JUAN RIVAS 2009
Juan Rivas, mundo anglolatino
Regresa Juan Rivas, pero no de cualquier manera. Superdiscotropical, su nuevo álbum, sólo se puede conseguir en la red, en su myspace, y no tiene edición física. Así de perdida está la industria, teniendo en cuenta que su música, mezcla de influencias anglosajonas y latinas (mayores en esta ocasión) son totalmente accesibles y están esperando que alguien las sepa promocionar en condiciones para hacer de sus canciones grandes y decentes éxitos.
Para empezar, ¿en qué dirías tú que se nota la evolución en este disco respecto a los anteriores?
– Espero sobre todo atinar más en cuanto a arreglos se refiere. Comienzo a aplicar eso de “menos es más” con más seguridad. Por otro lado, el paisaje sonoro retomó algunas ideas que ya estaban en Caleidoscópico y Devenir del paraíso, mis dos primeros discos, aunque noto más experiencia.
¿Vuelve a ser una colección de canciones o has pensado o encontrado algún elemento en común detrás?
– Nunca he sido de discos conceptuales. Me gusta trabajar las canciones con cierta independencia una de la otra, si bien el que sea el autor de todas ya debería ser un cierto hilo conductor. Es algo que me preocupa lo justito. Me gusta la idea de colección de canciones.
¿De qué canción de este disco estás más satisfecho?
– Como en otros discos, me pasa que esto va variando. Me gustó el aire pop de “Superdiscotropical” cuando la compuse. Tal vez “Julia” sea de mis favoritas, o una de las mejores, “Tus ojos”… Es que cada canción tiene su historia o su momento. Mañana o en una semana pueden ser otras.
Y de los anteriores, ¿qué disco prefieres y cuáles son aquellas canciones que te gustan especialmente?
– Escucho tanto los discos cuando los escribo y grabo que después pasa mucho, mucho tiempo, hasta que se me ocurre volver a escucharlos. Con el tiempo escucho virtudes y, también, muchos defectos en todos. Además, está la intención de lo que pretendes conseguir hacer y el resultado final: hay canciones que se acercan, otras que se resuelven mejor de lo esperado y otras a las que siempre les falta algo. Un día es demasiado tiene un buen sonido, una gran producción, creo que buenas canciones; sin embargo, es sin duda una colección de canciones sueltas y muchas no tenían mucho que ver entre sí. No sé si esto es un defecto, pero me gustaba aprender y probar estilos, técnicas y nuevas cosas. Noto inquietud y aprendizaje en él. Quizá Caleidoscópico y Devenir del paraíso tengan más intacta cierta personalidad, su propio mundo sonoro. Mundo feliz pienso que contiene muy buenas canciones, aunque tengo mis dudas; seguir trabajando en la línea que llevaban las maquetas hubiese propinado otra personalidad a la producción, un guiño mod o soul. En realidad no escuchaba a los grupos españoles de los 60 como se ha dicho o comentaba. Escuchaba discos de Nancy Sinatra, Burt Bacharach, Cole Porter, Dean Martin o The Beatles.
Superdiscotropical titulas tu disco. ¿Es una declaración de intenciones?
– Siempre he sentido interés por el continente Latinoamericano y en tender un puente estilístico entre influencias anglosajonas y latinas. Además, se encuentran y funden diversos estilos: el house con la era disco, y esto mismo con armonías bossa o aires caribeños.
Me gusta el lema “Música de fácil escucha para un relax rutinario”. De todas formas, es un poco contradictorio con el título, ¿no? ¿Cómo lo ves tú?
– No lo veo contradictorio. Pienso que puede provocar precisamente eso: evadirse de un día común y despertar el placer o relax del oyente.
Se te ve de nuevo hedonista y aparentemente feliz. ¿Nos engañas o eres así?
– Vivo como un marqués en mi mundo musical, viajo mucho, tomo vacaciones constantemente, tomo martinis y caipirinhas, me subo a yates y no importan los problemas. Todo es perfecto, como un sueño. En realidad, tomo clara, pulpo, calamares y tortilla de Patatas y las playas son con el agua fría. Y vacaciones, en fin, las justas.
¿Han cambiado con los años las cosas de las que quieres hablar en tus discos o más bien la forma de contarlas?
– En principio, pienso que no. Tal vez en mi primer disco Caleidoscópico utilizara un lenguaje más cercano a la poesía y poco a poco he ido buscando un lenguaje más sencillo, aunque siempre entre la realidad y la fantasía. A la hora de escribir un texto me dejo llevar de algún modo, me gustan los sentimientos, los paisajes cotidianos.
¿Qué tiene que tener para ti una perfecta canción pop?
– Buena melodía, buena armonía, buen ritmo y una aparente sencillez. Además, un texto fresco e interesante, y que resista el paso del tiempo y múltiples escuchas.
Aunque no lo parece aparentemente, no sé si tus gustos musicales han evolucionado a través de los años. Si ha sido así, ¿quieres explicar un poco cómo ha sido esa evolución?
– Me gusta la música en general. Estilísticamente, y a modo de aprendizaje, he tenido etapas para todos los gustos: desde la música cubana a la cumbia, el calipso o el reggae, la era disco, la música de los 80, el mambo, el swing, algo de jazz, música electrónica… Valoro la chispa que guardan muchas canciones. Con el tiempo he aprendido a valorar incluso algunas canciones aparentemente típicas y comerciales o populares en su justa medida.
¿Por qué la autoedición de un disco y regalarlo desde Internet? ¿Tan mal está la industria discográfica?
– Parece que sí. Después de un duro año y medio escribiendo y grabando Superdiscotropical, sabiendo lo mal que estaban las cosas en la industria, y con pocas ganas de pasearme por discográficas, prioricé la difusión del disco por encima de cualquier otro interés. El trabajo debía continuar; no es una crisis creativa.
Parece mentira que un disco así, que puede llegar a todo el público, no tenga la difusión que se merece. ¿Te preocupa?
– Siempre he tenido vocación por la música popular o canción pop. Si puede o no llegar a todo el público, es un misterio. Desde luego, Superdiscotropical tiene poco que ver con ningún fenómeno musical que venda o se escuche.
Ahora tendrás que ser tu propio empresario, sin negocio. ¿Cómo se puede grabar un disco fuera de la industria y con tantos colaboradores?
– Todos los músicos que han participado en el disco son músicos a los que admiro y por los que siento interés, así que es un honor para mí que acepte trabajar en una canción escrita por mí un maestro como Joao Parahyba de Trio Mocotó, una eminencia a las percusiones y batería. Lo mismo que José Luis Pardo, de Amigos Invisibles, un guitarrista espléndido con un gusto exquisito, Arturo de Electrocugat o Modular y Peón de Def con Dos. Quiero pensar que el respeto es mutuo y que, de algún modo, una canción despertó su interés.
¿Habrá edición física del disco?
– No por el momento.
¿Y giras y conciertos? ¿Con qué grupo?
– En la medida de lo posible, saldremos a tocar. Ahora tenemos un divertido y curioso directo. Disparamos las bases desde el Mac y Juan José, un músico argentino con el que ya hace un año que trabajo, toca pianos y sintetizadores y hace voces, y yo guitarra y voces.
¿Qué te parece que la gente siga recordando el único disco de Estereocéano?
– No sé, el disco cumplió 10 años el año pasado; estábamos en 1998, nos devoró la inexperiencia y la industria. No sé si se recuerda
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota en tu experiencia en el mundo de la música?
– Una chica le había escrito una frase de una canción en un anillo de compromiso a su novia. O la grabación de Mundo maravilloso con Massiel, o la grabación de Coppini en “Como un tonto”, el momento más emotivo.