JAVIER ÁLVAREZ
Javier Álvarez, de nuevo la luz
Ha pasado ya un año y medio. Algunos dudaron de que Javier Álvarez, el primero de los jóvenes cantautores, curtido en el metro madrileño y en el parque del Retiro, regresara entero tras los acontecimientos que se sucedieron después de publicar su primer álbum. La situación no fue fácil y, durante una época, prefirió desaparecer y refugiarse en su propio mundo del vértigo que empezaba a presionarle. Cuando las ideas estuvieron claras y los temas definidos, se marchó a una vieja casa de Mallorca con su imaginativo amigo Suso Sáiz para que le produjera su nuevo disco, Dos, lleno de detalles coloristas. Allí, de noche y al aire libre, alejado de elementos que le perturbaban su estabilidad emocional, registraron en un ambiente casi familiar, natural y muy relajado las canciones de este álbum. ¿Y las canciones? Eso es lo que nos explica el propio Javier una a una.
– Sunset Boulevard: «Soy un fan de Billy Wilder. Su película El crepúsculo de los dioses –Sunset Boulevard– la habré visto unas cinco veces y es mi favorita. Nada más escribir la primera fase, nació un personaje que me llevó a Norma Desmond, su protagonista. Tiendo a contar historias femeninas porque no soy una mujer, y puede que sienta la necesidad de expresar la parte femenina que todos llevamos pero que no tenemos porque somos hombres. En el primer disco también había una canción con referencia cinematográfica, De aquí a la eternidad. Otro paralelismo más».
– Sombra mía: «Es muy íntima. Refleja perfectamente cómo me sentía en un momento determinado, el no saber nada, el encontrarme en una situación en la que estás un poco atado a tu sombra, y esa sombra se te hace más pesada que tu propio yo. No es una canción de amor, hablo del espejo, de mí».
– Ella diciendo sí: «Es una de las más antiguas y está más en conexión con el primer disco. Es una relación del tipo de la que ya había en «En esta casa», que dura muchísimo tiempo a base de mentiras y de fingir. Me identifico bastante con la frase «Ella diciendo sí, ella pensando no». Creo que es algo que nos pasa a todos, aunque a unos más que a otros».
– Barrio: «Muy autobiográfica. De pequeño viajaba siempre en metro y autobús. Cualquiera que vive en una ciudad está rodeado de ese tren continuo que es la circulación de una gran avenida. Es un mundo fascinante en el que pasan mil historias y te quedas con mil caras. Soy muy voyeur«.
– Tanta calma: «Musicalmente hay sonidos por detrás que recuerdan a trenes y estaciones. Está compuesta en un vagón del metro de la línea 2. Es un poco del mundo del juego más que del mundo infantil».
– Mamá: «La protagonista es una heroína. Es como si fuera De aquí a la eternidad 2, pero aquí decide irse felizmente. La melodía la tenía clara, pero escribí tres letras diferentes y ninguna me convencía hasta que di con ésta. He trabajado mucho en ella».
– Los hay: «De nuevo la dualidad: la noche y el día. Hay gente charlatana, extrovertida y gente que está siempre en los rincones, tranquila, observando y sin atreverse a intervenir. Surgió en un momento en el que estaba de gira, rodeado de muchísimos amigos y me pareció curiosísimo como conviven los dos mundos».
– No te acuerdas: «Es una de mis favoritas. Se grabó en directo y resulta muy cercana. Tiene un clima de verdad. Sé que es muy íntima, triste, difícil, pero me parece que es tan desnuda que puede llegar mucho. Es muy directa».
– Gypsy: «Tenía muy claro que quería incluir, como en el primer disco, una versión. Me parece algo necesario, me lo pide el cuerpo. He aprendido tanto de otra gente que creo que tengo que rendirles un pequeño homenaje en cada disco. Ya había hecho versiones en directo de «Luka» y «Tom’s Dinner», pero nunca «Gypsy», a pesar de que es una de la que más me gustan de Suzanne Vega. La hemos cambiado por completo. Es un poema de amor, un flechazo brutal. Me encantaría que ella la oyera algún día».
– Por ahora: «Hablo tanto de mí que, por la letra y por como está tratada musicalmente, puede resultar una de las más difíciles. Mentalmente tiene cosas en común con el último disco de Emmylou Harris, producido por Daniel Lanois. Es una canción más de texturas y ambientes».
– Fantasma: «El amor ideal es algo que existe pero que no existe, el que quieres y no tienes, el que persigues y no consigues. En la letra hay referencias al mundo del jazz y del blues. Por eso acabo diciendo «Al fin soy little boy blue«, como el título de aquel clásico del jazz, y también porque en el fondo soy un chico triste, un chico que está un poco mal. Musicalmente no tiene nada que ver con el blues pero, para mí, la letra sí es un poco blues«.
– Domingo-2: «Hablo muchísimo de la infancia, de esa nostalgia, de lo que tienen los viernes como resumen de la semana, de ese momento en el que eres libre de la presión de la rutina diaria y gris. En viernes se vislumbra una posibilidad de escape».
– Si cierro los ojos: «Todo el disco está muy sentido, pero ésta más. Habla muy de mí, de lo que me rodea, de lo que veo por la calle y de cómo me siento respecto a la gente. Está grabada al aire libre y al amanecer. Nos pilló el día y se pueden oír los gallos y otros ruidos de la naturaleza. No trata de mi relación directa con el alcohol, pero sí de esa sensación de borrachera, de lo que te hace sentir, de no escapatoria, de sumisión a un elemento por necesidad de la realidad. No hace falta beber para sentirse así. Creo que es un cierre perfecto para el disco. Es una canción que no podía estar en otro lugar».