MIKA
Bienvenido al mundo de Mika, un mundo donde se celebra la fiesta más grande del universo y todo el mundo está invitado. Se podrá comprobar esta semana en su única actuación en España este 14 de abril, en concreto en Madrid, concierto para el que estaban vendidas todas las entradas incluso antes de publicarse su debut en España, lo que da idea del revuelo causado por este debutante.
Pero, ¿quién es Mika? Mika es compositor, artista, productor y músico, y está listo para que todo el mundo tararee su álbum de debut. Sus canciones, combinan la euforia con los elementos más inesperados: melodramas a la luz del día y cuentos nocturnos, historias de amor, de pérdida, de abandono, de esperanza y de felicidad, siendo cada una de ellas una pepita de oro de pop puro.
Mika nació en Beirut a mediados de los 80, pero la familia de Mika pronto tuvo que trasladarse a París debido a la guerra. Cuando su padre fue capturado como rehén y mantenido en la embajada americana en Kuwait, la familia se asentó finalmente en Londres. Una experiencia turbulenta para un joven que se vio perdido y desubicado. “Fue la combinación del traslado y del tiempo tan horrible que viví en la escuela durante los primeros años en Londres lo que me llevó a olvidarme de leer y escribir, y también a dejar de hablar durante un tiempo. Fui expulsado del colegio durante más de seis meses. Tuve que recuperarme para encontrar un nuevo colegio. Fue entonces cuando la música se hizo verdaderamente importante para mí. Me hizo poner los pies en el suelo”.
Dice ahora que cuando tenía 9 años ya supo que componer canciones era su destino. “Cuando comencé a cantar de niño, conseguí trabajos en todos los sitios. Con la ayuda de un excelente profesor de canto ruso conseguí ser muy bueno en los conciertos profesionales. Hice de todo, desde grabar con la Royal Opera House hasta cantar para una marca de chicles”.
“Nunca olvidaré cuando llamé a la British Airways para comprar un billete y, mientras esperaba, escuché mi propia voz. Fueron unos 8 minutos dolorosos. Creo que la otra razón para trabajar tanto es que yo era increíblemente barato. Mi madre y yo no teníamos idea de lo que se suponía que tenían que pagarme, y nadie se dio prisa por sacarnos de nuestra ignorancia. Mirando hacia atrás, creo que 45 libras por la melodía de los chicles fue demasiado barato”.
Autodidacta virtuoso del piano, vocalista especial y nacido para entretener, Mika lleva la música en los huesos, así que a una temprana edad ya estaba preparado para darlo todo. Mika no se sintió llamado por el sonido de una radio oculta bajo las mantas de su cama, ni fue seducido por los destellos de las listas de éxito. En lugar de eso fue catapultado al escenario de una ópera de Richard Strauss a los 11 años. Mika aún tiene el póster de la ópera en su sala de estar.
Después de ser excluido completamente en su colegio –”Ojalá pudiera decir que era un solitario por elección propia, pero fue algo impuesto”- esta vida fue algo de lo que se enamoró al instante: “Era un mundo mágico en el que podías vivir. Un universo paralelo para gente que ilusa, encantadora y sorprendente”.
Durante los últimos 12 años de su vida ha seguido su máxima de un universo paralelo hasta su conclusión natural, o sea, su actual álbum de debut, desinhibidamente personal. Con brillantes melodías y ganchos pegadizos, se trata de un estilo que habla exactamente de su momento. “Crecí escuchando de todo, desde Joan Baez a Bob Dylan, hasta Serge Gainsbourg o cosas de flamenco”.
“Mis gustos musicales se han hecho más eclécticos a medida que he ido creciendo”, continúa, “pero siempre voy a volver a los grandes compositores, a esa gente que hace grandes discos con su personal punto de vista: Prince, Harry Nillson, Elton John, incluso Michael Jackson. Esa gente hace discos de pop asombrosos que no podrían ser interpretados por nadie más, y eso es lo que yo siempre he querido hacer”.
Sin embargo, esta visión musical puede que nunca hubiera sido posible. A los 19 años se fue de casa para estudiar en la Escuela de Económicas de Londres. Lo dejó esa misma tarde y se inscribió en el Royal College of Music dos semanas después. Ya de estudiante era un compositor obsesivo: iba a las fiestas y se sentaba al piano para dar pequeños conciertos de cinco canciones sin anunciarlo.
Una de esas ocasiones le llevó hacia un primer contrato con el que no quedó muy satisfecho, pero que ahora ve como una parte esencial en su progreso como artista, aunque en su momento parecía que le coartaba el espíritu. “Los jefes intentaban llevarme en una dirección que iba por completo en contra de mi naturaleza. Básicamente querían que yo siguiera lo que era popular en aquella época. Y en aquel momento lo que era popular era Craig David, de modo que mi depresión era considerable”.
En medio de la depresión escribió lo que pronto se convertiría en su canción más distintiva, “Grace Kelly”, una ópera a modo de parodia con un trasfondo de pop technicolor. “Era una canción para fastidiar a la gente con la que yo trabajaba en aquel momento”, explica. “De ahí es de donde vienen las líneas ‘shall I bend over, shall I look older, just to be put on your shelf’ (Tendré que doblegarme, tendré que parecer mayor, sólo para que me pongas en tu estantería). Yo estaba muy enfadado. Aquella compañía tenía todos los recursos pero no tenía alma”.
El pegadizo coro de “Grace Nelly” se convirtió en la referencia de hacia dónde quería ir Mika. “No puedes tener miedo a sobresalir. Si nadie iba a poner punto final, tendría que hacerlo yo mismo”, La voz de Mika necesita hacerse escuchar. Cabalgando sobre los estribillos con su voz de cuatro octavas, el chico se encontró a sí mismo en Miami, haciendo maquetas con quien se prestara, a cualquier hora que estuviera disponible el estudio que pudiera conseguir gratis. Terminó haciéndose amigo del ingeniero de los Bee Gees que pronto fue despedido por trabajar en dos empleos a la vez.
Éste es el toque mágico de Mika. No teme estar solo, porque eso es lo que solía hacer, así que su forma de contar historias en primera y en tercera persona conectarán con todos y harán que se domine las listas inmediatamente. Ya sea elogiando las delicias de la mujer con un funk-rock, “Big Girl (You Are Beautiful)”, condensando los modernos pecadillos sexuales en “Billy Brown”, o celebrando la alegría de estar vivo en “Love Today”, él forma parte de un lugar que la música pop no está tan acostumbrada a visitar. “Escribí Love Today cuando estaba contento, muy contento. Cuando estás en un buen momento, te sientes atrevido y asumes que todo el mundo siente lo mismo que tú. A menudo me siento así. De modo que lo plasmo en una canción”.
Ahora llega el momento de comprobar en directo por qué se le compara con Freddie Mercury, Rufus Wainwright, los Bee Gees, Elton John, Scissor Sisters, Scritti Politti… “No veo el momento de tocar en directo. Es donde todo cobra sentido para mí. Cambias cosas porque tienes que hacerlo, es una dinámica distinta. Estoy deseando que llegue el momento. A menudo me siento estresado cuando estoy grabando porque hay muchas decisiones que tomar. Estás constantemente editando y decidiendo qué debe quedarse en una canción para siempre. Estoy deseando deshacer todo eso en mis conciertos en directo e ir a lugares donde no iría necesariamente en el disco”.