HOWE GELB LIVE

Howe Gelb en concierto 

 

 

 

“Pasados los 50, el mañana es ya”. El ‘hombre’ lo suelta a bocajarro. Se ve una media sonrisa en su rostro, pero sabe que es verdad. Y por ello tocar redimirse cuanto antes, revisando un muy digno pasado y un certero presente, todo antes de que llegue ese mañana. En eléctrico, lo habitual, o en acústico, como es el caso.  

 

Pasados los 50, se siente el hálito de lo poco que queda por delante, pero no por ello se tiene que volverse autocomplaciente. Más bien, si de Howe Gelb se trata, se puede incluso afrontar otros retos. Se puede recurrir a un grupo de góspel, se puede intentar tender puentes entre flamenco y el desierto de Sonora y se puede recuperar tu banda seminal al cuadrado, Giant Giant Sand. Nada que ver con la auto indulgencia, sino todo lo contrario.

 

Pasados los 50, acústico no tiene que significar plano, aburrido, ni siquiera ceñirse al supuesto guion. Si te apellidas Gelb puedes revisitar parte de tu repertorio al teclado (no el piano de cola que había pedido) como si fueses el Tom Waits de los 70. Pero también puedes acudir a todo aquello que tenga que ver con las raíces del rock del lugar en el que te criaste y regurgitarlo magistralmente. Incluso puedes utilizar la electricidad de tu acústica o los pedales de distorsión para armar más ruido que con toda una banda detrás. O jugar con los efectos para sonar más zíngaro que toda la troupe de acólitos de Django Reinhardt.

 

 

 

Pasados los 50, no tienes por qué aburrirte ni por qué ser aburrido. Hay formas de entretener sin hacer algo forzadamente simpático y contemplativo: sin pretenderlo, sin forzarlo, pero con los recursos suficientes se puede resultar cercano y ocurrente. Hay que tener un dominio del escenario total, pero a eso se llega, claro, con la edad.

 

Pasados los 50 puedes dedicar una canción a los muertos y a los vivos, y recordarles a estos últimos, presentes, que eventualmente también les llegará su hora, para a continuación encandilarlos solo con una guitarra acústica y un recitado con uno tono de voz tan grave que cala tanto como la de un enterrador.

 

Pasados los 50, hay pocos mañanas por delante. El de Howe Gelb, dure lo que le dure, es glorioso. 

 

 

 

(Sala C, Santiago, 27-9-2012. Público: Lleno. Promotor: Art Music Agency. Ciclo: Íntimo y acústico)

  

 

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