: anuló su billete de vuelta a España y dedicó dos años a empaparse de la música del continente sudamericano viajando con lo mínimo (tal y como había hecho unos años antes el también gallego Xoel López), acompañado de una guitarra, un ordenador y un micrófono que le ayudase a ir grabando lo que iba encontrando sobre la marcha.

 

Parte crucial ha sido la de Juanito El Cantor, a quien Lesuit escuchó cantar a lo lejos a altas horas de la madrugada mientras volvía caminando bajo las estrellas al lugar en el que se alojaba en la ciudad uruguaya de La Paloma. Tras presentarse, descubrió que se encontraba frente a uno de los productores más interesantes y prolíficos de la escena alternativa argentina.

 

De su trabajo en conjunto nace Belorizonte, un disco fascinante por el proceso que llevó a él, en el que hay una proporción casi idéntica de curiosidad y casualidad, y un trabajo más que interesante por sus resultados: de ahí que las guitarras eléctricas se crucen con el vallenato en “Cuerpos” o con la cumbia en “La Noche”, que el folclore argentino aparezca a través del huayno en “Hojas del campo”, que la chacarera dé forma a “Con el viento” o que los ritmos del candombe uruguayo sean la base de “Nada”.

 

Las colaboraciones hablan también de ese puente tendido entre ambas orillas del Atlántico. Por una parte, está la voz de la argentina Esmeralda Escalante, líder de la banda Aínda Dúo, quien deslumbra en “La luz que no alumbra”, mientras que el también gallego Eladio Santos (Eladio y Los Seres Queridos) pone emoción en “Adiós”, un corte final que crece a cada nota que suma.

 

No obstante, los ritmos latinos no llegan a cubrir todo el espectro e impregnan poco más de la mitad del álbum, sus cuatro primeros cortes y los dos últimos. El resto, otras cuatro canciones en su parte central, tienen más puntos en conexión con los primeros pasos de Lesuit, con un “Crónicos” que remite a Drexler o un “Ada” que parece haber sido compuesta por Beck, aunque por todo el disco queda la huella de instrumentos como el bombo legüero, el charango, la caja chayera, el timple, la tumbadora, el roncoco, el chillador o el güiro.

 

Todos ellos encajan con asombrosa naturalidad con las composiciones de Lesuit, como instantáneas de un proceso vital de aprendizaje, descubrimiento y revelación que transcurre por distintos estados de ánimo y diversas culturas, y que suma, además, unas leves pinceladas electrónicas, para desembocar en unas canciones que se intuyen bailables y disfrutables en directo, y más que aptas para ser descubiertas y degustadas por todos los públicos, lo que no es poco. Gracias por el empujón, Jorge.

 

 

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