LOS DELINQUENTES 2009
LOS DELINQÜENTES: Bienvenidos a la época iconoclasta (El Volcán)
Año 1999. Imaginen la escena. Suena Black Sabbath a todo volumen y el rey egipcio Amenofis IV recorre con un saco de papas al hombro el escenario de un instituto de secundaria en Jerez de la Frontera (Cádiz). A su lado, un sacerdote pone a comulgar al público con patatas fritas en lugar de hostias consagradas. Los entendidos de teatro de la zona alucinan y alaban la obra, mientras los actores ‘emporraos’ se crujen de la risa.
Los protagonistas de aquel espectáculo sureño no eran otros que Los Delinqüentes. Miguel Benítez, Er Migué, componente del grupo fallecido en 2004, había puesto título a aquella ‘manifestación artística’: Bienvenidos a la época iconoclasta. “El ayuntamiento de Jerez organizó un certamen de teatro joven y nos dieron 30.000 pesetas (180 euros) para decorados y vestuario, pero nosotros nos lo gastamos en polen y en cervezas. El día de la obra improvisamos. No había guión ni ensayos”, explica Marcos El Canijo, que junto al Migué y Diego El Ratón hacían arte sin saber que aquello era arte. Los detalles se cuentan al dedillo en “Antiguo Teatro Callejero”, la primera canción de Bienvenidos a la época iconoclasta, el nuevo disco de Los Delinqüentes, el que más le ha costado publicar.
Su quinto álbum aparece con El Volcán después de cuatro años sin nuevas canciones. “Estábamos locos por incordiar”, aseguran. Pero que nadie se confunda. Los Delinqüentes no han estado parados. Desde 2005, el año en el que se publicó El verde rebelde vuelve, han dado una media de 120 conciertos al año, algo que nadie hace por aquí. Con mil y una anécdotas: desde encontrar al ex presidente del Gobierno Felipe González en un tren (- “Quillo, no veas como te pareces a Felipe”. – “Es que soy yo”) o viajar con un inmigrante amigo sin papeles en la furgoneta que le ayudaba a vender las camisetas en los conciertos, hasta ser expulsados de Rabat (Marruecos) por enseñar cariñosamente el culo en directo, con el correspondiente enfado del Partido Islamista. Todo esto sin dejar de escribir canciones.
Muchas están aquí. Bienvenidos a la época iconoclasta es su disco más eléctrico, más rockero. “Por primera vez hay temas donde no hay guitarra española”, explica Diego El Ratón. “Siempre hemos hecho rock and roll con la guitarra flamenca. Ahora le hemos quitado el polvo a la Stratocaster y nos ha alegrado el alma”.
Y falta que hacía. Cuando el grupo se marchó a un estudio perdido en los montes de Málaga a finales de 2007 en busca de tranquilidad y un poco de orden, sacaron del baúl canciones medio acabadas, melodías flotantes y letras que juegan entre la psicodelia guiri y el sol andaluz. Meses después remataban el disco en su estudio de Jerez de la Frontera. “Todos los títulos de nuestros discos son frases e ideas que decía Migué”, explican. ¿Pero de dónde sacó este título para la obra de teatro y ahora reconvertido en disco? “No lo tenemos muy claro. Miguel era una caja de sorpresas”.
Lo mismo que este disco: del rockabilly polvoriento inicial al rock ‘patanegro’ alterado con gotas de Keith Richards de “Camino de los bares” o la sorprendente y surrealista “Gas butano” (con Kiko Veneno y Leiva, de Pereza, a los coros), que suena como si The Kinks, The Beatles y The Beach Boys se comieran un chorizo a pellizcos. También hay reggae alucinógeno (“Donde crecen las setas”, con Roberto de Tabletom), pop ‘sabinero’ (“¿Quién es más poderoso? ¿El aire o el fuego?”, junto a Julieta Venegas) o rumba calentona (“Quítate la ropa”). La principal diferencia es que si antes hacían arte sin darse cuenta, ahora Los Delinqüentes son bien conscientes de lo que hacen.