MEREDITH BROOKS

Meredith Brooks, buenos sentimientos


 

 

Meredith Brooks, nació en el estado norteamericano de Oregón.  Aunque actualmente vive en la gran ciudad, aún siente una mezcla de nostalgia y admiración hacia la vida y la libertad que disfrutó en su entorno familiar. Hoy aún recuerda claramente muchos de aquellos momentos inolvidables. Escuchándola parece que todavía podemos sentir algo de la paz que se respiraba en el pequeño pueblo donde vivía justo después de que se apagaran todas las luces y todo el mundo se fuera a dormir. Sin embargo, en la realidad urbana que disfruta actualmente, las prisas y la presión la llevan a vivir la vida al límite. De encontrar un punto medio entre dos mundos tan distintos surge la tensión de sus canciones.

 

En el pop contemporáneo, algunos artistas han encontrado un modo de hacer llegar al público sus canciones mezclando vacilantes pinceladas de sonido con los pensamientos más extraños que podamos imaginar.  Eso no es lo que suele hacer Meredith BrooksEl suyo es un pop que llega a lo más directo, con letras que siempre tienen un mensaje tan claro que en ocasiones pueden resultar demasiado impactantes, apoyadas por melodías o temas que caminan por sí solos. «Me gustan las cosas claras, ya sea en la música o en cualquier otro aspecto de la vida», afirma. «Si no escuchas de verdad a tu corazón es muy difícil que puedas sobrevivir en este mundo».

 

Aunque debutó como cantante en la guardería, frente a su profesora, cuando no era más que una niña («me inventaba canciones sobre el lobo feroz», recuerda con una sonrisa), con el paso de los años se ha convertido en una gran admiradora del blues. «A la hora de dar forma a mi primer disco en solitario, deseaba por encima de todo que mi música fuera capaz de recoger parte de la cercanía y la calidez de esos sonidos del rhythm and blues que tanto me gustan».

Además, Meredith Brooks se dio cuenta de que con su Telecaster podía hacer realidad casi todas las emociones que deseaba plasmar en el disco, y también descubrió que basarse en los viejos sonidos no es ni mucho menos tan interesante como sumergirse en un nuevo universo musical lleno de opciones interesantes. «Cada día, cuando estaba en el estudio, era como si tuviera presente un lema. Me decía a mí misma sin parar: «Tienes que llevar adelante la esencia de tu estilo«, eso era lo único que necesitaba saber. Quería mantener la estructura de mis canciones tal como las había compuesto, pero también necesitaba superar la rigidez que tenían casi todas ellas, abrir esos temas a una nueva creatividad. Es como llevar las cosas al límite: cuando eso ocurre dejas que tu energía creativa entre dentro de ti, y entonces es cuando ocurren los milagros. En este disco hay muchas mezclas extrañas de estilos y ritmos que surgieron así».

 

Brooks se siente casi mareada por la siempre cambiante condición humana. Confiesa con cierto orgullo que la psicología es su mayor afición, y ha estudiado profundamente los cambios culturales que se producen periódicamente en las personas que hay a su alrededor. «Casi todos sufrimos los mismos problemas: las drogas, el dinero, etc., y al final acabas por darte cuenta de que ninguna de esas cosas sirve para solucionar nada, y que no tendremos ningún sitio a donde ir si no evolucionamos espiritual y emocionalmente», afirma.

 

Las letras de sus canciones son auténticos consejos para corregir el rumbo de aquellas vidas que se han salido del camino adecuado. «Amigos de verdad, fines de semana y alguien por quien darlo todo… Un extraño que confía en mí… Mi padre que me quiere… Una taza de café muy cargado, Seattle, quemaduras por tomar el sol y una buena colección de Todd Rundgren…», nos dice Brooks en una de sus canciones con un guiño en los ojos y un estilo impactante y directo.

 

«Para mí es útil utilizar una palabra, un ambiente o una idea que resulten diferentes del modo en que normalmente solemos pensar; de ese modo las cosas no son tan agresivas», afirma Brooks. Con un tono de cierto misterio en su voz, añade: «Yo lo llamo «realineamiento semántico«. Si un día me levanto y me siento malvada, con malos instintos, intento utilizar esa maldad o esas ganas de fastidiar para crear algo interesante, en vez de pasarme todo el tiempo quejándome acerca de lo mal que me encuentro. Me gusta utilizar la sensación de rabia o tristeza como instrumentos de cambio».

 

«Pollyane» explica hasta qué punto el cinismo que muchos consideran chic es una simple tontería.  «¿Quién dijo que la oscuridad es profunda?», nos pregunta. «Prefiero mostrar auténticos símbolos de paz», afirma. Por otra parte, su opinión sobre los ambientes tenebrosos y lóbregos parece clara: «Es algo que ya no puedo soportar», confiesa. «Si veo a otro niño enfadado o angustiado soy capaz de vomitar. Llevo una temporada fijándome mucho más en la luz, el buen humor y la vida mucho en vez de quedarme estancada en la deprimente oscuridad de la llamada ‘generación X’. Creo que estamos entrando en una nueva etapa en la que la gente ya no quiere sentirte oprimida mientras piensa en lo mal que está todo a nuestro alrededor. Todos sabemos lo mal que están las cosas, pero es mejor pensar en algo más positivo».

 

Seguramente, cuando alguien difumina los bordes de las cosas, tal como afirma el título Blurring The Edges, el primer álbum de Meredith Brooks, el hecho de caminar por el lado luminoso es el modo más fácil de convivir apaciblemente con la oscuridad.

 

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