OASIS
Oasis, estrellas del rock
Escarmentados por tanto tropiezo, ahora cualquier nueva banda tiene que pasar por un examen completo al grabar su disco de debut. Oasis son presentados com el último montaje británico para poner freno al total dominio americano en el mundo del rock de los últimos años, aunque puede que esta vez sí sea cierto.
Todos están en guardia. Los medios especializados los apoyan sin reserva. Mientras, ellos se dedican a destrozar habitaciones de hotel, atizar a algún periodista o a pegarse entre ellos en público. Casos más recientes, como la desaparición de The Happy Mondays, la sequía creativa de The Stone Roses o la caída en picado de Primal Scream con su imitación barata de los Rolling Stones, ayudan a poner en duda si es algo bueno el aluvión de elogios en la carrera de un grupo.
Lo verdaderamente importante, como siempre, son las canciones. Y Oasis las tienen: las mejores desde el único disco de The Stone Roses hace ahora cinco años, acompañados por una asombrosa confianza en sí mismos que no se recuerda desde los tiempos de los primeros Rolling Stones. Por si fuera poco, vienen de Manchester, cantera durante los años 80 de gran parte de las mejores bandas británicas, representados por The Smiths y New Order y los sellos discográficos que los acogieron, Rough Trade y Factory, además de tener una escena y un sonido propios a finales de la década.
Oasis son el vocalista Liam Gallagher, su hermano Noel, quien trabajaba como técnico de escenario para los Inspiral Carpets, y que ahora compone y lleva la guitarra solista, Paul Arthurs -alias ‘Bonehead’- a la guitarra rítmica, Paul McGuigan al bajo y Tony McCarroll tras la batería. Tal es su fe en sus canciones que, sin grabar una maqueta, sin mánager ni dinero, llegaron en autostop en junio del 93 a una sala de actuaciones en Glasgow y amenazaron al dueño con quemar el local si no les dejaba actuar esa noche. Entre el público estaba Alan McGee, responsable del sello Creation y, tal fue su asombro, que allí mismo los fichó.
Cuando por primera vez fueron al estudio para grabar un par de canciones para lo que iba a ser su primer single, compusieron, grabaron y mezclaron «Supersonic» en ocho horas. La leyenda dice que cuando Alan McGee lo escuchó, vertió una botella de Jack Daniels sobre su cabeza, insistiendo en que fuera su primer single y amenazando a los demás grupos con abandonarlos a menos que aparecieran con un material tan bueno como aquel.
Para Oasis comenzaba una espiral de conciertos y elogios que los llevó a editar otro par de singles -«Shakermaker» y «Live Forever»- antes de su primer larga duración, Definitely Maybe. El disco se abre con «Rock’N’Roll Star» para sentar las bases de lo que son las canciones de Oasis. Como idea principal, el sueño de escapar de una ciudad gris y aburrida para vivir otra vida, y lo bueno que sería estar en una banda de rock con la que recorrer el mundo y alcanzar todo lo que de otra forma sería imposible. Simple pero efectivo. Más aún si se combina con lo mejor de la música de los últimos treinta años: las melodías de los Beatles -su grupo favorito- y elementos de los Rolling Stones, The Who, T. Rex, The Jam, Sex Pistols o los propios Stone Roses, aunque las canciones tienen un sello inconfundible desde el primer momento.
Todos los singles están ahí, con «Live Forever» como himno estrella. Pero entre los cortes nuevos hay bastante a lo que prestar atención: sobre todo el emocionante «Slide Away», además de un épico «Up In The Sky», el impacto de «Columbia», la grandeza de «Rock’N’Roll Star», el riff de «Cigarettes & Alcohol» -posiblemente su cuarto single- o el acústico «Married With Children», que demuestra que Oasis no van en una única dirección. Sólo se echa en menos «Sad Song», un tema que aparece como extra en el vinilo y que no se puede disfrutar en el compacto.
Recomendables son también sus tres singles hasta el momento, pues recogen otras diez canciones tan interesantes como las de Definitely Maybe y ayudan a tener una visión más completa de la banda. Desde las tomas en directo de «Supersonic» y «Bring It On Down» hasta la versión acústica de «Up In The Sky» o en maqueta de «Columbia». Como novedad absoluta los acústicos «Take Me Away» y «D’Yer Wanna Be A Spaceman?», otros dos cortes encendidos que bien podían estar en el disco, «Cloudburst» y «I Will Believe» -éste en directo en el estudio-, y una maqueta registrada en ocho pistas, «Alive».
El reto de superar lo hecho está en el aire. Arrogantes, una vez más, aseguran tener escrito enteramente un segundo disco que hará palidecer a este. Va siendo hora de dejar de sospechar y darles un margen de confianza. De todas formas, aunque no lo hiciéramos, a ellos no les importa en absoluto.