GLENN MERCER 2008
Glenn Mercer, líder de The Feelies
Cuando nos ponemos en contacto con Glenn Mercer, todo son facilidades. No le importa responder pacientemente el chaparrón de preguntas que se le vienen encima, a pesar de su poca destreza con el teclado del ordenador, y aclara todas las dudas que se le plantean. Él mismo da las claves de “Wheels in Motion” (Pravda Records) en la entrevista, así que sólo nos queda dar nuestra visión.
Manda la guitarra acústica, pero que nadie se asuste, por mucho que Glenn hable de disco “reflexivo”, aquí no aparecen las clásicas confesiones de singer songwriter atormentado que últimamente saturan el mercado. Mercer, como en los Feelies, nos ofrece un personal e intransferible destilado de influencias de inequívoco sabor americano que no tienen nada que ver con la “americana”, valga el torpe juego de palabras, y sigue manteniendo todas las constantes de su música: las melodías mínimas que se desarrollan sobre escuetos riffs, el característico uso de la percusión, esos coros ensimismados que parecen surgir de una dimensión paralela…
El ambiente es reposado, casi hipnótico en ocasiones, pero la veloz “Whatever Happened”, propulsada por la batería hipercinética de Anton Fier, es lo más parecido a “Crazy Rythms” que ha grabado nunca, y la maquinal “Until It’s Clear” pone el punto esquinado. La guitarra solista pierde la agresividad de la época de Wake Ooloo, pero sigue delineando esas precisas líneas melódicas que son la principal e inconfundible decoración de un disco vocacionalmente austero que gana en detalles en cada escucha.
Aunque se abre con la redonda “Days to Come”, lo mejor llega al final, en una fantástica secuencia de cuatro canciones que nos llevan a los gloriosos tiempos de “The Good Earth”. El medley beatleniano con los aromas hindúes de George Harrison que cierra el disco está bien resuelto, pero resulta innecesario después de lo anterior. No es nada que su autor no haya hecho antes, y quizá no supere lo logrado con los Feelies, pero “Wheels in Motion” no podría salir de otra cabeza que la de Glenn Mercer, y eso, en los tiempos que corren, es impagable. Creo que me acompañará durante muchos kilómetros.
Podemos empezar por contarle a nuestros lectores lo que has hecho después de Wake Ooloo. He escuchado las maquetas de Sunburst, y me han gustado, pero no estoy seguro de que fuera un proyecto serio, o si era más bien un divertimento mientras preparabas este disco.
– Sunburst surgió de unas jams semanales en casa de John Baumgartner y Toni Francia. Primero tocaba el bajo, poco después entró Dave a ocuparse de el y me pasé a la guitarra. Nunca hablamos de objetivos y tocábamos sobre todo por diversión. Cuando empezamos yo todavía estaba en Wake Ooloo.
Las canciones de Sunburst eran más elaboradas de lo normal en tu carrera: pianos, flautas, voces femeninas… ¿Escribías canciones para el grupo, o te limitabas a cantar y tocar?
– Cuando Wake Ooloo desapareció, empecé a traer mis nuevas canciones a esas jams con Sunburst. Parte del proceso de composición me llevaba a grabar demos por mi cuenta para añadir arreglos o escribir las letras. Llegó un momento que tenía diez canciones, así que las junté en una cinta y se la pasé a mis amigos. Ellos me animaron a preparar el disco en solitario.
¿Y en lo personal? Supongo, no se si correctamente, que no has podido vivir de la música todos estos años. Siempre imaginé a los Feelies dudando si dedicarse de lleno a la música, como si no les gustara todo lo que rodea a un grupo de rock: promoción, giras, imagen… ¿Mantuvisteis vuestros trabajos durante la vida del grupo? ¿Qué has hecho estos años?
– Durante temporadas conservamos un trabajo al margen del grupo, sacando tiempo para las giras. Cuando firmamos con A&M todos nos dedicamos a los Feelies a tiempo completo, y salíamos de gira regularmente. Yo trabajé en un periódico durante una temporada. En Wake Ooloo me dediqué al grupo mientras criaba mis dos hijos. Tengo suerte de tener unos ingresos estables con los royalties, que han aumentado desde que el grupo rompió, dinero que llega del uso de las canciones en TV y cine, anuncios…
Vamos con el disco. Es menos ruidoso que los de Wake Ooloo, el sonido es más austero, menos lleno y con más espacio entre los instrumentos.
– Desde el principio, el objetivo fue recrear la austeridad de la maqueta, grabada de forma casera en cuatro pistas y con un ambiente muy íntimo. Me centré en la guitarra acústica y la voz, y a partir de ahí fui construyendo las canciones. Cuando llegó el momento de grabar el disco, las pistas básicas éramos simplemente el batería y yo tocando, casi como los White Stripes. No teníamos a nadie alrededor, yo mismo hice de técnico de sonido y productor, así que el ambiente era el que yo quería. Lo mismo cuando grabamos el resto de las pistas, sólo yo y otra persona como mucho. Incluso tengo otras mezclas alternativas más vacías, guitarra, voz y algo de percusión, “campfire-mixes” las llamo.
¿Y las letras? ¿Son más personales esta vez? La hoja de promoción habla de un “disco reflexivo”.
– Creo que aproveché que las canciones no fueron escritas con idea de presentárselas a un grupo y que decidiera sobre ellas, para escribir de asuntos más personales. En general, la gente espera que un disco en solitario refleje más fielmente al artista que el disco de un grupo. Puede que el que pasaran más de diez años desde mi última grabación me llevara a un estado de ánimo más reflexivo. Hasta que empecé a mezclar el disco no me di cuenta de que muchas de las canciones tratan del paso del tiempo.
Tu guitarra solista siempre ha sido uno de los puntos fuertes en tu música, pero parece como si en “Wheels in Motion” la apartaras un poco del primer plano, dejándola en un ingrediente más del sonido total del disco.
– Creo que entiendo lo que quieres decir. Aunque la mayoría de las canciones tienen algún solo, la atención está en la voz y la guitarra acústica.
¿Hay alguna razón especial por la que hayas llamado a los cuatro baterías de los Feelies? Parece haber una familia de colaboradores de los Feelies: miembros de los Trypes aparecen en Sunburst y los mismos nombres aparecen en muchos de los discos relacionados con el grupo.
– Casualmente, al mismo tiempo que grababa, volví a conectar con Vinny (DeNunzio) y Anton (Fier), así que me pareció la oportunidad perfecta para volver a trabajar con ellos. Durante todos estos años he tocado regularmente con una docena de músicos, y llegué a pensar en pedirles a todos que tocaran en el disco. Cuando empecé, me di cuenta de que era muy difícil coordinar las agendas de cada uno, así que decidí que tenía más sentido limitarme sólo a los Feelies.
Creo que Whatever Happened podría estar en Crazy Rythms.
– Yo también pensé que su sonido tenía reminiscencias de aquella época, así que le pedí a Anton (Fier) que tocara en ella. Otras parecían recordarme el sonido de The Good Earth, así que se me ocurrió llamar a Stan (Demeski) y Brenda (Sauter). Siempre me gustó la manera en que tocan juntos, así que esta era una buena ocasión para tocar y grabar con ellos otra vez.
El que nunca falla es Dave Weckerman. Lleva tocando contigo desde antes de los Feelies. He leído en alguna parte que incluso toca en Crazy Rythms sin estar acreditado.
– Si, Dave es uno de mis más viejos y queridos amigos. Hemos compartido un interesante viaje musical a lo largo de todos estos años, pero no, no tocó en “Crazy Rythms”, en esa época sólo tocaba en directo. Bill y yo decidimos que las partes de percusión las podíamos tocar nosotros mismos para no perder tiempo en enseñárselas a él. Al final resultó bien, porque así Dave empezó a componer sus propias canciones mientras nosotros estábamos en el estudio.
Sólo falta Bill. ¿Mantienes el contacto con él? ¿Lo echas de menos, no sólo como músico, sino como amigo? ¿Pensaste en invitarlo a tocar en el disco?
– Si, le pedí a Bill que tocara. Muy al principio de todo el proyecto, tenía esperanzas de que estas canciones acabaran en un nuevo disco de los Feelies, ya que Bill había expresado su deseo de grabar otra vez. Desafortunadamente, en estos momentos, su situación personal no le permite dedicarle el tiempo y la atención que requiere una cosa así. Me animó mucho a grabar el disco solo y los dos estamos deseando volver a trabajar juntos pronto. Por supuesto que lo echo de menos, tanto a nivel profesional como personal. Sabe que considero su amistad y nuestra colaboración musical de una manera muy especial.
¿Porqué el meddley de las dos canciones “hindúes” de George Harrison (“Within You Without You”/”Love You To”) para acabar el disco? Sé que eres un gran fan de los Beatles, pero hasta ahora sólo has versionado canciones de Lennon y Harrison. ¿Tienes algo contra McCartney?
– También me gustan las canciones de Paul. De todas maneras, creo que mi voz encaja más en las de Lennon y Harrison. Puede que algún día haga “Helter Skelter”.
Siempre has parecido tener la necesidad de hacer música. ¿Qué sentiste cuando Bill despareció? Recuerdo una de las primeras entrevistas de los Feelies en la que decía que la música no era algo tan importante es su vida, o algo parecido. Tal vez ha resultado verdad.
– Llevo tocando desde los trece años. No puedo imaginar el que no haya música en mi vida, de una forma o de otra. Todos mis amigos tocan, a diferentes niveles. Es lo que me conecta con el mundo. No puedo hablar por Bill, o especular sobre cómo ve esto, pero, a decir verdad, esa cita realmente no me suena a algo que pueda haber dicho. No lo se.
La interacción entre vuestras guitarras siempre fue uno de los puntos fuertes de los Feelies, no hay muchos grupos que hayan desarrollado algo parecido. ¿Cómo os repartíais los papeles?
– Cuando Bill y yo empezamos a tocar juntos, el se ocupaba del bajo y yo tocaba la guitarra. Cuando se cambió a la guitarra, se ocupaba principalmente de la rítmica. También yo reconozco que la interacción era especial, única. Creo que todo salió de forma natural porque teníamos las mismas influencias y desarrollamos un estilo similar.
¿Le dabais importancia a las letras? Nunca las incluíais en los discos. ¿Quién las escribía?
– Las letras de los Feelies las escribí yo. No puedo hablar por Bill, pero siempre pensé que eran importantes, aunque no las incluyéramos en los discos. Creo que las palabras tiene un cierto poder cuando se cantan que a menudo no se traslada al papel.
El peculiar uso que hacíais de la percusión es otra de vuestras características inconfundibles, no es muy habitual en el mundo del rock.
– Parte de la razón de usar la percusión era crear un sonido más personal, único. Recuerdo que en uno de mis primeros grupos había una parte del concierto que llamábamos “percussion break”. Cada uno dejaba de tocar su instrumento y cogía diferentes instrumentos percusivos en la mano, y el público respondía muy bien. Además, dejamos de usar los platos de la batería y había más espacio para que otros elementos jugaran con la dinámica de las canciones. Una de las primeras canciones en las que lo hicimos fue «The Boy With Perpetual Nervousness». Recuerdo que queríamos marcar los acentos de la guitarra en el primer y tercer tiempo del compás, pero manteniendo los del 2 y 4. Es lo que hacen normalmente la caja y el bombo, pero nosotros lo separamos, uno de los baterías tocaba la caja y el otro el bombo y los timbales, lo que hacía el ritmo más dinámico que el habitual. También nos encantaban como usaban la percusión los Beatles y los Stones, y lo que hacían los Stooges con las campanas en «I Wanna Be your Dog».
¿Qué piensas de Crazy Rythms veintisiete años después? Todavía resulta difícil de catalogar, no hay muchos discos a los que se parezca.
– Siempre pensé que habíamos creado algo único con “Crazy Rhythms”. Habíamos pasado un montón de tiempo pensando los arreglos, trabajándolos en directo durante varios años. Como nuestra experiencia en el estudio era muy limitada, no sabíamos como grabarlos. Probábamos y experimentábamos con el sonido y las técnicas de grabación. Éramos de los pocos grupos que mencionaban a productores entre sus influencias, como Eno o George Martin.
Siempre se os ha etiquetado como herederos de Velvet Underground, pero aunque la conexión está clara y los habéis versionado muchas veces, siempre he pensado que vuestra música viene de muchos otros lugares.
– Creo que tienes razón. Para mí, ellos son mucho más “urbanos”, mientras que nosotros teníamos un rollo más “suburbia”. Alguien nos llamó una vez “tribu suburbana” y creo que encaja muy bien con lo que hacíamos.
“The Good Earth” llegó seis años después de “Crazy Rhythms”. ¿Eran todas las canciones nuevas o retomasteis alguna de la primera etapa?
– Es como si nos llevara seis años recuperarnos de nuestra primera experiencia, volver a estar juntos y encontrar el espíritu necesario para seguir como grupo. “When Company Comes” ya la tocábamos en 1980 y fue muy importante porque nos permitió explorar otros ambientes y probar otros sonidos. En “The Good Earth” aparece tal como la hacíamos entonces, e incluso usamos parte de la maqueta original al final de la canción. “Slipping Into Something” viene incluso de más atrás, del 77, así que no tengo tan claro como evolucionó. Lo cierto es que no empezamos sonando como en “Crazy Rhythms”, el sonido se desarrolló poco a poco, e incluso en directo era diferente. El resto de las canciones fueron escritas justo antes de grabarse, menos “Slow Down”, que se compuso durante las sesiones de grabación.
¿Llegasteis a pensar, al firmar por una grande, que vuestro impacto comercial sería mucho mayor?
– Una de las claves de los Feelies es que nunca nos propusimos objetivos a muy largo plazo. Queríamos grabar, por supuesto, pero siempre en los términos que nosotros estableciéramos. Yo siempre estuve satisfecho con el tamaño de nuestra audiencia. Quizá la compañía lo veía de diferente manera, y de alguna manera nos presionaba para llegar al “siguiente nivel”. Creo, de todas maneras, que a esas alturas teníamos claro lo que podíamos esperar, nada que cambiara nuestras vidas.
¿Como trabajabais en el estudio?
– Lo normal es que grabáramos en directo para conseguir una buena base rítmica, bajo, batería y a veces guitarra. Luego metíamos el resto. Algunos solos que servían de guía eran aprovechados para las versiones definitivas, pero no era lo habitual.
“Only life” y “Time for a witness” parecen mucho más trabajados que “The Good Earth”. ¿Tenían los productores una influencia palpable en el resultado final?
– Creo que la diferencia en las producciones tenía que ver sobre todo con el estudio que escogíamos, el tiempo y el material del que disponíamos. Los productores más que nada nos animaban a hacer lo que teníamos en mente. La excepción fue Steve Rinkoff en “Only Life”. Desde A&M nos convencieron para que hubiera alguien al mando de la grabación, ya que el presupuesto fue bastante mayor, y creo que veían como un riesgo dejarnos solos. Estuvimos cómodos con el, pero retrospectivamente, creo que suena algo sobreproducido y no ha envejecido demasiado bien.
¿Hay planes para reeditar los discos de los Feelies? No se si habrá mucho material que haya quedado fuera de los discos, pero las estupendas versiones que habéis grabado para caras B y ediciones especiales (Velvet, Young, Beatles, Stones, Patti Smith, Modern Lovers…) darían unos bonus tracks deliciosos.
– Hemos estado hablando de la posibilidad de reeditar los discos, pero de momento no hay nada definitivo. Todo va muy lento cuando hay tanta gente implicada. En cuanto a los bonus tracks, no hemos dejado demasiadas cosas sin publicar, pero no creo que esa sea la razón principal para reeditar un disco. Algunas de esas versiones podrían publicarse, pero ahora mismo es difícil decir algo seguro.
¿Quienes son tus guitarristas favoritos?
– El espectro de los guitarristas que me gustan es muy amplio. Muchos son bastante obvios y otros tantos no se parecen nada a lo que hago. Algunas influencias vienen encadenadas. Por ejemplo, fueron grupos como los Beatles, los Stones o los Who los que me hicieron empezar a tocar, y los que luego me llevaron a la gente que los influyó a ellos, como Chuck Berry o Buddy Holly.
Cuando Luna o Yo La Tengo, entre otros, aparecieron en los 90, se adivinaba la influencia de los Feelies en su música. ¿Te has encontrado con más grupos que te hayan confesado su deuda con vosotros? No se si tu has podido verla en algún otro.
– No puedo decir que haya oído alguna banda que suene algo parecida a los Feelies. Pero desde dentro es difícil hacer comparaciones. Me han comentado que los Strokes nos han mencionado como una de sus influencias. Supongo que habrán escuchado a los mismos grupos que nosotros escuchamos
¿Qué música escuchas?
– Nunca he sido un gran comprador de discos. Siempre he preferido gastarme el dinero en equipo, sobre todo porque mis amigos tienen enormes colecciones de las que cojo prestado lo que me parece. Tiendo a escuchar lo que ellos me recomiendan. Además se hace cada vez más difícil escuchar algo bueno, las emisoras underground y universitarias no son lo que eran. Creo que todavía se hace buena música, pero le cuesta más llegar a la superficie. Otro factor a tener en cuenta es que paso la mayor parte de mi tiempo tocando, o componiendo, así que cuando no trabajo escapo de la música para darle descano a mis oídos. Llevo varios años tratando un tinitus bastante severo en uno de ellos. Puede que esto también tenga algo que ver con el ambiente de mi disco, ya que cada vez aprecio más la música menos ruidosa.
Una observación personal. Siempre me ha parecido que la música de los Feelies era fantástica para conducir. ¿Te lo han comentado alguna vez?
– No recuerdo haberlo oído hasta hace poco tiempo, cuando más de una persona me ha comentado que “Wheels in Motion” suena muy bien mientras conduces. Debe ser por eso que Volvo quería usar “Let’s Go” para un anuncio. También recuerdo que le puse la maqueta de “Whatever Happened” a Dave mientras lo llevaba a casa y dijo que le parecía que estábamos en una persecución automovilística.
Carlos Rego
(Ver también artículo sobre The Feelies)
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