LES PHILIPPES 2009
Les Philippes, sueño y milagro
Son uno de los secretos mejor guardados del pop estatal. Tal vez tenga que ver el idioma de sus discos, aunque parece que con su tercer álbum en castellano tampoco acaban de despegar, y la razón no está clara. Tras un primer disco en inglés (Philantropic Philantropy, 2003), llegó uno a medias entre el inglés y el castellano (Les Philippes And The Empty Characters, 2005). Ahora presentan Odisea ultramarina, con el que deberían lograr el reconocimiento que merecen.
¿Quién se sorprendió más con el cambio de idioma: vuestros seguidores o la crítica? ¿Qué tal se lo ha tomado todo el mundo?
– Supongo que nadie se ha sorprendido en exceso porque ha sido una cosa muy gradual. Quien venía a nuestros conciertos ya se iba dando cuenta poco a poco de que íbamos introduciendo canciones en castellano. La gente tenía opiniones de todo: había quien sólo escuchando una canción en castellano ya te decía que las cantaras todas igual, otros que aún critican el cambio de idioma y otros a los que les gustan las dos cosas. Nosotros nos sentimos más cómodos cantando en castellano porque es como te expresas cada día. En cambio, en inglés es algo un poco más forzado. Aunque no renegamos de nada, al contrario; estamos orgullosos de haber probado las dos opciones para poder escoger con más criterio. Ahora sólo nos falta cantar alguna canción en catalán je, je,…. En cuanto a los críticos, pues parece que en general ha gustado más el cambio de idioma. Suponemos que por lo mismo que nos pasa a nosotros: lo sientes más tuyo y puedes entender perfectamente el mensaje que pretende transmitir la banda.
¿Fue algo gradual o ya teníais esa intención?
– Fue totalmente gradual. Poco a poco íbamos componiendo en castellano hasta que llegó el momento en el que sólo nos apetecía cantar y componer en castellano porque todos podíamos participar en la composición de letras, todos entendíamos cada palabra que cantábamos y las letras mejoraron muchísimo en calidad temática.
Creo que tuvo que ver con vuestra versión de El Niño Gusano. ¿Se podría decir que sería vuestra referencia en castellano?
– La verdad es que antes de hacer la versión de “Un viaje a la Luna” para el tributo al Niño Gusano, apenas escuchábamos música cantada en español. Lo poco que escuchábamos eran grupos de los 60 como Los Brincos, Los Salvajes, Los Bravos y poca cosa más. Siempre hemos escuchado mucha música cantada en inglés, y por eso antes no nos apetecía cantar en ninguno de nuestros idiomas. Supongo que hemos crecido, nos han empezado a salir canas, hemos perdido por el camino nuestros prejuicios juveniles y ahora aquí estamos, con nuestro tercer disco cantado únicamente en la lengua de Cervantes.
¿Y lo más cercano actualmente a vosotros sería Love Of Lesbian o Antonia Font?
– Es complicado escoger. Supongo que depende del momento. Love of Lesbian son grandes amigos nuestros desde hace tiempo, cuando hicimos una girilla por Euskadi con ellos hace unos años, y se merecen un buen puesto en nuestro ranking musical. Y Antonia Font han ayudado a eliminar muchos prejuicios que teníamos la gente de Cataluña con la música cantada en catalán. Da la sensación de que ellos dieron el disparo de salida a la nueva ola de grupos -que, por cierto, son geniales y muy recomendables- que están apareciendo ahora en Cataluña cantando en catalán: Manel, Mazoni, Anímic, Sanjosex…
Aun así, vuestras referencias siguen siendo similares, ¿no? El pop, los 60, el power-pop…
– Sí, no ha cambiado nada en lo referente a nuestras referencias musicales. Seguramente ahora estamos más abiertos a escuchar otros tipos de música, pero siempre somos fieles a lo nuestro, que es lo que más nos transmite y nos emociona.
Dos años entre el primer y el segundo disco, tres entre el segundo y este tercero. ¿No os deja tiempo vuestros otros trabajos o hay otros motivos?
– La verdad es que cada vez cuesta más poder quedar para ensayar por culpa de nuestros trabajos y estudios, pero de todas formas hay otros factores como el económico, encontrar fechas libres en los estudios donde quieres grabar, alguna crisis creativa… Son un conjunto de cosas que a veces impiden hacer el disco cuando te gustaría hacerlo.
A mi entender, con Odisea ultramarina habéis logrado el disco perfecto de Les Philippes. ¿Coincidís con ello?
– ¡Totalmente! Solo el proceso de grabación ya fue una experiencia brutal. Tuvimos sólo 12 días para grabar y no nos dimos cuenta de la presión del tiempo, porque trabajar con los grandes hermanos García es genial. Te crean una calma a la hora de grabar que estás como si estuvieras en el local de ensayo, y entonces es cuando tu creatividad está al 100% y la situación es la perfecta para grabar en muy pocas tomas tu instrumento.
¿Puede que esta vez sea la que hayáis estado más cerca de poner en sonidos lo que teníais en la cabeza?
– En este disco se nota el total entendimiento entre el grupo y el productor, porque todo lo que podíamos tener e imaginarnos en nuestras mentes, Santi García, el productor, lo ha plasmado perfectamente. Ha conseguido crear atmósferas bastante psicodélicas como en “1, 2, 3 ficción!”, “Las aventuras del abuelo Rogelio” o “Siempre quise llevar sombrero”. Ha conseguido contundencia roquera en “La puerta del jardín transgénico” o “Universal fracaso intelectual”. En resumen, ha plasmado perfectamente el sonido que siempre habíamos entendido nosotros como el perfecto para Les Philippes.
¿Qué parte de importancia tiene él en haberlo logrado?
– Como hemos dicho anteriormente, él ha sido el pilar fundamental para hacer que nuestro tercer disco sea la mejor carta de presentación que hemos logrado nunca en nuestra trayectoria. Es genial trabajar con Santi porque sientes que es como uno más del grupo por su implicación, por sus ideas, por su entusiasmo, por la tranquilidad y seguridad que te transmite.
“En los estancos no se puede fumar” suena a Bob Dylan. ¿Homenaje o el subconsciente que os ha traicionado?
– Siempre nos han dicho lo mismo en cada disco. Es inevitable no sonar parecido a uno de tus ídolos y, si encima tienes a un cantante con la voz rasgada como Dylan, pues se acentúa más este parecido. Si escuchas los tres discos, vas a ver como siempre encuentras una o dos canciones que te pueden recordar al gran Zimmerman.
“Philipee Aronnax” es una de mis canciones favoritas ¿Qué nos podéis contar de ella? Me parece que está a medio camino entre Ben Folds y Las Ruedas.
– Tendrás que perdonar nuestra incultura musical pero no tenemos ni idea de quiénes son estas bandas. La verdad es que es una de las primeras canciones que hicimos para este disco y una de las canciones que nos animó a seguir componiendo en castellano. Es una canción con un significado escondido, criticando un poco a la industria musical. Cuenta que “por debajo del nivel del mar” -el mundo musical underground o independiente- hay proyectos con una amplia variedad estilística, de más calidad, y con unas ideas mucho más originales, con más experimentación y personalidad que todo lo que hay por encima de la “línea de flotación” -todo lo comercial-.
Hay incluso algo parecido a un bolero en el disco. ¿Qué fue lo que escuchasteis antes de entrar a grabar?
– La verdad es que no escuchamos nada en especial para inspirarnos. Simplemente escuchar un buen disco de los Beatles, Zombies, Kinks, Bob Dylan, etc. con la brisa de la Costa Brava ya te inspira sin quererlo.
¿Cuáles han sido vuestros últimos descubrimientos musicales?
– Dentro la escena catalana, los últimos descubrimientos han sido Manel, Mishima y Anímic, muy recomendables. En cuanto a la escena estatal, no es un descubrimiento, pero últimamente nos hemos viciado con Lori Meyers. Y a nivel internacional, hemos descubierto a gente como Rufus Wainright, Of Montreal, Ron Sexsmith, Wolfmother…
¿Ha cambiado con los años lo que queréis contar en las canciones o la forma de contarlo?
– Ha cambiado nuestra forma de contarlo gracias a que ahora escribimos en uno de nuestros idiomas, y esto ayuda a expresarte mejor, a saber mejor lo que dices y, sobre todo, a poder jugar más con el significado pleno de las palabras. Los temas de nuestras letras se basan en contar cosas bajo el prisma de la crítica, el humor, el surrealismo… Lo interesante es que desde que cantamos en castellano, hacemos las canciones a partir de la letra y no al revés, como hacíamos antes. Ahora la música sigue a la letra porque le hemos dado mucha importancia a lo que queremos decir, y queremos que la gente escuche y se pierda en nuestro mundo surrealista, crítico y humorístico.
Supongo que ahora, con la variedad de artistas que ha ido creciendo en B-Core ya no os sentís como los más atípicos del sello.
– La verdad es que continuamos siendo atípicos en el sello, pero no estamos solos. Ahora B-Core ya no es ese sello de Barcelona que sólo editaba grupos barceloneses de hardcore, emo, post… Es un sello que cree en la música y en la gente de las bandas, y ayudan a que este país no solo se escuche triunfitos y las típicas bandas que aparecen en todas las galas televisivas. De todas formas, tenía su gracia ser el único grupo del sello que no tenía nada que ver musicalmente con los otros. Aún recordamos un festival que montaron la gente de la sala Siroco y B-Core en la sala Arena de Madrid. La sala estaba llena y tocaban varias bandas de B-Core, y antes de salir nosotros tocaron Gas Drummers y la gente estaba como loca bailando, saltando del escenario. Imagínate como estábamos a la hora de salir al escenario, estábamos como flanes, je, je. Al final salió genial y la gente continuó bailando como si fuéramos cualquier otro grupo de hardcore.
Creo que podríais llegar a más público. Incluso en la escena independiente no se os conoce como a otros grupos. ¿Estáis de acuerdo? Si es así, ¿a qué creéis que se debe?
– Totalmente de acuerdo. La verdad es que no tenemos ni idea de la razón de esta situación. Suponemos que hay factores que influyen, como, por ejemplo, que siempre hemos ido mucho a la nuestra, no nos hemos identificado nunca con una escena o movimiento en concreto, no conocemos a muchos periodistas o críticos musicales -y las amistades en este mundo ayudan mucho-, no acostumbramos a hacer muchas amistades nocturnas con la gente influyente, ni en las barras de bares o discotecas, ni en los lavabos… La verdad, no tenemos explicación, pero estas cosas que hemos comentado seguro que influyen un poco.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de estos años en el mundo de la música?
– Cuando acabamos el concierto en La Lata de Bombillas (Zaragoza), salimos un ratillo y después nos fuimos camino a la furgoneta a dormir porque no teníamos ni un duro para pagar una habitación. Mientras íbamos andando alguien grita: “¡Mira, Les Philippes!”. ¡Nosotros alucinamos! Nos aparece un chaval que había estado en el concierto y nos dice que nos invita a dormir a su casa porque un grupo como nosotros no podía ir a dormir en una furgoneta. Decidimos ir, pero el tío nos pedía a cambio salir de fiesta con él. Aceptamos y, mientras estábamos de fiesta, nos dice que era su cumpleaños (cumplía 17 añitos) y que era la primera vez que se drogaba. ¡El tío iba como una moto! Después nos fuimos a dormir a su casa, una casa de lujo. Sus padres no estaban, por suerte. Cabe destacar que sus padres eran militares. Al día siguiente nos tronchábamos, porqué nos imaginábamos si hubieran llegado sus padres, ja, ja. Hubieran encontrado a dos tíos en calzoncillos en su enorme cama de matrimonio y dos tíos más también en calzoncillos en sus sofás de piel negra de la cargada sala de estar. Imaginaros la cara de los padres militares, ja, ja.