MICAH P. HINSON 2008
Micah P. Hinson en concierto
Es único, tiene un largo recorrido por delante (asusta pensar que ya lo tenemos por un clásico a sus 27 años), desarma con sus discos y suele arrebatar en sus conciertos, con su rocosa voz, sus arrebatos violentos y unas canciones que piden aire para existir, a las que le sobran incluso experiencias traumáticas en propia carne.
Sin embargo, y aunque sea difícil de creer, en esta ocasión Micah P. Hinson no llegó a convencer como en anteriores visitas, en concreto como en la deslumbrante actuación del año pasado en esta misma ciudad. ¿Qué sucedió para que así fuera? Podíamos pasar por alto su reciente boda y que, según él, se encontrase en su luna de miel.
Podríamos, pero aunque nosotros olvidásemos el detalle, él nos lo recordó a cada momento (nada extraño para alguien que reconoció públicamente su infidelidad a su chica desde el escenario hace poco, días antes de pedirle en matrimonio, también sobre las tablas, como hicieron en su día Johnny Cash o Sly Stone). Y nos lo recordó con su guitarra, presidida por una foto de su nueva mujer, Ashley; desde el escenario, en el que ella estuvo sentada todo el concierto sin dejar de mirar a su marido desde un lateral; en la cantidad de veces que la citó; en la canción (“For Your Eyes”) que cantó mirándola directamente a ella e ignorando al resto de la sala…
Sobraba algo de azúcar, aunque, por suerte, tampoco faltó la rabia que supuran sus canciones. Pero hubo demasiadas interrupciones, demasiadas historias, demasiados minutos en blanco, una parte acústica inesperada por la ruptura de una cuerda (que fue saludada con silbidos, síntoma de que algo no iba bien)… Parecía como si Micah P. Hinson, al que le habían robado días antes los medicamentos para su dolor de espalda en Sevilla, estuviera sedado con alguna medicina fuerte que, suponemos, algún médico le habría recetado para sustituirlas.
Sólo en la recta final, cuando se olvidó por fin de afinar su guitarra y de sus monólogos, pudimos recuperar al cantautor eléctrico que conocemos y admiramos, acompañado por su fiel Nick Phelps y un bajista-teclista, Justin Cope, inmutable en todo momento. Atrás quedaba un arranque con “Abilene” que remitía directamente a Johnny Cash. La recuperación llegó con “You Will Find Me Alone”, en la senda del mejor Nick Cave desbocado, “It’s Been So Long” o la infalible “Across The Sea”. Ya en los bises también se resarció con “It’s Been So Long” y “Across The Sea”, antes de atacar una versión de “Suzanne” de Leonard Cohen por petición popular y el cierre con “This Old Guitar” de John Denver. ¿Habrá que esperar al divorcio?
(Sala Capitol, Santiago, 19 de abril de 2008. Promotor: Heineken. Público: Lleno)