LUCAS 15 2008

Lucas 15, donde crecen las rosas salvajes

 

Antes Enrique Bunbury y Christina Rosenvinge. Ahora canciones tradicionales asturianas. Del folk al rock. De la tradición popular a un disco hecho con instrumentos eléctricos. Historias turbias como “El Sacaúntos de Allariz”. Con las Baladas asesinas como referencia. Nacho Vegas reaparece en formato de dúo, ahora asumiendo responsabilidad junto a su guitarrista habitual, Xel Pereda. Lucas 15, con la parábola del hijo pródigo como motivo para el nombre, ya tienen editado su debut. Hablamos con sus dos principales responsables, aunque ellos dicen que es el proyecto de una banda.

¿Cómo surge este proyecto? ¿Quién se lo plantea a quién?

Xel: Cuando Nacho y yo nos conocimos, Mariluz Cristóbal Caunedo, la ‘dama’ de la canción asturiana, acababa de editar su primer disco en solitario (Onde la nublina posa) en el que colaboré como arreglista y guitarrista. Nacho es un fan declarado de Mariluz y comenzamos a hablar sobre nuestra visión de la música tradicional asturiana. Nos preguntábamos por qué si el folk anglosajón es una de las principales influencias del rock y el pop, nuestra propia música no puede ser un punto de partida para hacer un disco de rock genuino.


Creo que la idea ya os rondaba hace tiempo. ¿Por qué no pudo ser antes y sí ahora?

– Hace ya cinco años de la conversación anterior, pero tuvieron que pasar otros dos para que nos lo empezáramos a tomar en serio. Lo primero que necesitábamos era unas canciones sobre las que empezar a trabajar. Hicimos una selección de unos 60 temas en los que incluíamos canciones que todos conocíamos desde nuestra infancia, de cancioneros, de discos de grupos de folk, recogidos por grupos etnográficos…


¿Cómo fue le proceso?

– Después de esa primera selección nos pusimos a trabajar con los temas hasta que alguno nos hacía tilín y sabíamos que ahí había una canción para nosotros, pero necesitábamos una banda que sonara sólida para afrontar todo el proceso posterior de arreglos, grabación y directos. Compaginamos este proceso, que ya suele ser lento, con una actividad bastante fuerte de conciertos y los discos con Enrique Bunbury y Christina Rosenvinge. Además, en ese momento estaba terminando de montar mi estudio de grabación y queríamos acabar el disco en él para trabajar sin presión. Así que, aunque han pasado unos años no hemos perdido el tiempo…


A la hora de contar con músicos, os habéis decidido por los que más a mano teníais. ¿Era más fácil conseguir así el sonido que buscabais?

Los músicos que forman la banda son gente con la que habíamos trabajado anteriormente en algún momento.  Individualmente son increíbles, pero además son ese tipo de músicos al servicio de la canción, que es la virtud que más admiro personalmente.


En esta ocasión, no aparece el nombre de Nacho con la otra persona con la que colabora, como en ocasiones anteriores. ¿También lo quiso él así? ¿Es más un disco de banda?

– Desde el primer ensayo, Lucas 15 fue una banda. En la industria de la discográfica cada vez tiene más importancia la anécdota (el grupo del novio de tal modelo, del ex-guitarrista de tal grupo) y a veces parece que le resta importancia al valor musical del proyecto. Queríamos huir de eso.


¿Por qué un nombre con referencia bíblica? ¿Es el que mejor va con el contenido del disco?

– El evangelio según San Lucas en su capítulo 15, 11-32, cuenta la parábola del retorno del hijo pródigo, la historia de un muchacho que vuelve a casa arrepentido después de una vida de excesos, en busca del cariño y la compresión del padre. Nos parecía un buen símil, ya que volvíamos a nuestra música después de años de excesos en el rock.


El cancionero asturiano en el rock, que yo sepa, sólo ha sido tratado por Mus. ¿Qué os parece su obra? (Si hay otros casos, me gustaría que los comentarais)

– En Asturias la producción de folk siempre ha sido considerable y hubo bandas de rock tratando de fusionar ambos mundos, como Dixebra o Nuberu, pero nuestra idea se sitúa muy lejos de de estas bandas. Probablemente Mus, sobre todo desde su Pigaz, fuera un precedente.


¿Fue difícil la adaptación de esas canciones? ¿Cómo os enfrentasteis a ellas?

Nacho: No realmente. Cuando un tema nos decía algo a Xel o a mí, nos metíamos con él.


Creo que habéis seguido todo un proceso de reconstrucción de las canciones. ¿Hubo libertad total a la hora de hacerlo, o los originales imponían lo suyo?

– Claro, tanto Xel como yo sabíamos lo que queríamos sin siquiera comentarlo. Agarrar un tema, usarlo, adaptarlo, hacerlo nuestro.


Hay una cierta pauta en los músicos que crecen con el rock de volver a sus raíces después de unos cuantos años en la música. ¿Os parece que a vosotros también os había llegado ese momento?

– No tenemos esa sensación. Xel viene del mundo del folk, no ha vuelto a ningún sitio, nunca lo había dejado.


Decís que una de las referencias es el Murder Ballads de Nick Cave. ¿Por su temática, su sonido, su recuperación de canciones tradicionales, todo en general…? ¿Alguna otra?

– No fue una referencia más que al principio, por su concepto. Cuando empezamos a trabajar nunca nos fijamos en ese u otro disco. En cuanto a si hubo otra referencia, no, ninguna.


¿Es cierto que en directo contáis con gente mayor para que canten las canciones, en concreto el abuelo de Xel?

– Normalmente no, sólo en ocasiones muy puntuales.


¿Y el documental que se está preparando sobre el proceso que siguieron  estas canciones?

– Francisco De Borja (de La Jr.) se ocupa de la filmación. Supongo que dará una visión amplia, pero aún no ha empezado la gira.


Por último, ¿qué objetivos os habéis propuesto con Lucas 15 y que hay de una posible continuidad?

– Vamos paso a paso. Estamos disfrutando del disco que acabamos de hacer y ya tendremos tiempo de pensar en el siguiente.

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