LOS LOCOS 2009
Los Locos, reviviendo el pasado
Eran demasiado buenos para una época donde lo que primaba era hacer el pijo. Sus letras poéticas no encajaban en una movida enganchada a ‘les babayes’. Y, encima, sufrieron atropellos varios y situaciones surrealistas, como ejercer de ‘teloneros oficiales’ de Hombres G. Los Locos fue el mejor grupo de la historia del pop-rock en Asturias y uno de los más interesantes que ha habido nunca de España.
Para los seguidores que ya lo saben, o para quienes lo deseen comprobar, la multinacional Warner Music Spain, a través de su sello Rhino, acaba de editar una caja de cuatro compactos -en edición limitada a 2.001 copias- que incluye los cuatro discos oficiales, los dos maxis y doce temas inéditos, además de una biografía de Rafa Balbuena, fotos, créditos y todas las letras. Un total de 65 canciones remasterizadas en Alemania por Robin Schmitd. El guitarrista Paco ‘Loco’ Martínez, habla del proyecto y rememora la historia del grupo en esta entrevista.
¿Cómo surgió esta antología de Los Locos?
– Fue cosa de Toño Barral (responsable del sello El Cohete), que un día me llamó y me lo propuso.
¿Estás satisfecho con el resultado y la remasterización?
– Sí, la verdad que quedó una cosa muy bonita. Anteriormente, se había editado una especie de caja con los tres primeros discos, pero fue un poco para salir del paso. Ahora se hizo algo que refleja un poco lo que fue el grupo.
Teniendo en cuenta que los seguidores de siempre, ya tendrán todos los vinilos, ¿no es una propuesta arriesgada en tiempos de la ‘mula’?
– Yo creo que es, precisamente, para el seguidor de Los Locos, que quiera tenerlo todo metido en un sitio, con canciones nuevas que nunca habíamos editado, fotos, una pequeña historia, todas las letras e información de dónde se grabó. Es para gente coleccionista.
Háblame del material inédito.
– Son maquetas que fuimos realizando y canciones que se quedaron fuera de algún disco; sobre todo, son maquetas que tenían un nivel de audición más o menos decente.
Afirma Rafa Balbuena en la biografía: “Tuvieron siempre los pies en el suelo y fueron un grupo trabajador”. ¿Lo suscribes?
– Yo creo que al principio sí que éramos bastante trabajadores. Luego, a medida que vas desalentándote, empiezas a ser un poco más descuidado. Pero sí pienso que fuimos un grupo bastante trabajador.
Contra lo que suele suceder, Los Locos sí fueron profetas en su tierra. Tanto los periodistas especializados, como músicos o el público os respaldaron desde el principio.
– Sí, sí, de eso no cabe realmente ninguna duda. Totalmente profetas en la tierra; de hecho, fue el único sitio donde fuimos profetas.
El éxito comercial se os resistió en España. ¿Tienes alguna explicación o fue un cúmulo de factores?
– El grupo tampoco se adecuaba a lo que el mercado demandaba en aquella época. No era un grupo que tuviese una imagen como la gente en Madrid, y la música era menos ‘transgresora’ y… elegante, si se puede utilizar el adjetivo. Además, en aquella época estaba todo mucho más centralizado; hoy en día, lo sigue estando, pero no es tan brutal como era entonces. Antes, eras un grupo de provincias, y eras un grupo de provincias.
A lo largo de vuestra carrera os tocó telonear a grupos, que, musicalmente, no os llegaban ni a la suela de los zapatos: La Unión, Hombres G, incluso los Radio Futura en directo. ¿Qué sensación os quedaba?
– Lo de los Hombres G fue una gran experiencia, porque hicimos un mes entero con ellos de ‘teloneros oficiales’. Telonear está bien y es algo que lo asumes, porque ellos eran más conocidos. En la penúltima gira de Moby, el telonero era David Bowie (risas).
Del concierto más corto de la historia de Hombres G en Oviedo (tuvieron que marchar a la primera canción tras una lluvia de piedras y botellas), ¿no fuisteis teloneros?
– Aquel no, fue la única vez que no tocamos. Estuvimos con ellos, pero no tocamos.
¿En qué medida contribuyó Boni Pérez al éxito del grupo?
– Creo que las letras de un grupo casi siempre son importantes. Boni hizo un gran trabajo y la gente se sentía identificada con sus letras y gustaban. Pero pasado el tiempo, de la misma manera que te das cuenta de que las letras están muy bien, ves que eran demasiado ‘guays’ para lo que, en general, se utilizaba en aquella época.
¿Cómo era el método de composición?
– Pues en un 80%, yo hacía una música y Carlos (Redondo) le daba el retoque final o le añadía melodías. Luego, le pasaba la canción a Boni y ellos dos se dedicaban a encajar la letra de la canción.
Me sorprende tu afirmación, que aparece en la biografía de la caja, de que no te gusta mucho el primer maxi del grupo (Estás en ‘New York’/’Recuerda Marraquesh’/’Radio Fox), porque lo ves anclado a su época. Pero si había hasta rap en el año 1985.
– ¿Dije yo eso? ¡Mira que el otro día leí el texto entero y no me di cuenta!
¿Te gusta entonces?
– Sí, hombre, me gusta ese maxi. Si tuviera que señalar algo que no me gustara del grupo, diría los (discos) pares. El segundo disco fue el más flojo de todos y fue el que más vendió. Y el último, no nos gustaba ni a Carlos ni a mí, no por las canciones, sino por cómo se grabó y todo eso.
Fuisteis los primeros en fusionar pop, funk y soul, que en aquellos años era bastante novedoso en España.
– Es que eso es lo gracioso: nosotros no hacíamos ni más ni menos que lo hace cualquier grupo, que es copiar o ser influenciados por gente de fuera. A nosotros siempre nos gustó mucho el soul y el rollo de baile. Carlos era muy buen cantante de soul. Lo que pasa es que cuando nosotros estábamos copiando eso, en España copiaban el punk o la música siniestra. Estaba de moda ser más Joy Division que James Brown, por decir algo.
El primer disco fue un fracaso comercial, pese a que contenía canciones casi perfectas. ¿Qué pensasteis tras grabar un disco tan bueno y que no funcionara lo suficiente?
– No, no funcionó. En el momento en que entrabas a formar parte de una compañía multinacional, te cogían los managers, que llevaban a grupos como Hombres G o Radio Futura, que por menos de equis dinero no se movían. Entonces, pasamos de ser un grupo de bares de Gijón, a que, de repente, cuando alguien quería contratarnos, costábamos 600 ó 700.000 pesetas. Entonces, no te llamaba nadie. Un grupo vende por lo que la gente te pueda conocer con los conciertos y a nosotros no nos conocía nadie. La desazón era estar en tu ciudad viendo que habías traspasado el Negrón y seguir ahí. Yo creo que fue todo una mala gestión.
El segundo disco, que no era tan bueno, se vendió mejor.
– Se vendió mejor, pero creo que porque había ya una carrera detrás. Definitivamente, no era tan bueno como el primero. Lo tuvimos que hacer a prisa y corriendo, porque nos habíamos quedado sin sello; Toño Barral había montado el suyo propio y había que sacar el disco. Tuvimos que tirar de cosas que, a mí particularmente, no me gustaban. Incluso de canciones que habíamos descartado del primer disco.
Uno de los momentos culminantes del grupo, desde el punto de vista comercial, fue el maxi de “Lección de baile”, con Julián Ruiz. ¿Cómo lo ves ahora?
– Aquello fue una cuestión comercial, que, pasado el tiempo, pienso que nunca debimos hacer, pero cuando eres un chaval y te dicen que te va a coger el tío que lo mezcla todo… Pero, bueno, también fue un fracaso para él (risas).
Un episodio negro fue cuando el sello Twins editó un maxi sin consultároslo y sin terminar. ¿A qué se debió ese comportamiento?
– Ése fue uno de los momentos más duros del grupo. Teníamos todavía un contrato con Twins y fuimos a Madrid a grabarlo. A mí, probablemente, era de lo que más me gustaba, aunque ahora no puedo ni escucharlo, porque me parece horrible lo que hicieron con ello. Había dos canciones que estaban muy bien, era bastante arriesgado. Lo grabamos todo y, como siempre, nos pasamos del tiempo. Volvimos dos semanas después a Madrid a mezclarlo, y cuando entramos por el estudio, nos dice el director que no, que estamos fuera del sello. No nos lo dijo ni el de la compañía. Fue un mazazo bastante duro.
Y luego lo editaron ellos por su cuenta y riesgo.
– Por su cuenta y riesgo y lo editaron fatal. De hecho, cuando hicimos lo de la caja, intentamos hacer unas remezclas, pero lo hicieron todo tan mal, que hasta las cintas estaban podridas. Fue imposible.
¿Y alguna explicación a ese comportamiento?
– Las compañías de discos tienen unos comportamientos un poco raros. La relación compañía-artista es una de las peores relaciones de la historia, aunque me imagino que será como la del editor-escritor y por ahí. El tío que se encarga del negocio no tiene nada que ver con el que se encarga de lo otro.
Tal vez erais demasiado perfeccionistas en el estudio.
– No, lo que pasó fue que vieron lo que vendimos, hicieron números y dijeron que el grupo no interesaba. Eso me parece normal, lo que no es normal es que te lo diga el director del estudio.
Tan malo no lo debieron ver cuando luego lo editaron a vuestras espaldas.
– Yo creo que lo tenían ahí parado y dijeron a alguien: “bueno, mézclalo en un día”. Lo editaron y ya está.
Muchos seguidores creen que Algo salvaje fue el mejor disco de Los Locos ¿Lo compartes?
– A mí también me lo parece, creo que fue el disco más personal y de nuevo, el más innovador, porque empezamos a utilizar máquinas, samplers, que para nosotros era un mundo. Fue un disco de mucho cariño, lo hicimos en Gijón con René (de Coupeau) y Pedro (Bastarrica). Yo creo que, al fin y al cabo, nunca debimos haber salido de Gijón. Fue uno de nuestros errores. Aquí había gente muy competente, René y Pedro era unos tíos con mucho talento musical, pero ellos pagaron también el pato de las provincias. Los mejores discos que hicimos fueron con ellos.
¿Crees que ellos podrían haber triunfado como productores en Madrid?
– Sí, pero ellos eran felices aquí. Yo les debo mucho a ellos.
Y el Zumbido de amor fue un poco el Let It Be de Los Locos.
– Ya quisiéramos nosotros. Es un disco que tiene muy buenas canciones, lo pienso de verdad, pero creo que están asesinadas a todos los niveles: por nuestro desánimo y porque nos íbamos dando cuenta de que no íbamos a ningún sitio. Me acaba de pasar una cosa muy graciosa. Cuando leía que George Harrison decía que no se acordaba de algunas canciones que había grabado, me reía y comentaba para mí: “¿Pero cómo puede decir esto?”. El otro día estuve escuchando canciones del último disco, que yo creo que no había escuchado nunca, y no me acordaba literalmente de ellas. De escucharlas en la radio y decir “mira cómo se parece esta gente a Los Locos”. Pero fue todo por el desánimo. Habíamos hecho unas maquetas muy chulas, que, como todo lo que corría de mi mano, se perdieron (Carlos era mucho más ordenado). Al final, esas maquetas eran bastante mejores que el resultado del disco.
¿Existió en algún momento una posibilidad real de que Los Locos se hubieran vuelto a reunir?
– A mí, con todos los grupos en los que toco, me pasa que nunca he disuelto ninguno. Es una chorrada decir que no estábamos disueltos, pero a mí me parece horrible eso de publicar un comunicado oficial diciendo que nos separamos. Evidentemente, en cualquier momento podríamos haber hecho algo; incluso nos quisieron contratar para hacer algún concierto. La única condición que ponía es que no fuera una vuelta tipo revival y para tocar las canciones antiguas. Alguna vez que hablé con Carlos, le dije que si volvíamos, era para hacer canciones nuevas, grabar un disco y darle una vuelta de tuerca. A mí el rollo del revival, no me gusta.
¿En verdad vosotros rivalizasteis en algún momento con Ilegales?
– Yo creo que ellos rivalizaron con nosotros. Yo, en ningún momento, a mí me dan lo mismo los demás.
En el libro No se salva nadie, de Rafa Balbuena, Jorge Martínez aparece, sin embargo, elogiando vuestra calidad.
– Yo creo que lo dijo porque el local de ensayo era mi casa. Y, segundo, porque el local de ensayo que compartimos después, lo había conseguido yo. Lo que fue curioso es que, a partir de que no compartiéramos local, fue cuando empezó a insultarnos, pero a mí me da lo mismo.
Día 22 de junio de 2007. Festival N´Alcordanza de Carlos Redondo e Igor Medio. ¿Qué recuerdos te trae año y medio después?
– Estuvo muy bien, muy bien organizada y con mucho cariño y toda la gente se volcó bastante.
Y en lo personal, ¿fue muy emotivo para ti?
– Bueno, sí fue bastante emotivo. En lo personal, lo que recuerdo fue el día que murió Carlos, que yo estaba trabajando en Lisboa, y que me llamó Boni (Pérez). Y quizás, igual lo que digo es una brutalidad, pero para mí fue más emotivo preparar este disco que lo de N´Alcordanza, porque ahí ves el tú a tú de lo que trabajabas con él. Cuando estás haciendo un evento como ése, estás tan emocionado que no te das ni cuenta, pero ya en frío, cuando me contó Toño el proyecto del disco, ves las fotos, las maquetas, y eso fue mucho más emocionante para mí. Aunque últimamente no teníamos demasiada relación, ahí sí que te das cuenta de que sí teníamos mucha relación.
Ha sido un placer veros en directo, seguiré escuchando vuestras canciones hasta que me vaya de viaje.