LOS PLANETAS

Los Planetas, una década en el centro del torbellino

 

Los Planetas se acercan este mes a Galicia. No es la primera ni la última vez. ¿Cómo serán en esta ocasión sus conciertos? Sorpresa, sorpresa. Mientras tanto, Banin nos habla de su quinto disco, Encuentros con entidades, y de su década como cabeza del pelotón independiente estatal.

Lo primero que se me ocurre después de escuchar Encuentros con entidades es que, por primera vez, un disco de Los Planetas sigue la línea del anterior. ¿Estáis de acuerdo?

– Pues todos se parecen bastante entre sí. El sonido casi no cambia; el planteamiento es idéntico, con guitarras saturadísimas, baterías tocadas muy fuerte y letras sobre venganza extrema, malos/buenos rollos y drogas. Quizá este disco te da más mal rollo que ninguno porque no hay ni una canción alegre, cosa que si pasaba en los anteriores, pero así está el mundo, muy triste y penoso, y así está el grupo. 

 
¿Tiene que ver con la mayor estabilidad dentro del grupo?

– La estabilidad de un grupo es algo muy delicado. Se trata de cinco personas que pasan un montón de horas juntas, cada uno luchando por su espacio. A veces es una jaula de tiburones y otras veces la cosa va como una balsa.


¿Ha habido más participación de Miguel y Banin en este disco?

– Yo he hecho una canción, la primera del disco, aunque misteriosamente viene acreditada a todo el grupo. Creo que lo llaman un robo de cartera, ¿no? La próxima vez no me la cuelan. Por lo demás, cada uno hace su parte: Jota viene con la canción y el resto hace su arreglo, y si hay algo que a alguien no le gusta, se habla y buscamos otra vía. 


¿Hubo una cierta decepción en el grupo por no poder contar con Dave Fridmann como productor?

– Nunca pensamos en Dave Fridmann como una opción. Nos encantaría trabajar con él, pero creo que está fuera de nuestro alcance. De cualquier forma, ahora mismo es el productor de moda, así que quizá hubiera sido demasiado obvio.  

¿Qué problemas hubo con las canciones grabadas y la paranoia de seguridad en los USA?

– Llegamos a Chicago un martes por la noche. Las cintas habían salido de Granada una semana antes. El miércoles por la mañana nos presentamos en el estudio y no habían llegado -por los controles de seguridad tan estrictos-. Pasaron cuatro días y llegó un paquete con dos cintas que contenían tres canciones, una de las cuales ya habíamos mezclado nosotros en España. Empezamos a trabajar y se rompió el multipistas del estudio. Tuvimos que parar otro día porque era sábado y el domingo no se podía arreglar el aparato… El resto de las cintas llegó cuando quedaban cinco días para volver, con lo que no pudimos hacer gran cosa. Sobre el ambiente en Estados Unidos puedo decirte que el miedo en la gente era algo patente. El gobierno, por su parte, favorecía creando clima y llamando a su pueblo al patriotismo. Daba mucho miedo.  

¿Qué habéis ganado últimamente con tener el estudio en casa?

– Hemos ganado y hemos perdido; es un arma de doble filo. Por un lado es muy cómodo: puedes probar muchas cosas, llevarte ideas del estudio a casa y seguir trabajando allí… Pero eso puede hacer que entres en una espiral y acabes presa del perfeccionismo. En general, hay menos concentración porque estamos demasiado relajados en nuestro ambiente de siempre. 

Los comentarios a vuestras actuaciones en Benicassim y el BAM no han sido muy buenos. ¿Qué es necesario para que Los Planetas den un buen concierto?

– No lo sabemos; ése es el problema. Todavía no hemos dado con la fórmula mágica y así nos va. En mi opinión, usamos demasiada proporción de azar en la fórmula. Supongo que si estamos mal, tocamos mal. No somos profesionales en ese sentido.

¿Cuál de vuestras canciones que aún no se han editado, y que aparecen en discos piratas como Venus, os gusta más?

– A mí la que más me gusta es “Todos los periódicos mienten”, que se ha publicado recientemente. Es una canción de la época de Una semana en el motor de un autobús. La grabamos cuando estábamos ensayando “La playa” y “Un mundo de gente incompleta”: era una maqueta, y luego la mezclamos y añadimos órgano y guitarras porque querían una canción inédita para el libro de los Planetas, pero al final no les gustó y no la sacaron.

¿Cómo se ve el negocio después de una década?

– Cada vez peor. El poder está cada vez más centralizado, depende de menos personas y tiende a uniformarse en sus gustos y aspiraciones de manera asombrosa. 

¿Sentís que, dentro de un tiempo, se os dará el reconocimiento que algunos os niegan, como a Los Enemigos este mismo año?

– Yo creo que ya gozamos de reconocimiento suficiente para lo que hacemos. 


¿Qué pensáis que puede salir de vuestra gira “Rock en Ñ”?

– Nos ofrecieron algo que luego era menos y luego mucho menos, así que finalmente nos negamos y no participaremos en esa historia. 

 

¿Se mantiene la misma ilusión que cuando montasteis el grupo a principios de los 90 o ya se está bastante escarmentado?

– Es por ciclos. A veces llegamos a un punto que parece que todo va a explotar, en el verano siempre pasamos una crisis y después todo se arregla sin hablar mucho.

Xavier Valiño

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