NADADORA
Nadadora, el sueño ardiendo
Nadadora parece tener más fuerza ahora que nunca. Y seguro que gran parte tiene que ver con su nuevo álbum, Luz, oscuridad, luz, del que se sienten -y pueden sentirse- orgullosos. Dejando atrás ya su época Jabalina y más unidos que nunca como grupo, tienen ahora también como un motivo más para la esperanza de llegar a más gente que el shoegaze parece estar en horas altas. Al margen de eso, lo que debería primar son las canciones, las de este disco, que se defienden sin más. Sara Atán, una de sus dos vocalistas, nos lo presenta.
¿Cómo afrontáis esta nueva etapa con Ernie después de haber dejado Jabalina?
– La verdad es que Ernie es un cambio más dentro de otros muchos que afrontamos en esta nueva etapa. Nuestro objetivo principal es centrarnos en nuestras canciones y en nuestra música e intentamos que todos los cambios que se den en el grupo giren en torno ese objetivo.
Supongo que no sentís que es ése es el único cambio. ¿Hay una nueva vitalidad dentro del grupo?
– Sin duda. Ha surgido una nueva etapa en la que las prioridades se han ido ordenando de una forma natural tanto a la hora de preparar el nuevo disco como a la hora de trabajar nuestra dinámica como grupo. Este disco y esta etapa son un producto de la trayectoria de Nadadora, de nuestro camino hasta aquí. Quizás pueda decirse que la fuerza y la ilusión de los comienzos del grupo han vuelto ahora desde un punto de vista mucho más sereno y maduro.
¿Cuánto habéis tenido que luchar, que trabajar, que pulir para que salga un disco como Luz, oscuridad, luz?
– Es curioso porque a pesar de haberle dedicado mucho tiempo no sentimos la sensación de que haya sido un ‘esfuerzo’ o que haya implicado una ‘lucha’. Creo que hemos intentado durante todo el proceso de elaboración del disco hacer las cosas con mucho mimo, pero ni siquiera esa actitud ha sido demasiado premeditada. Supongo que esa forma de hacer las cosas refleja ese cambio de vitalidad por el que me has preguntado antes. Hemos intentado sacar lo mejor de nosotros mismos de una forma honesta y creo que eso es lo que nos hace a día de hoy estar muy satisfechos con el resultado. Nos reconocemos escuchando nuestro último trabajo, nos identificamos plenamente con él. Eso es realmente lo que buscábamos con este disco y ha sido importante poder conseguirlo como grupo.
El contraste del título, ¿tiene que ver con los periodos por los que ha pasado el grupo? Me imagino que, de ser así, no es lo único que queríais representar con ese título.
– Efectivamente. Luz, Oscuridad, Luz habla del ciclo de Nadadora, de nuestra trayectoria. Este disco surge como una reacción a la oscuridad previa. Puede que nuestro trabajo anterior, Hablaremos del miedo, sea mucho más crudo y visceral pero lo cierto es que era así como nos sentíamos entonces y eso era lo que queríamos mostrar. De la misma forma creo que ahora Luz, Oscuridad, Luz también representa nuestro estado vital actual. Hemos recuperado muchos aspectos que el grupo tenía en sus orígenes pero lo hemos hecho de una forma natural y sobre todo sincera.
¿Apunta también a las contradicciones que todos tenemos, a haber llegado a una edad en la que uno es más cínico con todo?
– Nadadora siempre apunta a las contradicciones que todos tenemos en nuestras vidas. Esas contradicciones cambian con la edad, está claro, pero me gusta pensar que con el paso del tiempo aprendes a sincerarte contigo mismo y también a aceptarte. No de una forma cínica, sino de una forma honesta.
Parece como si éste fuera el disco en el que habéis hecho justo lo que queríais hacer y a vuestra manera. ¿Fue así?
– Exacto. ¡Parece fácil y todo decirlo de ese modo! Creo que la experiencia ha sido una de nuestras mejores armas a la hora de centrarnos en los objetivos que queríamos conseguir con este disco. Sentíamos que lo importante era, sobre todo, que el disco nos reflejase a nosotros.
¿Por qué contar con Fino Oyonarte? ¿Qué discos suyos o qué en concreto os llamaba la atención de él como para trabajar con vosotros?
– Seguramente si nos preguntas esto antes de entrar a grabar con él podríamos hacer referencia a un montón de discos y producciones que tienen sus señas de identidad y que nos gustan, pero después de haber trabajado juntos puedo decirte que lo que hemos obtenido ha sido mucho más que eso. Era la primera vez que trabajábamos con un productor, y podía haber sido tan sólo eso, un productor, pero Fino ha sido mucho más que para el grupo. No sólo nos ha ayudado a sacar los sonidos que buscábamos sino que también nos ha ayudado a sacar lo mejor de nosotros mismos. Supo escucharnos como personas para sacar lo mejor de nosotros como músicos. El clima de trabajo que consiguió en la grabación fue extraordinario y hacía que cada día fuese un regalo. Fino supo sintonizar con cada uno de los miembros del grupo y entender qué buscábamos y qué queríamos mostrar con este disco. Eso ha sido muy importante para disfrutar de todo el proceso y francamente creo que todos lo hemos disfrutado mucho.
¿Queríais que en este álbum las guitarras tuviesen una presencia muy evidente?
– Sí, la verdad es que también es cierto que tuvimos mucho más tiempo y más recursos para experimentar. Estamos muy contentos con la presencia que tienen las guitarras en el disco y con las atmósferas que crean. Era lo que buscábamos.
¿Sería algo así como la reacción al álbum anterior? ¿Y una forma de enlazar con vuestro debut?
– Todo lo que sucede en Nadadora es como reacción a nuestras vidas, a nuestro presente y a nuestro pasado. Desde luego, este disco no podría haber surgido si no hubiese habido antes un Hablaremos del miedo, y éste a su vez no hubiese podido existir sin un Todo el frío del mundo.
Otra seña de identidad son las atmósferas de las canciones, trabajadas hasta el detalle. ¿Cuesta mucho, da muchos quebraderos de cabeza, discusiones entre los miembros del grupo, o es algo que os sale bastante naturalmente, vuestra forma de expresaros musicalmente?
– Evidentemente no es algo inmediato pero sí que creo que es algo que surge de forma natural en Nadadora. Es cierto que en este disco hemos mimado muchos detalles y la verdad es que disfrutamos haciéndolo, pero tengo la impresión de que siempre lo hemos hecho, desde nuestro primer disco. Lo que sucede es que ahora tenemos más recursos de todo tipo para hacerlo. No sólo recursos materiales sino también una experiencia como grupo que te enseña cómo y en qué centrar tus fuerzas. El conocernos cada vez más y el haber trabajado durante estos años juntos hace que también sea más fácil expresarnos musicalmente como grupo. Sin duda no podríamos haber hecho este disco sin haber trabajado y reforzado esa unión, ese diálogo entre unos y otros. Más que una discusión o un quebradero de cabeza, es un diálogo para que lo que salga del local de ensayo sea algo que nos represente a los cinco componentes. Los caprichos musicales de cada uno no tienen ninguna validez sino terminan convirtiéndose en un capricho de todo el grupo.
¿Apunta “Coge mi mano, éste es el camino” hacia el futuro de Nadadora?
– Nadadora piensa en el presente más que en el futuro ahora mismo. No tiene sentido que nos perdamos todo estos instantes que estamos viviendo ahora por pensar en lo que haremos luego. Estamos saboreando este momento, estamos contentos y sobre todo satisfechos. Ésa es la mejor premisa para poder construir un buen futuro.
¿Os habéis dado cuenta de la similitud melódica de “Cerca” con “Souvenir” de OMD?
– Nos encanta hacer ciertos guiños a nuestros referentes musicales, son como una especie de mini-homenajes. La verdad es que desde que montó la canción en el ensayo pensamos que merecía la pena mantener este guiño.
¿Seríais capaces de reconocer alguna canción que haya servido de inspiración para una de las vuestras?
– Es curioso porque desde que ha salido el disco nos hemos encontrado con que cada persona que lo escucha encuentra sus propios referentes en las canciones, y a veces ni siquiera son grupos que escuchamos. En cuanto a cómo nos afecta a nosotros, estoy segura de que mis referentes a la hora de trabajar una canción en muchas ocasiones son distintos a los referentes de Dani o Edu; eso es lo que hace que salga una canción con sonido propio, eso es lo que hace que una canción suene a Nadadora. Tenemos la suerte de que, aunque existe una base musical común muy importante, nuestras bibliotecas musicales son muy distintas. Sería aburridísimo que todos escuchásemos exactamente los mismos discos. Eso se plasma inevitablemente en las canciones y aún cuando encontramos algún punto de encuentro con algún tema en particular estoy segura de que cada uno de nosotros se fija en detalles muy distintos.
¿Cómo marca vuestro lugar de procedencia, Galicia, a los textos?
– Galicia nos marca en todo, en nuestros textos, en nuestra nostalgia en nuestro carácter y forma de hacer las cosas… El centro neurálgico de Nadadora siempre ha estado en Galicia, a pesar de que algunos hemos tenido que alternar nuestra vida aquí con otras ciudades fuera.
¿Es la melancolía y esa especia de rabia contenida algo consustancial al grupo, vuestra seña de identidad?
– Sí, para bien y para mal somos así. Nadadora es tal y como suena. Como te decía antes, nuestra música representa el estado vital en el que nos encontramos a la hora de hacerla. Es la forma que tenemos de entender nuestro trabajo. Aunque quisiésemos esconder ciertas cosas de nuestra forma de ser, creo que no podríamos; se notaría demasiado y no seríamos sinceros. Somos un grupo muy emocional y eso a veces puede ser un arma de doble filo. Vivimos nuestras etapas de forma muy intensa y creo que ahora hemos aprendido a controlar un poco esa fuerza, esa rabia contenida y también esa melancolía.
Ahora coincide con que hay más grupos de la escena internacional con unos referentes, el shoegaze, que ya estaban ahí para vosotros desde el principio. ¿Cómo lo veis?
– Supongo que cada uno busca los referentes con los que más se identifica. Para nosotros es una etiqueta que hemos tenido siempre muy presente por nuestros gustos musicales y porque es donde el grupo se siente cómodo.
¿Qué pretendíais con la portada? ¿Fue idea vuestra o de Guillermo Arias?
– El trabajo de la portada fue uno de esos aspectos que esta vez tuvimos tiempo de cuidar. Guillermo Arias siempre ha estado muy cerca del grupo. Conoce nuestra música y nos conoce a nosotros, así que pensamos que era la persona ideal para hacer una portada que fuese en sintonía con el contenido del disco. Tuvimos la suerte de poder contar con él desde que empezamos a esbozar el disco con las demos. Le pasamos las demos incluso antes de entrar en el estudio para que pudiese elaborar su propuesta en base a lo que él escuchaba en nuestras nuevas canciones. Fue un proceso interactivo en el que más allá de buscar una portada bonita buscábamos una portada que se adaptase a las canciones del disco y que reflejase el estilo personal de Guillermo Arias. Un día me envío una de sus propuestas y me dijo: “No sé si os gustará o no, miradla con calma, pero para mí esta es ‘la portada’”. Y vaya si lo era… acertó de lleno. Estamos encantados con su trabajo.
¿Cómo lleváis trabajar en la música en estos tiempos tan turbulentos?
– Trabajar en la música es una pasión muy poco práctica pero cuando te engancha se vuelve una debilidad y poco importa si los tiempos son mejores o peores, no puedes dejar de hacerlo. Evidentemente, es mucho más fácil y cómodo trabajar en épocas prósperas, pero hay que adaptarse.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota en este tiempo en el mundo de la música?
– ¿Sólo una? Tenemos muchas y muy buenas anécdotas. Siempre que salimos a tocar nos suceden unas cuantas… Furgoneta + Nadadora = aventuras aseguradas.