LANA DEL REY: Did You Know that There’s a Tunnel under Ocean Blvd.

LANA DEL REY: Did You Know that There’s a Tunnel under Ocean Blvd. (Interscope/Polydor-Universal)

 

 

Lana del Rey, como los clásicos a los que apunta, ha ido forjando su carrera al margen de las modas y de todas las polémicas creadas en torno a su figura. En sus nueve discos editados en estos 13 años que van desde 2010 es fácil rastrear las marcas de un estilo que poco se ha movido y en el que es la absoluta reina: esas canciones morosas, que van calando poco a poco, siempre que el oyente esté predispuesto y les preste la atención que sin duda reclaman.

 

Su nuevo y noveno disco no se aparta de lo ya conocido en una obra que podemos entender como coherente y que depende en cada ocasión, por lo tanto, de su efectividad en la composición y de cómo puedan llegar a calar esas canciones. Hay cierta unanimidad en considerar Norman Fucking Rockwell! (2019) como su disco más conseguido. Desde entonces ha editado otros dos trabajos (Chemtrails over the Country Club, 2021, y Blue Banisters, 2022) valorados a la sombra de aquel.

 

Dan igual los colaboradores o los distintos productores, citados incluso en la portada del álbum: el disco sigue siendo un largo -75 minutos- muestrario de temas introspectivos y un punto más audaces de lo habitual, compuestos en su mayor parte al piano, que ya se fija en la familia desde que se abre con “The Grants” para recordar al niño recién nacido de su hermana o la última sonrisa de su abuela. Entre evocaciones a Leonard Cohen (“Kintsugi”), sonidos de un pop sureño oscuro (“Fishtail”) y auténticos tour de forcé (“A&W”), también se puede encontrar momentos dulces (“Sweet”) junto a logrados y acogedores duetos con Father John Misty (“Let the Light In”).

 

 

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