John Legend and the Roots Wake Up!
John Legend and the Roots: Wake Up! (Columbia-Sony/BMG)
Hace unos siete años, cuando los EE.UU. invadieron Irak, casi nadie en el mundo del rock lo mentó en sus canciones. Tuvo que ser Neil Young, “porque insospechadamente nadie lo hacía”, quien le dedicó un álbum entero, Living with War, y una gira posterior con sus colegas Crosby, Stills y Nash. Hoy, con una crisis económica mundial que repercute en todos y todo, ¿quién habla de ello en el rock? ¿Deben de permanecer los músicos ajenos al tema o es suficiente con que proporcionen simplemente entretenimiento y diversión?
Hace dos años, con la campaña presidencial estadounidense en su apogeo, John Legend y The Roots decidieron unir esfuerzos en un single o EP de versiones con la intención de reflejar la revolución que Barack Obama significaba. Viendo que no iba del todo mal, acabaron grabando todo un álbum, con título ciertamente explícito, Wake Up! (¡Despierta!), tomado, por cierto, de la canción de Arcade Fire.
Buscando, para hacer estas versiones, canciones que tuvieran un contenido político, social y de compromiso, evidentemente tenían que girar su radar hacia finales de los 60 y principios de los 70, con la guerra de Vietnam, la Guerra Fría, el racismo, la contracultura, los movimientos sociales y a favor de los derechos civiles en todo su esplendor. Y siendo afroamericanos, el legado de la generación anterior era justo lo apropiado, lo que necesitaban. Así, con la única excepción de “Our Generation”, Wake Up! es uno de los discos más políticos editados en los últimos tiempos.
Además, se trataba también de devolver la vida a canciones de la época dorada del soul y del funk que estaban prácticamente olvidadas, con la excepción de dos o tres temas (“Wholy Holy” de Marvin Gaye, “Little Ghetto Boy” de Donny Hathaway y “Compared to What”, conocida en versiones de Roberta Flack, Ray Charles o Yo La Tengo). De hecho, salvo para los versados en la música de color, el disco puede -y así se pretendía también por ambas partes- sonar a una colaboración a partir de canciones originales.
Ahí están, pues, sus revisiones del “Hard Times” que Curtis Mayfield cedió a Baby Huey, “Wake Up Everybody” de Harold Melvin & the Blue Notes (con la participación de Common), “Hang on in There” de Mike James Kirkland… El clímax llega con los doce minutos de “I Can’t Write Left-Handed”, (“No sé escribir con la mano izquierda”), tema que Bill Withers compuso tras conocer a un soldado de la guerra de Vietnam que había perdido su brazo derecho. En ese tema, que parece ahora haberse convertido en un himno espiritual, The Roots se dejan ir, convirtiendo la parte final en una improvisación desbocada.
The Roots son los auténticos protagonistas de este encuentro. Suya es (en concreto del batería Ahmir ‘?ueslove’ Thompson y del teclista James Poyser) la elección de las canciones, la producción, la reinvención de unos sonidos clásicos… Eso entra dentro de lo previsible por parte de uno de los más grandes grupos de hip-hop de la historia. Sin embargo, quien saca más provecho de la colaboración es John Legend. Después de su debut, sus siguientes dos discos han revelado a un cantante respetuoso con el pasado, aunque en exceso, sin evolución alguna entre Get Lifted y Evolver. Aquí se muestra mucho más versátil que en ninguno de sus discos, del soul apto para todos los públicos que tan pulcramente oficia (“Hang on in There”) al sonido Stax (“Our Generation”), paseándose incluso por el sonido jamaicano en “Humanity”.
De todas formas, por encima de ambos, lo más importante, al final, es su intención, su contenido. Este álbum recuerda cuáles eran, cuáles son, cuáles deberían ser las cosas realmente importantes, aquellas de las que casi nadie habla hoy en las canciones. Ellos lo han hecho aunque, por desgracia, a través de versiones (con excepción del original “Shine”). Así que podemos tomarlo como una acertadísima llamada de atención a que alguien se plantee de una vez hablar de lo que le/nos rodea. ¿Tendrá que ser otra vez Neil Young? Por mucho que se lo pudiéramos agradecer, otros deberían tomar definitivamente el relevo. Lo necesitamos.
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