La jaula de oro
La jaula de oro (Cinépolis-Golem)
La odisea de la inmigración clandestina que cada año viven millones de personas se vive más en el camino que en la meta. Podemos ignorarlo, pero eso no hace que desaparezca. Eso lo vio claro el director burgalés afincado en México Diego Quemada-Díez, que decidió mostrar en su debut la trayectoria de cuatro chavales en busca de una vida mejor montados en ‘La Bestia’, también conocido como el Tren de la Muerte.
Obligados a emigrar, estos menores guatemaltecos abandonan sus aldeas con la esperanza de llegar a vivir el sueño americano en los EE.UU., sin conocer el precio que tendrán que pagar por ello. La cinta, seca, realista y sincera, muestra que el destino final está cada vez más lejos a medida que se acercan a la meta y, cuando se alcanza, como en la inmensa escena final muda de reevaluación, es el momento de plantearse si ha valido la pena.
Esa aventura hacia el exterior termina por convertirse en una excursión a lo más profundo de cada uno, ya que los numerosos obstáculos y trampas hace que despierten a la vida y que se teja a su alrededor toda una historia de supervivencia, amistad, miedo, lealtad, dolor, solidaridad y mucha injusticia en la que sobrevivir se convierte en el principal objetivo (para acabar malviviendo).
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