MECANISMO RUSO
Mecanismo Ruso
“Arrancamos un viaje musical para explorar el formato acústico del folk con raíces anglosajonas. Remamos con guitarras clásicas y avanzamos con ritmos circulares. Puede que nos parezcamos a Kings of Convenience, José González, Iron & Wine o Radical Face. O puede que no…”
Así se presenta Mecanismo Ruso, un proyecto acústico desde Galicia a dos voces que camina con paso ligero apoyado en guitarras clásicas y ayudado por una base rítmica que sostiene sin imponerse, para dibujar los trazos de una realidad que podría ser la de cualquiera de nosotros y capturar pequeños momentos de sobria y bella cotidianidad. Acaban de editar su primer disco de ocho canciones, Mecánica acústica.
Xavier Valiño
¿De dónde venís?
– De tocar juntos desde hace muchos años, lo que pasa es que hasta ahora no había llegado el momento de compartirlo.
Describid vuestro sonido.
– Tratamos de sacar partido a la madera de las guitarras, el contrabajo y la batería.
Principales influencias.
– Peter Broderick, Kings of Convenience, Nick Drake, Radical Face.
Vuestro disco suena, u os gustaría que sonara, como los de…
– Iron and Wine
Cinco discos de cabecera.
– Els millors profesors europeos de Manel, Unidad de desplazamiento de Los Planetas, Song of the Shepherd´s Dog de Iron and Wine, Yankee Hotel Foxtrot de Wilco y Home de Peter Broderick.
Cinco canciones perfectas.
– “I´ve Been Loving You Too Long” de Otis Redding, “Like a Hurricane de Neil Young, “Lillac Wine” de Jeff Buckley, “Ain´t Got No/I Got Life” de Nina Simone y “Let Down” de Radiohead.
¿Preferís estudio o directo?
– Directo, el estudio es un nido de neurosis
¿A quién os gustaría telonear?
– A cualquiera que toque en un teatro con buenos técnicos de sonido
¿En qué disco de homenaje os gustaría participar?
– Nick Drake.
¿Qué canción del disco es la que mejor os representa?
– “Viento”.
Tenéis cincuenta palabras para vender vuestro primer disco. ¡Adelante!
– Cada una de las canciones del disco está compuesta con todo el trabajo y honestidad del que hemos sido capaces. Después de tocarlas cientos de veces a nosotros nos siguen pareciendo que todas ellas valen la pena porque todavía nos emocionan.