NEBRASKA

Nebraska (Vertigo)

 

 

           

  

En Una historia verdadera de David Lynch, su cinta de corte más clásico, un anciano (Richard Farnsworth) recorría en su segadora una gran distancia para ver a su hermano moribundo. Nebraska tiene un punto de partida similar aunque más prosaico: un anciano viaja de Montana a Nebraska para cobrar un millón de dólares que cree son suyos a pesar de haberlo leído en un anuncio fraudulento.

 

 

 

Su hijo es quien le acompaña en este viaje a ninguna parte, con la esperanza de conocer mejor a su progenitor viendo que no le queda mucho de vida. El camino es mucho más importante que el destino, especialmente el pueblo en el que su padre vivió de joven. Allí el reencuentro con sus antiguos vecinos da lugar a situaciones cómicas pero secas, a ajustar cuentas con el pasado, a mostrar los pesares vitales, a dar la oportunidad de mostrar el afecto incondicional y el perdón.

 

 

 

Es, sobre todo, un film de personajes, tanto los principales como los secundarios, especialmente el padre (un gran Bruce Dern) y la madre (una malhumorada June Squibb, siempre con una réplica deslumbrante en la boca). Es, también, un fiel retrato de la Norteamérica olvidada, donde se palpa la pobreza, donde todos ven en un falso golpe de suerte la posible salida a sus desconsuelos.

 

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