MADERITA
Maderita, folk-pop desde las orillas del Mediterráneo
A veces, aunque no sea tan común, pasan estas cosas. Se juntan músicos de distinta procedencia para ver qué sucede, y acaban editando un disco. Hasta ahora podría parecer que las trayectorias del veterano Julio Bustamante y de Xema Fuertes, Jorge Pérez y Caio Bellveser (componentes de Ciudadano y músicos de Josh Rouse o Alondra Bentley) no tenían mucho en común, pero después de escuchar su debut Vivir para creer habrá que replanteárselo. Su bucólico, sereno y encantador disco, bañado por los aires del mar que baña las costas del Levante, es una de las sorpresas de la temporada.
No son habituales este tipo de colaboraciones en la escena estatal. Por lo tanto, me gustaría saber, para empezar, cómo contactasteis entre vosotros.
– Nosotros éramos muy seguidores de la trayectoria de Julio. Sus canciones siempre nos gustaron. La primera vez que lo oímos fue, casualmente, en la misma casa donde comenzamos a grabar el disco de Maderita mucho tiempo después. Estábamos oyendo Radio 3 y sonó “Hablando de Van Morrison” (en el disco Sinfonía de las horas). Simplemente alucinamos. Tenía mucha fuerza, nos encantó.
Ya tuvisteis un primer encuentro al colaborar Julio Bustamente en la canción “Tiro con arco” del disco Libros de viajes de Ciudadano. ¿Qué papel tuvo en todo esto ese encuentro?
– A veces algunas canciones se atascan. No sabes exactamente qué es lo que falla, o cuál es la dirección adecuada que debe tomar para que suene como tú quieres. Eso nos pasó con “Tiro con arco”. Invitamos a Julio al local de ensayo y le tocamos esa canción para ver si se le ocurría algo o la aparcábamos del todo. Enseguida surgieron ideas, y esa misma conexión es la que hemos tenido en Maderita, Las canciones han fluido muy rápidamente porque tenemos una forma de ver la música muy parecida. Disfrutamos tocando juntos, aportando ideas; de repente todo parece muy fácil.
¿Qué ideas, objetivos o pautas se fijaron antes de empezar a componer, si es que sucedió tal cosa?
– No hubo nada premeditado; simplemente nos juntamos con ganas de tocar y ver qué pasaba. No hubiese funcionado de otra manera. Ahí estaba la emoción, no saber adónde íbamos a parar. Era una aventura en toda regla; nos olvidamos de las etiquetas, de los prejuicios, y solo queríamos tocar y disfrutar. Ni siquiera teníamos la intención de montar un grupo y, menos aun, de grabar un disco. Las cosas fueron fluyendo y tomando forma, la mayoría de las veces, para nuestro propio asombro.
¿Hubo algún tipo de norma de usar sólo instrumentos clásicos del pop y acústicos? ¿Fue un reto enfrentarse a instrumentos como el timple, el banjo o el charango?
– Simplemente empezamos con las acústicas y quedamos atrapados por lo que iba saliendo. En este sentido, además, nos sentíamos muy cómodos por ver que la cosa funcionaba ya de base. Lo de utilizar esos otros instrumentos vino un poco después y fue cosa de Xema y Cayo. En cuanto a instrumentación, ellos son los arreglistas del grupo. Era una consecuencia lógica del estilo que íbamos tomando.
¿Qué es lo que habéis bebido para que salga un disco tan tranquilo y bucólico?
– En realidad, nadie de nosotros tiene la costumbre de beber ni de salir, aunque alguna birra o un vinito siempre cae a la hora de comer o una copa cuando vamos de bolo.
Además de esa sencillez, el disco transmite que os lo habéis pasado bien grabándolo. ¿Cómo fue en verdad?
– Creemos que suena a lo que realmente fue: cuatro amigos pasándolo en grande, tocando unas canciones que les encantan, confiando mucho en ellas y con toda la ilusión en el asador. El disco suena muy honesto por eso; lo grabamos en casa porque era donde nos sentíamos más cómodos y relajados. Preferimos eso a quizás conseguir un sonido más exquisito.
¿Es el folk el común denominador entre Bustamante y tres de los miembros de Ciudadano, donde coinciden vuestros gustos? ¿Y el country-rock?
– Desde luego, nuestros gustos comunes se encuentran en las buenas canciones, no en ningún estilo en especial, y por eso nos gusta ir a la esencia.
Al mismo tiempo, se puede decir que todo eso está bañado por el sol y la luz del Mediterráneo.
– No podemos escapar de esas influencias mediterráneas, del aire libre y el mar, ni del eclecticismo que esto conlleva.
Hay textos de dos de vosotros en el disco. ¿Cómo se complementan y en qué se diferencian? ¿Qué se gana con ello?
– En realidad creo que tenemos una forma de escribir bastante parecida, cada uno a su manera. A veces hablamos sobre libros y leemos las mismas cosas, también coincidimos en gustos sobre películas, discos… y otros referentes que siempre marcan, y mucho. Sin embargo, nuestra experiencia personal es distinta y cada uno aporta eso a la hora de escribir o de tocar. Al final, el sonido y los textos en Maderita no dejan de ser el fruto de la personalidad de nosotros cinco.
Sólo firmáis una de las canciones, “La suerte”, en conjunto. ¿Cómo fue el trabajo de composición?
– En este caso, empezó Jorge con las primeras estrofas de la letra y la música, junto con Xema. Luego siguió Julio con más texto, y Cayo y él hicieron el estribillo.
¿Se trabajó en alguna dirección con las voces para conseguir que el protagonismo que tienen fuera así?
– Justo después de asumir el cariz acústico del grupo empezamos a trabajar las voces al máximo, para sacar partido a la interpretación, aunque hay canciones en las que ese trabajo no hace tanta falta.
¿Se puede decir que es un disco muy campestre en un momento en el que ya no se hacen discos así?
– No pretendíamos tener esta línea u otra, sólo cantar juntos. Enseguida nos vimos reflejados en este sonido. Por otro lado, nadie de nosotros se ha fijado nunca mucho en que se lleva o que no. Eso también es muy mediterráneo, a nuestro parecer.
¿Con qué momento de la historia del rock o con qué disco o artista relacionaríais este Vivir para creer?
– Una de las cosas que nos gusta es rescatar buenos temas de la historia del pop mediterráneo, aparte de los nuestros, y versionarlos. En ese sentido ya tenemos dos de Pep Laguarda (Brossa d’ahir) y otro de Jaume Sisa que le dedicamos hace poco en L’Auditori de Barcelona
¿Quién diseñó la hermosa portada y qué se pretendía?
– Todo ese trabajo lo hizo Xema, que es un buen diseñador. Está hecho a base de algo muy típico de la cerámica valenciana medieval, como es el socarrat, una técnica tradicional que aquí ha estado siempre por todas partes. Pensamos que aportaría un aire popular a la grabación.
¿Cuáles son los objetivos que os habéis planteado a medio y largo plazo o irá todo un poco improvisado según la reacción de la gente?
– Nuestra intención es seguir con el espíritu con que empezamos: seguir juntándonos para cantar y crear el tiempo que tengamos disponible. Mucho antes de salir el disco ya hemos actuado, incluso en Italia. Pensamos seguir grabando todo lo que se nos ocurra.