NEKO CASE 2009
Neko Case, naturaleza y seres humanos
Hay una especie de reto especial en ser un artista en esta era de una cultura cada vez más fracturada, en ser alguien que se mueve sin complejos entre parecer de su tiempo y lograr al mismo tiempo sonar atemporal. Muy pocos artistas son los que lo intentan. Neko Case es una excepción y su nuevo disco, Middle Cyclone, así lo prueba.
Su anterior álbum, Fox Confessor Brings The Flood, la llevó a ese punto en el que la aclamación crítica se encuentra con el éxito comercial. Pero el impacto de Neko Case no se debería medir sólo por el lugar que ocupa en una lista de éxitos o en el visto bueno de la crítica. Es su habilidad para conectar, totalmente, plena de contenido, con su audiencia. Es de ese tipo de artistas que consiguen que sus canciones sigan resonando en la cabeza y en el corazón después de que el disco deje de girar.
El tornado que barre el título y parte de las canciones de Middle Cyclone es una metáfora de lo más adecuada. Neko ha seguido hasta ahora una ruta nómada, que la ha llevado al Sur, al Oeste, al Noroeste, en Canadá, moviéndose por tantos estilos musicales como hogares. Ahora se ha asentado -o no, ya veremos- en Tucson, Arizona, soñando con mudarse definitivamente a la granja que tiene en Vermont, que antes era una quesería.
Para Case, la belleza de hacer música, de crearla, radica en que sigue siendo un proceso misterioso, confuso y, a veces, contradictorio. “Cuando hice la gira de mi anterior disco, una de las cosas que dije en las entrevistas es que no me gusta componer canciones de amor, que no las puedo escribir”, recuerda. “Por supuesto, tan pronto como lo dije, acabé escribiendo un montón de canciones de amor”.
Se podría hacer constar que las canciones de amor de Case no son las típicas canciones de ‘chico-encuentra-chica’, tal y como demuestra dramáticamente el tema que abre su nuevo disco, “This Tornado Loves You” (“Este tornado te ama”). “¿Cómo sería ser perseguido por una fuerza de la naturaleza?”, se pregunta Case. “Es una idea que asusta y excita al mismo tiempo”.
Sin embargo, Case se resiste a ver el tornado como una metáfora de algo más personal, como una relación destructiva de su pasado. “Por supuesto, no tengo nada que objetar si la gente quiere interpretarlo de esa manera, pero, para mí al menos, la canción es todo lo literal que puede serlo”, asegura.
En “People Got A Lotta Nerve”, Case canta sobre la venganza de animales enjaulados sobre las personas que los tienen. En “I’m An Animal” la idea que prevalece es que el instinto es inmutable. “Creo que una de las tragedias más reales es que, como especie, el ser humano está constantemente intentando denegar o sublimar sus instintos naturales”, dice. “Y yo he hecho un esfuerzo consciente para no hacer algo así, sino para confiar en mí misma, tanto en mi vida como en mi trabajo”.
El instinto recorre Middle Cyclone como tema y como objetivo, en la mayor parte de las ocasiones, y con más fuerza, como el instinto para amar. “Pero”, apunta Case, “sólo en el sentido de que las canciones hablan de la necesidad de amar, sin importar lo interesante que pienses que eres. Lo que otra gente llama ‘canciones de amor’ yo lo llamo homenajes. Pueden ser a una persona, a una región, a un sentimiento, incluso a sentimientos tristes”. Seguramente piensa en “Pharaohs”, en la que su personaje suspira por una relación idealizada que parece existir sólo en su imaginación.
Además de sus canciones, están las versiones. Antes se había atrevido con Bob Dylan o Aretha Franklin, y en esta ocasión ha vuelto su vista hacia dos joyas de principios de los 70. La primera, “Never Turn Your Back On Mother Earth” (“Nunca le des la espalda a la Madre Tierra”), algo que encaja perfectamente en el tema del álbum. “Además, me encantan las letras de Ron Mael (el compositor de Sparks)”, dice Case. “A menudo paso por su página web para leer sus letras como poesías, porque son extrañas y polémicas, cercanas y humorísticas, todo al mismo tiempo”.
La otra, “Don’t Forget Me” (“No me olvides”) de Harry Nilsson, una emocionante despedida de éste a su ex mujer que incluyó en el disco festivo de 1974 Pussycats. “La canción tiene algo de Ray Davies o Roger Miller”, asegura Case. “Como esas líneas tragicómicas que te golpean y te hacen llorar aún más”. En este caso, Case pensó que la única forma de grabarla era darle un giro al arreglo de gran orquesta que había pensado para la canción, para lo que empezó a contestar anuncios que ofrecían pianos gratis a través de Internet, juntó media docena en su granja de Vermont e invitó a amigos y músicos a que tocaran en la canción.
En este disco, además, Neko Case contó con otros compañeros como M. Ward, Garth Hudson o miembros de The New Pornographers, Los Lobos, Calexico, The Sadies, The Lilys y Giant Sand, entre otros. “Todos los que participaron dejaron su impronta y ayudaron a esculpir determinadas cosas. Como cuando, en un interludio mágico, se escucha a los pájaros al mismo tiempo que Steve Berlin, de Los Lobos, empieza un solo de saxo, lo que es bastante hilarante: tenemos el sonido natural de los petirrojos y algo tan poco natural como un saxo. Pero, de alguna forma, combinan perfectamente”.
Por sus palabras, queda claro que las canciones y la temática de Middle Cyclone expresa una larga lucha interna, una batalla no resuelta entre la naturaleza y la educación. “Cosas como los animales y la naturaleza están asentadas en mi cabeza. Y justo ahora empiezo a intentar llevarme bien con la idea de amar a la gente tanto como amo a esas otras cosas, ya que crecí de una forma que me hizo amar a unas y no a las otras. Así que supongo que he estado intentado solucionar eso por mí mi misma, y que estas canciones son mi forma de reconciliarme con estos sentimientos”.