LADY DOTTIE 2009
Lady Dottie, la fiera de mi niña
El titular bien podría ser: “Espectacular mujer acompañada de un gran grupo de jóvenes promesas firma uno de los debuts discográficos de soul y rhythm & blues más apasionantes de los últimos años. Por si fuera poco, lo presenta en directo en gira cual fiera desbocada”.
¿Y quién es Lady Dottie, casi totalmente desconocida hasta el año pasado? Dorothy Mae Whittset -su auténtico nombre- es una alegre señora de 66 años que comenzó su carrera como cantante de gospel para posteriormente unirse a las giras de Kool And The Gang y a las de Clarence Carter en condición de corista. Fueron los primeros de una extensa lista de colaboraciones que, según la leyenda, incluye -ahí es nada- a Rolling Stones, Muddy Waters, Buddy Holly, Ray Charles, Chuck Berry, Ike & Tina Turner, Little Richard, Otis Redding, Sam Cooke e incluso AC/DC, por nombrar solamente unos pocos.
En su debut como Lady Dottie & The Diamonds, de título homónimo, esta rotunda señora da una lección y un repaso a la historia del soul, el blues, el funk, el boggie y el rock and roll que sin duda deja satisfecho a cualquiera con dos dedos de frente y amor por cualquiera de esos estilos. A caballo entre la crudeza y velocidad de The Bellrays y la majestuosidad de Sharon Jones, Lady Dottie decidió hace un par de años iniciar un proyecto junto a The Diamonds, grupo de jovenzuelos originarios de San Diego.
Entre ambos se han sacado de la manga un disco venerado por igual en los blogs de soul, en los de garage e incluso en los de rhythm & blues. Sonido potente, sucio, pero lleno de virtuosismo, todo ello con la eterna sensación de imaginarte a una sexagenaria liándola con la chavalería. Y es que no sabes si te van a venir con el sonido más bestia o con un tema más cercano al blues o al gospel. Esta semana lo presenta en Santiago de Compostela en la Sala Nasa el miércoles 18 a partir de las 21:30 horas, dentro del cuarto aniversario de la tienda A Reixa.
Su historia empieza en los campos del Sur. Fue recogiendo algodón cuando era niña que ya empezaba a pensar en trasladarse a California, algo que al final conseguiría. “Desde que era niña, siempre quise ir a California. Mientras recogía algodón, siempre veía aviones pasar por encima, y pensaba que ése sería mi destino algún día.
Whitsett creció en una familia de 13 hermanos que tuvo su primer acercamiento a la música en la iglesia. “Empecé cantando gospel en el coro de la Iglesia. El Señor me dio el don. No tuve que tomar lecciones, ya que me parecía saber exactamente qué tenía que hacer. Mis padres eran muy estrictos, así que ya era bastante adulta antes de escuchar música profana. ¡Tenía menos de 20 años cuando el diablo se hizo conmigo!”, asegura riendo de cómo su familia se enfrentó al paso de empezar a cantar otro tipo de música.
Su primer trabajo tuvo que ver con la cocina. “Empecé trabajando en una cadena de Atlanta como gourmet chef, y la empresa decidió trasladarme a San Diego cuando abrieron una nueva franquicia”. Ahora, retirada de su carrera culinaria, Whitsett ha puesto todas sus energías en la música, una pasión que siempre cultivó pero que nunca pensó que le daría los frutos que hoy está consiguiendo. “Siento como si hubiese estado cantando toda mi vida de forma profesional, sólo que ahora me pagan”.
Su nueva aventura empezó como un dúo de jazz con el teclista Joey Guevara. “Hemos estado juntos tocando 12 años. Lo conocí en una parrillada llamada Bayou. Yo trabajaba en la cocina y él tocaba en el local. Cuando acababa mi turno, salía a cantar con él. Así empezamos. El resto del grupo se fueron uniendo en los cinco años siguientes”.
A partir de ahí surge Lady Dottie & The Diamonds, la combinación de una mujer de color que ya podría estar jubilada y un grupo de chavales blancos amantes del rock que tienen toda una vida por delante. Así, el sonido bien podría definirse como una mezcla del soul de los 60 con el rock más directo, como si Tina Turner se pusiera al frente de Blind Faith o Creedence Clearwater Revival.
De todas formas, Whitsett asegura que ese sonido surgió más por accidente que por haberlo concebido así. “Buscaba músicos con gran energía que pudiesen tocar blues, jazz, soul y rock, y los componentes del grupo acabaron siendo gente que el teclista conocía o amigos de amigos. Siempre canté con grupos del área de San Diego que hacían jazz, pero yo sabía que podía cantar blues, así que cuando me di cuenta de lo buenos que eran estos chavales, nos metimos más en el blues. En esta banda, ellos me enseñan a mí y yo les enseño a ellos. Yo crecí con el gospel y el blues, no con el rock’n’roll”.
Si su primer álbum impacta desde la primera escucha, su verdadero poder está en el directo. “Son ritmos bailables e infecciosos. Hacer pasar al público un buen rato es lo único que pretendemos, y somos conscientes de que tenemos el poder para lograrlo. Todo el que viene a vernos acaba bailando. No están seguros de si sucederá así, pero cruzan la puerta expectantes porque saben que van a ver algo muy bueno”. Y está claro que no salen decepcionados.