P J HARVEY JOHN PARISH 2009
P J Harvey y John Parish, matrimonio de conveniencia
Para comenzar los datos puros y duros. A Woman A Man Walked By es el segundo álbum compuesto e interpretado por Polly Jean Harvey y John Parish, que aparece tras doce años desde la edición en 1996 de Dance Hall At Louse Point. Grabado en las casas de Parish y de Harvey, fue completado posteriormente en un estudio de Bristol con la participación de otros tres músicos. En varios momentos los temas del álbum suenan suaves, reflexivos y meditativos, en otros rozan el desasosiego.
Como en todos los trabajos anteriores de sus autores, ya sea por separado o en colaboración, se basa sobremanera en una convicción: las repeticiones y las fórmulas de éxito contrastado en un pasado deben ser obviadas. Por lo tanto a pesar de que se puedan trazar ciertos paralelismos entre este nuevo álbum y Dance Hall At Louse Point, hay ocasiones en las que pareciera que el trabajo que se escucha es el de dos personas completamente diferentes.
“Para mí es muy importante en todo lo que hago, como también lo es para John. John ha compuesto mucha música, muchos temas que no hemos usado, aunque me gustaran, pero me recordaban a algo que habíamos hecho antes. También había un par de letras con las que pensamos: ‘No, ya lo hemos hecho antes.’ Para mí es lo primordial cuando estoy trabajando en algo. Se vuelve muy natural componer un cierto tipo de canción. Podría repetir esa fórmula, que probablemente gustaría a mucha gente. Pero por dentro empezaría a morirme. No puedo hacerlo”, afirma Harvey.
Conviene, si acaso, recordar la historia que les trae aquí, que se remonta a finales de 1980, al primer encuentro entre Parish -entonces al frente de un conocido grupo del oeste británico llamado Automatic Dlamini, cofundado con el batería Rob Ellis- y Harvey, quien había contratado a la banda para actuar en la fiesta de su 18 cumpleaños. No llegaron a actuar por “problemas internos de la banda”, pero, poco después, John supo del talento de Polly a través de un amigo y le sugirió que se uniese al grupo.
“Siempre que he formado grupos”, dice John, “se han basado en los presentimientos más peregrinos. En este caso tuve la sensación de que ella iba a ser la persona indicada. Desde el primer momento pensé que tenía una voz fantástica y hubo algo en ella que me hizo querer trabajar con ella. Muchos de mis amigos estaban sorprendidos: no veían el sentido de mi opinión, pero no tardó mucho en producirse el cambio y pasó de ser una intérprete nerviosa e inexperta a contribuir con ideas musicales interesantes. Yo sentía que podía confiar en su criterio: tenía opiniones con las que me sentía identificado”.
Harvey se dejó las uñas en Automatic Dlamini, tocando el saxofón y contribuyendo en las voces, aprendiendo de John un estilo al tocar la guitarra rítmica abrasivo y preciosista, y aumentando su auto confianza enormemente. Ella dejó el grupo en 1991; al poco tiempo, también lo hizo John para comenzar una carrera prolífica como músico y productor, que no sólo le ha llevado a editar tres álbumes en solitario –Rosie (2000), How Animals Move (2002) y Once Upon A Little Time (2005)- sino a colaborar con artistas tan variados como Giant Sand, Eels o Goldfrapp.
“Entre 1994 y 1995, John coprodujo e interpretó conmigo el álbum To Bring You My Love, uniéndose a mi banda en la gira. En 1996, después de que yo escuchara música que John había compuesto para una producción de Hamlet, le propuse que trabajásemos juntos en composiciones que creo han resultado tan excitantes como rompedoras de esquemas”, afirma Harvey. Ambos colaboraron en el trabajo anteriormente mencionado, Dance Hall At Louse Point. Hacia finales de 1990, John apareció como músico en el álbum Is This Desire? y su consiguiente gira. Tras ocho años en los que éste y Polly recurrían a las opiniones del otro en sus respectivos proyectos musicales e ideas por separado, John volvió al mismo rol de coproductor en el 2007 para White Chalk, el álbum que muchos consideran el mejor trabajo de Harvey hasta la fecha.
“En cada disco que ha hecho Polly y en cada disco que he hecho yo, nos hemos mandado material y hemos comentado lo que estábamos haciendo. Todo lo que hacemos es, hasta cierto punto, un esfuerzo en colaboración”, afirma John. “Siempre consulto su opinión sobre todo lo que hago”, continúa Harvey, “aunque no esté él directamente involucrado. Así que durante los años en los que he hecho discos donde John no estaba, le seguí mandando cada una de las maquetas; siempre quiero tener su opinión de las canciones. Siempre he apreciado su criterio para valorar si algo era bueno o no”.
A Woman A Man Walked By surgió durante el verano de 2006 cuando Harvey estaba terminando el trabajo con White Chalk: “Me tropecé con una pieza musical que llevaba revoloteándonos durante cinco años, con la que no habíamos hecho nada y que se convirtió en “Black Hearted Love”. Yo había escrito la letra y nunca la habíamos grabado. Le dije: ‘Esta canción es fantástica ¿Puedes componer otras nueve para que hagamos un álbum?’ Eso es lo que pasó”, cuenta ella.
Lo que alimenta de raíz esta asociación artística es más bien sencillo: cada uno aporta sus cualidades y talento al proceso creativo que por separado no podrían. Para simplificar, Polly canta y compone las letras y John compone la música, toca la mayoría de ella y se encarga de los arreglos, aunque tras esta división de labores descansa una empatía y una intuición compartida.
“Polly es mucho más experta que yo a nivel vocal y eso me da libertad para componer música más extravagante porque la sé capaz de estar a la altura con su interpretación. Si tengo que componer para cantar yo, la pieza tendría que ser mucho más simple, más directa. Para mí es un proceso liberador, siento que puedo componer casi cualquier cosa, mandarle lo que sea [se ríe], ya que sé que algo interesante me llegará de vuelta”, dice John.
“Los dos tocamos y actuamos con el mismo sentimiento, por lo que me resulta totalmente natural sentir la música que John ha compuesto. Es diferente porque John compone temas musicales que yo nunca haría: yo no soy tan experta como él con tantos instrumentos, no sería capaz de lograr ese sonido tan intrincado. Me veo más como una compositora de canciones: uso un instrumento como la herramienta de soporte para interpretar la canción, pero no puedo ir mucho más allá. Mientras que la música que hace John está tan llena de melodía y tiene tantos cambios de ritmo que me resulta emocionante construir letras sobre esa música, y compongo modos de interpretación vocal y uso palabras que no podría si contara sólo con mis propios medios”, afirma Polly.
Además de la combinación de letras y música, existe una fascinante combinación de casualidad y planificación. En este disco, por ejemplo, la música de tres canciones -“16.15.14”, “The Chair” y “A Woman A Man Walked By”- surge con títulos ya atribuidos por John que sirvieron para alimentar la imaginación de Polly o la llevaron a textos ya anteriormente compuestos por ella que versaban casualmente sobre esos temas.
“Como compositora de letras he cambiado mucho a lo largo de los años. Ahora tiendo a trabajar en los textos de forma separada de la música, y trabajo en las palabras de forma constante. Me gusta que los textos ‘funcionen’ sobre el papel. Conservo cuadernos y cuadernos de letras terminadas, así que escucho la música y veo lo que me sugiere; sé hacia qué puedo tender con la letra, y pienso: ‘Oh sí, eso es’. Pero John a veces también pone títulos y eso resulta muy estimulante para mí. Yo recibo una pieza musical que se llama “Sixteen, Fifteen, Fourteen”, e inmediatamente pienso: ‘Estás en el jardín jugando al escondite’. Mi mente se mueve de inmediato. Me encanta que eso suceda”.
Todo esto nos lleva a las cualidades más evidentes de algunos de los textos de Polly como letrista: travesura, alegría y el sentido, totalmente opuesto al criterio de la mayoría de los autores, de que su trabajo no tiene porqué necesariamente padecer la gravedad de lo trascendente. “Me he acostumbrado a que me deje perpleja desde un principio. Disfruto tanto componiendo y cantando música… La gente muy a menudo se toma a las cosas muy en serio, siempre. Me parece muy raro, además, cuando es más que evidente que estoy haciendo voces muy tontas [se ríe]. En este álbum, hay una parte en “Pig Will Not” donde mi voz suena como si hablase un alienígena”, dice Polly.
En el aspecto musical, A Woman A Man Walked By incluye contribuciones de asiduos colaboradores muy cercanos a Polly como Eric Drew Feldman, Carla Azar (batería afincada en California de la banda Autolux) y el guitarrista italiano Giovanni Ferrario. Aparte de los compases rotos, de los cambiantes arreglos que a veces le dan a las canciones el aire de creaciones salidas de los pensamientos irracionales, emocionales o casi de ensueño de sus creadores, el disco está veteado de toques que trascienden la ortodoxia: en “The Soldier” un sonoro ukelele se funde a la menor oportunidad con un piano glaseado creando un efecto totalmente hechicero; “16.15.14” contiene una parte de banjo que le otorga el color sepia de la música folk de los Apalaches; en otros momentos hay partes interpretadas con sonidos de teclado arcanos u obsoletos.
Ya el principio del álbum con el tema “Black Hearted Love”, el primer single, se despacha con un rock que parece haber tomado a los dos autores por sorpresa. “Como todas las cosas que se convierten en tus preferidas, sucedió de forma fácil y muy casual. No me costó componer una sencilla canción rock; surgió sola. Me gusta la música pop y la música rock. Me puede conmover algo muy sencillo, una pieza de música muy directa y evidente. Sé que no es por lo que se me conoce pero a menudo son mis temas preferidos”, asegura Harvey. “Me encanta. La siento como una gran canción pop y no hay nada de ella que no me guste. Pero la verdad, que saliera así fue como tener un hijo que fuese un freak, porque las otras no tienen ese sonido. Me encanta ese riff de guitarra monstruoso que se mantiene a lo largo del tema: es casi puro Morricone”.
En cuanto al futuro más inmediato, Polly Jean Harvey y John Parish interpretarán canciones de A Woman A Man Walked By y Dance Hall At Louse Point en directo sobre el escenario. En lo que respecta al trabajo en solitario de ambos, John tiene “medio álbum” escrito, y Polly ya ha comenzado a trabajar en su próximo nuevo proyecto, “que será coproducido por John, Flood y Mick Harvey”. En cuanto a cuando van a participar ambos de forma conjunta en otro disco, Polly reivindica que el largo tiempo transcurrido entre Dance Hall At Louse Point y este álbum es el camino acertado para seguir adelante.
“Creo que es absolutamente necesario esperar como poco otros doce años. Hablo en serio; piensa en lo bueno que sería. He estado escuchando nuestros discos estos últimos dos días para tenerlos presentes y pensé: ‘Es precioso escuchar cuanto hemos mejorado desde que hicimos Dancehall.’ Adoro ver ese recorrido. Así que estoy entusiasmada por ver qué podríamos hacer en diez o doce años más”. Para el 2021 quedan aproximadamente 4350 días, aunque no hay que preocuparse dada la evidencia de A Woman A Man Walked By.