MATRIA

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Álvaro Gago

(Matriuska-Avalon)

Lo había retratado ya en un corto previo del mismo título, con Eulogia Chaves como protagonista. Por lo tanto, dar el salto al largo por parte de su director y conseguir el mismo impacto es ya todo un logro. En este caso, lo hace acompañado de la actriz María Vázquez, simplemente descomunal en su papel, entre la interpretación y la aparente naturalidad de quien parece estar siendo filmada para un documental sobre la precariedad laboral y las relaciones familiares rotas en un pueblo costero gallego.

Sí, esto es cine social en la línea de los hermanos Dardenne o de Ken Loach -con ciertos paralelismos con la Jeanne Dielmann de Chantal Akerman-, aunque, a diferencia del Loach de algunas películas, aquí no hay nada que lo asemeje a un panfleto. De hecho, su protagonista, con la doble losa de ser mujer y trabajadora, no se muestra como un personaje ejemplar, ni mucho menos, enfrentándose a todas las injusticias que la acechan pero, también, a su hija o sus amigas. Y, por otra parte, al parásito de su pareja y a otros secundarios de la misma calaña se les intenta dotar de algo de humanidad.

Pocos retratos femeninos tan completos y absorbentes se han podido ver recientemente en el cine como el de esta mujer herida pero también sensible, que vive en una tensión y angustia permanente mientras intenta subsistir, sin pedir más. Y frente al hastío y los obstáculos que la vida le va poniendo, el guion le concede al menos un proceso de transformación -reflejado en una clarificadora secuencia en un parque de Pontevedra- que deja abierta la puerta de las segundas oportunidades.

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