LAS ESCARLATINAS 2009
LAS ESCARLATINAS: Al galope (Siesta)
Hace más de tres años, cuatro aventajadas pupilas fueron jaleadas por el público por un disco de debut repleto de destellos. Las Escarlatinas se convirtieron en la última baza del pop antes del declive y abatimiento del mundo musical. A todo color fue un pequeño ajuste de cuentas, una suave venganza pícaramente urdida para dejar atónitos los oídos de los avispados poperos, esos que buscan discos encantadores como los marinos las estrellas polares.
Siesta, esa perpetua incomprendida, siguió con sus secretas fontanerías musicales y publicó a continuación sendos discos en solitario de dos de sus componentes con los mismos productores Leal & Guiscafré: Cristina Georgina (Almudena) y Bel Divioleta (Belén). Antes de que el analgésico olvido arrincone estas fanfarrias musicales, tan del gusto de una parte de la afición, aparece el segundo disco de estas cuatro pizpiretas heroínas de nuestros días (sumen a las anteriores los nombres de María y de Lúa), una vuelta más en el río del pop, que por cierto sigue afortunadamente con buen caudal.
Al galope es igual de espumoso y rico y logra trenzar pasado y presente en un abanico de sonidos que resisten el encasillamiento y los desaguisados del hibridismo. Pretende este trabajo alcanzar las mismas cotas que el anterior, o sea, unas frases amables de la crítica, un radio de acción amplio (sus canciones se versionearon hasta en el Extremo Oriente) y el ilusionismo de un minúsculo éxito de ventas en las tiendas del ramo.
La receta musical la ha preparado de nuevo Mateo Guiscafré, pero en esta ocasión ha sido el chef Guille Milkyway, nombre propio rutilante que ejerce la jefatura del indie nacional y de la juventud musical, quien ha puesto en limpio el borrador. Si a eso sumamos canciones de compositores huéspedes habituales de la casa Alberto Matesanz (Mate, Plastic D’Amour), Fernando Márquez El Zurdo, Anne Arbor (Pedro Vigil y Natalia Quintanal), Sergio López De Haro (Kiki D’aki), Violeta Gómez, Miguel Ángel Villanueva (Los Brujos) o Pablo Jiménez (Pulpops), pues la magia esta garantizada. A ese elenco añadimos dos adaptaciones al español de canciones del francés Olivier Libaux (Nouvelle Vague) y de los coreanos Misty Blue. Y el precioso diseño de la sin par Cynthia.
Quien se asome a este disco de doce canciones comprobará como cuatro voces naturales parecen dibujadas en papel milimetrado, pero permitiéndose salirse de los renglones y del guión con gracia, espontaneidad e ímpetu adolescente. Y es que se puede peinar el pop sin necesidad de laca o de brillantina. La tutela de Guille ha permitido que se desenvuelvan todas con soltura y que hagan su travesía musical en un mar de canciones de diferentes estilos: bubblegum, techno pop, pop ochentero a lo nuevo romántico, sunshine, Beatles, Donosti pop, disco…
Y claro hay que animar la vida con el color de la ficción cantando sobre el presentador de los deportes del telediario (“La sonrisa del chico de los deportes”), inconformismos y esperanzas (”El Fin”), dudas existenciales (“Tiempo”, “Dormir o morir”), la sexualidad y la agonía amorosa del matrimonio (“La Heroína”), el coleccionismo y los refugios diminutos (“Mi buhardilla six”), el orgullo, la terquedad y el rango (“Seguiré”, “Sádica heráldica”), las lolitas japonesas (“Las vírgenes shibuyas”), surrealismo variopinto (“Una pequeña inundación”, “Cielo rojo en mi habitación”) o los matices de la cotidianidad (“Al amanecer”). El mundo cabe en un disco. Ellas son así.
Este disco es una tentación a la que no es fácil sustraerse, un lugar acolchado en el que tenderse. A ellas les importa un bledo que la música sea un edificio desvalijado hoy en día. Eso sí: unos piropos y unos elogios vendrían bien para animarles a continuar. Al galope lo tiene todo para agradar. Por decirlo de una manera primorosa, hasta los que han doblado el cabo de Hornos de la cuarentena deben caer rendidos ante este disco, el sésamo ábrete de la música del 2009.