GETZ AND GILBERTO
Este disco surge del encuentro de dos géneros musicales en principio distantes, la bossanova y el jazz de la costa oeste, y tiene el enorme mérito, entre otros, de convertirse en uno de los más extraordinarios ejemplos de fusión de estilos que podamos recordar.
Apenas unos años antes, a finales de la década de los 50, y de la mano de Jobim, Vinicius de Moraes y Joao Gilberto, entre otros, la bossanova había renovado el panorama musical brasileño, dando lugar al nacimiento de uno de los géneros musicales más originales del siglo XX.
A su vez, Stan Getz y otros grandes del jazz del momento (Coleman Hawkins, Charlie Byrd, Cannonball Adderley…) habían comenzado a interesarse por esa nueva música que llegaba desde Brasil, algo que se materializó en grabaciones de clásicos de bossanova llevados al terreno del jazz, así como en una serie de colaboraciones con músicos de esa incipiente escena.
Ése fue el caso de Getz, portentoso saxofonista que se convirtió en pionero del acercamiento al nuevo estilo. De hecho, un año antes ya había grabado con el guitarrista Charlie Byrd (no confundir con Charlie “Bird” Parker) otro fabuloso trabajo, Jazz Samba, que anticipaba la crucial fusión de estilos.
Luego llegaría Getz / Gilberto, el disco que dio fama mundial a la bossanova, y lo cierto es que no era para menos; piezas clásicas que se deslizaban en la voz y guitarra del más inspirado cantante de bossanova, Joao Gilberto, junto al saxo tenor de Stan Getz y el piano del propio Antonio Carlos Jobim, autor de la mayoría de los temas incluidos en el disco.
A ellos se suma, a última hora, la esposa de Joao Gilberto, Astrud, quien en principio viajaba a Nueva York (lugar de la grabación) como acompañante de éste, haciendo además las veces de intérprete, pero que a insistencia del propio Stan Getz terminó cantando en algunos de los temas, lo que supuso el descubrimiento de la que luego se convertiría en una de las grandes voces de la bossanova.
El resultado de la grabación son ocho temas en poco más de treinta minutos, y una de las más inspiradas reuniones musicales que jamás hayan tenido lugar. Canciones que pronto alcanzarían el status de clásicos, como la versión de “The Girl From Ipanema” que abre el disco, y que se convertiría, sin ninguna duda, en la canción más emblemática de la bossanova, “Desafinado” (sutil ironía sobre los ‘integristas’ de la samba que despreciaban a los jóvenes intérpretes de bossanova, a quienes denominaban despectivamente “desafinados”), “So Danço Samba” o “Corcovado”, entre otras.
Versiones memorables, aumentadas y mejoradas, producto de una irrepetible alineación musical, en la que son principalmente protagonistas la voz y la guitarra de Joao Gilberto (esta última, interpretada con la característica batida de la bossanova), y el saxo de Stan Getz, que define las melodías con elegancia y lirismo; pero también el exquisito piano de Antonio Carlos Jobim, el delicado tono de Astrud Gilberto y la suave percusión de Milton Banana. Una fusión que, a diferencia de muchas que tienen lugar hoy en día, no se convirtió en un sarcástico y vampirizante ejercicio de colonialismo musical, sino en una feliz y equilibrada asociación de talentos.