MAMÁ

Mamá, ¿nada más?

 

Hubo un tiempo en que todo era favorable para la irrupción de nuevos grupos en el panorama pop. A principios de los 80 Madrid era un hervidero de actividad en la que Los Secretos y Mamá abrieron camino a muchos otros grupos. Lo que pasó fue que estos últimos dieron casi todos los pasos equivocados que son necesarios para acabar con una trayectoria con futuro. Y así sucedió. Tres años duraron, aunque dejaron una inmaculada colección de canciones detrás. Ahora, en el 97, y después de una colección de sus temas, reaparecen con un increíble disco en directo que es el que deberían haber grabado hace quince años. Pero no se trata de una reunión al uso. José María Granados, curtido por los avatares de la industria, no cree en su continuidad.

 

Para empezar, me parece que la grabación de Nada más es toda una lección para los grupos de hoy en día, una de las mejores grabaciones en directo que se han hecho en nuestro Estado. ¿Os sentís satisfechos?

– Sí. Estamos muy contentos, aunque para llegar aquí ha tenido que pasar mucho tiempo. Tampoco el sistema que utilizamos en la Sala Sol para la grabación era el mejor, ya que como es una sala para 300 personas siempre se colaba el sonido de algún tío que gritaba. Pero eso es lo único retocado. Nunca habíamos hecho un disco en directo y esto es lo único que podíamos hacer como Mamá, porque tras la reedición de los antiguos discos que sonaban tan mal, y que pasarán a la historia precisamente por eso, tampoco nos apetecía demasiado otra cosa.

 

Aunque hasta ahora no había prueba sonora, siempre os habéis manifestado muy seguros de lo que era el directo de Mamá.

– De lo que había sido en su tiempo. Tanto a Manolo Mené como a mí, en todas las cosas que hemos hecho, siempre se nos ha dado mejor el directo. Si Mamá tuvo algún éxito en Madrid en sus comienzos fue por sus conciertos en directo, ya que cuando grabamos fue cuando todo se vino abajo.

 

¿Y no os parece ésta la mejor respuesta para las hornadas irritantes que en su día, aunque sólo fuera para llamar la atención, pretendieron incluiros en los grupos babosos?

– Siempre hubo una relación con ellos. Yo mismo acabo de presentar recientemente el disco de La Banda del Otro Lado, grabado en el 88, hace casi diez años y que se edita ahora, pero en el que estaban gente de aquellos grupos como Patacho de Glutamato Ye-Yé. Lo que pasa es que nacimos un poco antes y siempre se nos relacionó con Los Brincos o Los Secretos, y puede que hubiera algo más de relación musical, pero en lo personal no teníamos nada que ver. Sí es cierto que Mamá era un grupo de pop, lo que no quiere decir que a nosotros no nos gusten otras cosas como la psicodelia o el rock’n’roll más garajero.

   

¿Puede ser que incluso sea más contundente ahora el sonido de la banda que entonces?

– Sí. Lo que pasa es que han cambiado los medios, los amplificadores. Ahora tocamos con Marshall, antes tocábamos con Malboro… El sonido cambia y también cuenta todo lo que hemos aprendido en estos años. Además hemos ido tomando un poco de los grupos de power-pop que han salido después, que ha sido un poco también la reivindicación. Hace años no hubiera tenido sentido grabar un disco en directo, ya que grupos de nuestra generación como Gabinete Caligari aún estaban por ahí, y ahora estamos más relacionados con las nuevas bandas y los sellos independientes.

 

¿Se han endurecido algunas canciones respecto a como las interpretabais en su día?

– Sí. Realmente nosotros sólo recuperamos el repertorio para un concierto que hicimos cuando se reeditó un compacto con nuestras canciones. Todo el mundo hablaba de nuestro EP, aunque allí sólo iba «Chicas de colegio», y Mamá para nosotros siempre pesaba como una losa. Así que cuando nos decidimos a retomarlas lo hicimos con el sonido del directo y con toda la experiencia de estos años.

 

Lo que si queda claro son cambios en el ritmo, como «El número equivocado», el principio de «Escóndete» o el acento de «Ligarse a Vicky».

– Cuando nos pusimos ante todo el repertorio para saber qué canciones íbamos a grabar, algunas -como «Buscándote a ti»- no nos convencían. Otras que habíamos tocado menos, sobre todo del segundo disco que no salió, sí las cogimos con más fuerza, y sólo tocamos las que nos salían y otras que no habíamos tocado nunca como «Juguetes rotos» y «Despeinada».

 

Supongo que Manolo y José María os habréis quitado un peso de encima con esta grabación, ¿no?

– Todo el mundo nos hablaba del grupo y está claro que sólo nos podían conocer por los discos, de los que no estamos nada contentos. Hace un tiempo yo empecé a hacer acústicos por Madrid y me pedían canciones de Mamá, y ahí empezó un poco todo. Era un poco reacio y al final hubo que hacerlo, con lo que ya nos lo hemos quitado de encima.

Da gusto encontrarse con «Nada más» o «A callejear». ¿Había una deuda con ciertas canciones?

– Sí. «Nada más» es del primer EP y «A callejear» formaba parte del proyecto del segundo disco. Las dos canciones luego las recuperaron Los Secretos. Durante estos años Enrique Urquijo me ha pedido canciones y vamos a tocar juntos próximamente en Valencia, así que aprovecharé para llevarle una cinta con otras nuevas cuatro canciones.

 

¿Y se han hecho versiones de alguna de vuestras canciones en estos años?

– Un grupo llegó a hacer una versión de «Mi perdido amor», que nosotros no volvimos a tocar nunca, y Los Limones de Ferrol también hicieron una adaptación de «Vete». Y, más tarde, varios artistas han grabado canciones nuestras, no de las de Mamá, sino de las que hemos hecho después.

 

¿Cuándo surgieron las nuevas canciones «Despeinada»y «Juguetes rotos»?

– «Juguetes rotos» es una canción de Manolo y Carlos de mediados de los 80, con una cierta estructura de Mamá. «Despeinada» es más reciente, y la hacía yo en mis conciertos acústicos recientes o acompañado de Manolo. Tiene una onda más cercana a lo que sería Mamá ahora.

 

¿No pensasteis en invitar a J. de Los Planetas -por cierto, si tengo que imaginarme a J. dentro de unos años, sólo se me ocurre pensar en ti-?

– Sí, fue una de las primeras personas en las que pensamos a la hora de los invitados del concierto. Él nos había dicho que tenía nuestro primer LP y el EP, lo que pasa es que tenía un concierto en Mallorca el día de nuestra grabación. A cambio yo sí fui al Actual de Logroño e hice con ellos el «Escóndete» y el «Himno Generacional #83». Él era casi el único que se había pronunciado y más que en el sonido, que en ellos hay una considerable muralla de guitarras, en las melodías es donde se aprecia más la relación con lo que hacíamos nosotros.

 

¿Cómo surgió el contacto con Jaime -de Sexy Sadie- y Cristina -de Dover-?

– El contacto con Jaime surgió a través de Subterfuge. A Cristina de Dover la conocíamos hace mucho tiempo; de hecho, en el primer disco de Dover ya aparece Manolo. Habíamos pensado también en Jorge de Dr. Explosion, pero quería aparecer disfrazado de colegiala cantando «Chicas de colegio» y era demasiado show, más aún si no pensábamos incluirla. Nuestra idea era tener a gente de ahora y no como Loquillo, que sólo invitó a gente de su quinta en su disco. De ahí también la inclusión de la versión del «Like A Rolling Stone» de Bob Dylan para que pareciera más intemporal. Algunos nos miraban con mala cara por esta canción, pero ya llevamos demasiado tiempo en esto como para andarnos con etiquetas.

 

O sea, que tenéis bastante relación con sellos como Subterfute.

– De ahí viene la relación con grupos de ahora, sobre todo con Dover. En sitios como el Festimad o el Doctor Music los conocemos a todos. Yo soy muy amigo de la gente de Mercromina o El Niño Gusano. Estuvimos tres días en el Actual de Logroño y uno de ellos reconoció que había sido del grupo de fans de Mamá en su día, aunque no sé si estaría muy borracho cuando lo dijo. Últimamente nos hemos movido en el rollo de los festivales independientes y a mí me parece que hay mejor ambiente que cuando Gabinete hacía aquello del cha-cha-chá. Nosotros, como ya nos habíamos retirado, no tuvimos que llegar a esas cosas, por suerte. Mi último proyecto es grabar mis canciones de ahora con bandas independientes.

 

¿Qué os parece que el EP de «Chicas de colegio» se cotice tanto entre los coleccionistas?

– En su día se sacaron 5000 copias numeradas y se cotizaban porque no se había sacado nada de Mamá. Al final se reeditaron las grabaciones sin tener nada en cuenta. Iban el EP y los dos Lps de corrido, salvo las dos últimas canciones del segundo disco porque no había sitio, así, sin comerse el tarro. Yo lo hubiera cuidado un poco, con libreto, cuidando la remasterización, y quizá esto del directo no hubiera sido tan necesario.

 

¿Quedan más canciones no recuperadas de lo que iba a ser el 21 LP?

– Sí, pero no son muy allá y no tienen una gran respuesta popular. Cuando preparamos el segundo disco estábamos muy influenciados por XTC, que es un grupo que siempre nos gustó a los cuatro. Para mí gusto Andy Partridge es uno de los mejores compositores que ha habido. Lo que queríamos era dar un paso adelante y no fue el momento, y menos con la producción del Luis Cobos. Ahora hemos recuperado las que tenían más relación con el primer disco.

 

¿Qué tal la experiencia del reencuentro para grabar «Alta tensión» en el homenaje a Antonio Vega, vuestra única grabación en quince años?

– Antonio Vega siempre nos había gustado mucho. A nosotros nos llamó Paco Martín para grabar como Mamá y ni se nos había pasado por la cabeza esa posibilidad. Lo curioso de ese homenaje de hace tres o cuatro años fue que nos llamó poderosamente la atención que teníamos un sonido de banda, que no nos habíamos juntado los cuatro desde hacía mucho. Ése fue el primer acicate y el segundo llegó cuando se editó el disco recopilatorio y nos ofrecieron un disco en directo en una pequeña sala. Así que nos decidimos por El Sol y por grabar un disco autogestionado. Pero como había que pedir permiso para las canciones a Polygram, cuatro días antes la compañía decidió participar en el proyecto.

 

¿Y que hay de la poca suerte con los diferentes grupos con los que lo habéis intentado durante estos años?

– Cuando estuve con Los Restos llegamos al final del Villa de Madrid y parece que iba para adelante, pero la industria no lo entendió, y ahí quedé bastante  desencantado. Luego vino la experiencia de Los Frenillos en el que sólo grabé una maqueta y se metió una casa de discos que lo vio claro al lanzar singles que no eran míos ni nada, y lo dejé rápido. Luego grabamos el disco de La Banda del Otro Lado, que sale ahora, ocho años después. Y, más tarde, Buenas Vibraciones, una banda psicodélica  con Iñaki Altolaguierre y Patacho, que editó un disco que ahora vamos a reeditar con Subterfuge.

 

¿Ese «FIN» que aparece al final de la carpeta de vuestro compacto es realmente así, punto y final?

– Lo que vamos a hacer este verano es tocar por ahí, que el disco no se vende solo, y después tenemos proyectos por separado. Y si nos proponen algo como Mamá, lo hacemos, pero mucho me temo que no va a pasar nada.

Xavier Valiño

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